Los legisladores de Pekín no pueden permitirse que la contaminación afecte al bienestar económico y social. Este sector se trata de un motor estructural del que pueden aprovecharse los inversores más inteligentes.
La huella de carbono
Este año, China alcanzará un nuevo hito en su determinación de reducir la huella de carbono si puede consolidar su posición como el mayor importador del mundo de gas natural, tras haber superado recientemente a Japón. El país es el mayor emisor de dióxido de carbono del mundo y, al mismo tiempo, un líder clave en el cambio medioambiental. Esta paradoja engloba tanto su vertiginoso desarrollo económico como su necesidad urgente de modernización.
Un elemento clave de las reformas de China es el cambio del carbón a gas natural para satisfacer sus necesidades energéticas, tanto industriales como domésticas. Aunque también se trate de un combustible fósil, el gas natural emite un 50 % menos de CO2 que el carbón. China importa la mayoría del gas desde Australia y la costa del Golfo estadounidense, aunque cada vez busca más suministro en Asia central y está mejorando sus redes de infraestructuras y gasoductos.
El crecimiento del sector de gas natural y las industrias asociadas que ha provocado este cambio está generando oportunidades para los inversores, siempre que estén dispuestos a buscar empresas que podrían beneficiarse de ello.
Energías renovables
China está comprometida de forma similar con las energías renovables, un sector al que destinó 126.000 millones de dólares solo en 2017, lo que supuso un 45 % de la inversión total mundial, según datos de las Naciones Unidas. Ese año, instaló 53GW de energía solar, más que el conjunto del mercado global en 2014.
La caída de los costes y unos tipos para la financiación de proyectos a niveles bajos de récord han facilitado estas circunstancias. Los costes de generación de energía solar cayeron un 90 % en diez años hasta 2017, según Reuters, lo que impulsó la aparición de paneles en los parques industriales y en los tejados de los hogares por toda China.
Sin embargo, el aumento en el coste de este tipo de inversión, a veces por sus bajos retornos, ha hecho que Pekín esté trabajando para retirar los subsidios a fabricantes y desarrolladores y reducir así la carga sobre el Estado. Esto significa que la industria deberá poner en marcha innovaciones tecnológicas y economías de escala para mejorar la eficiencia, al tiempo que busca el apoyo del sector privado. También hay oportunidades en las empresas que pueden beneficiarse del foco del Gobierno en las energías renovables.
La energía eléctrica
La electrificación es otro segmento que, aunque incipiente, tiene un gran potencial. China registró la mitad de las ventas de coches eléctricos en el mundo en 2017, cuando, a nivel mundial, se alcanzó la cifra total de 1,1 millones. Aunque la cantidad es minúscula si se compara con la de vehículos ligeros convencionales, entre 2012 y 2017, la tasa anual de crecimiento compuesto para los eléctricos fue del 66 %. Asimismo, las ventas de autobuses eléctricos aumentaron un 30% en 2017, y China representó el 99 % del mercado mundial.
De nuevo, los aspectos financieros han impulsado el crecimiento. El coste de las baterías de iones de litio que impulsan los vehículos eléctricos ha caído cada año desde 2010 en medio de tecnologías mejoradas y economías de escala por parte de los fabricantes. Sin embargo, mucho depende del coste de los metales de origen, como el litio y el cobalto.
Con las tarifas actuales, Bloomberg New Energy Finance prevé que, a mediados de la década de 2020, la vida útil de un vehículo eléctrico podría comenzar a superar la de un motor de combustión interna en la mayoría de los mercados. A finales de ese periodo, el desembolso inicial de un vehículo eléctrico podría ser incluso más barato. Esto podría hacer que los vehículos eléctricos concentrasen más de la mitad de las ventas mundiales en 2040.
Está claro que este será un tema de discusión para las autoridades políticas a lo largo de este año. Aquellas medidas que busquen promover la instalación generalizada de infraestructuras de carga eléctrica generarán más pistas para los inversores.
La lucha contra el calentamiento global
Finalmente, la necesidad de China de solucionar sus graves problemas de contaminación coincide con la tendencia mundial. El pasado octubre, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático advirtió de que, al ritmo actual, el calentamiento global diezmaría los arrecifes de coral y los rendimientos de los cultivos. Además, terminaría provocando la extinción de algunas especies de animales y plantas y el aumento del nivel del mar desplazaría a las poblaciones costeras en la segunda mitad del siglo.
Los gobiernos se están viendo obligados a tomar medidas, y China se encuentra a la vanguardia de este movimiento. Como con cualquier tendencia estructural, los inversores deberían estar buscando oportunidades.
Tribuna de David A. Smith, director de Gobierno Corporativo para Asia en Aberdeen Standard Investments