El campo de los tratamientos oncológicos de tercera y cuarta generación, a partir de fármacos creados a mediante anticuerpos, podría necesitar la inteligencia artificial para dar un salto cualitativo. Esto, más allá del evidente valor científico y médico del tema, creemos que puede constituir una inversión growth que merece la pena.
Los anticuerpos inmunoconjugado (ADC por sus siglas en inglés) son una clase de fármacos biológicos diseñados como terapia dirigida para el tratamiento del cáncer. A diferencia de la quimioterapia, los ADC están diseñados para atacar y eliminar las células tumorales sin afectar a las células sanas. Esta oncología de precisión innova combinando un anticuerpo monoclonal (que se dirige a las células cancerosas) y una alta carga de fármaco citotóxico (que elimina el tumor). Esta combinación se realiza a través de un enlazador, en el que el equilibrio entre resistencia y permeabilidad determinará el éxito de la innovadora terapia.
La relación entre la oncología y la inteligencia artificial es ahora objeto de una abundante literatura científica, y hemos tenido la oportunidad de informar sobre ella en varias ocasiones. La clave de la combinación anticuerpo-fármaco está en lograr el equilibrio perfecto en el enlazador (el componente clave del ADC) entre la resistencia (para unir el anticuerpo y la carga citotóxica) y la permeabilidad (para permitir que esta misma carga se libere en las células cancerosas). Un equilibrio perfecto requiere un gran número de simulaciones.
Las tecnologías de aprendizaje profundo trabajarán aquí para, en primer lugar, lograr el resultado deseado a través de una cantidad teóricamente ilimitada de simulaciones y, en segundo, para liderar el desarrollo de ADCs de tercera y cuarta generación (actualmente existen ADCs de segunda y tercera generación), que ofrecen una mayor optimización entre su composición química, fabricación y seguridad. En su último día de mercado de capitales, Nvidia ilustró cómo sus tecnologías de procesamiento paralelo utilizadas en los modelos de aprendizaje profundo podrían aplicarse a la investigación científica y médica, especialmente en oncología.
¿El sector sanitario podría ser una oportunidad de inversión?
De lo más general a lo más específico, destacan varias observaciones. En primer lugar, existe un claro interés de los principales grupos farmacéuticos del mundo por la oncología (Bristol Myers Squibb, Roche y Astra Zeneca son los ejemplos obvios). Este mismo interés también lo tienen las mayores empresas biotecnológicas / biofarmacéuticas americanas Amgem y Regeneron. Ambas destinan sus flujos de caja históricos a la oncología desde sus franquicias de inmunología e inflamación; también lo hace Gilead desde su franquicia de virología.
Desde un punto de vista científico, durante el ASCO (principal congreso mundial de oncología) de junio de 2022 los mayores aplausos fueron para la japonesa Daiichi Sankyo y la inglesa Astra Zeneca por sus resultados obtenidos en colaboración para el tratamiento de la mutación del cáncer de mama HER 2 mediante la tecnología ADC y su fármaco conjunto Enhertu.
Y desde el punto de vista del capital, las empresas farmacéuticas especializadas en ADC siguen atrayendo capital privado y público, con la adquisición de Immunomedics por parte de Gilead por 21.000 millones de dólares en 2020 y la adquisición de VelosBio por parte de Merck el mismo año.
En 2016 Abbvie había adquirido Stemcentrx por 64.000 millones de dólares. El interés económico es innegable, en este momento, The Wall Street Journal informa sobre el interés de Merck, un gigante farmacéutico, en el mayor especialista en ADC, Seagen, cuya capitalización de mercado es de 31.000 millones de dólares, y que tiene literalmente una plataforma de desarrollo de ADC para diversos tipos de cáncer.
Tribuna elaborada por Brice Prunas, gestor del fondo ODDO BHF Artificial Intelligence.