El año 2019 dio comienzo con un aniversario muy especial: el euro, uno de los pilares del proyecto europeo, cumplió 20 años. En 1999 acababa de empezar mi carrera como gestor de fondos en Jupiter AM. El euro ha pasado la mitad de su joven vida inmerso en una crisis financiera mundial que no ha dejado de poner a prueba su fortaleza y resistencia.
Mucho han cambiado las cosas en los mercados de renta fija durante estas dos décadas y los gestores de renta fija también hemos tenido que poner a prueba nuestra resistencia y aptitudes para desenvolvernos en este cambiante entorno.
Llevo casi diez años gestionando un mandato sin restricciones y he aprendido que la clave reside en invertir en aquellas áreas de los mercados de bonos corporativos que creemos que van a comportarse mejor en determinadas etapas del ciclo económico.
Estos años han reforzado la idea que constituye el núcleo de nuestro proceso de inversión: una estrategia sistemática a la par que dinámica que analiza el entorno macroeconómico para identificar riesgos y que presta más atención a los fundamentales que a la fortaleza relativa.
Nuestra cartera está diseñada con un planteamiento flexible en lo que respecta a la duración y el riesgo de crédito. Definimos nuestras posiciones de riesgo a través de un análisis macroeconómico exhaustivo, ajustamos la cartera, esperamos a que los fundamentales se materialicen… y somos pacientes.
Debido a nuestro énfasis en los fundamentales, cuando identificamos una clase de activos con gran potencial, tomamos posiciones. Eso puede ocurrir antes de que el mercado reaccione de la misma forma y podría provocar que los resultados del fondo se desviaran de los que obtienen sus competidores.
No obstante, la clave reside en un enfoque selectivo y a largo plazo con la flexibilidad necesaria: la experiencia nos dicta que la mejor forma de proceder es invertir con un alto grado de convicción.
Columna de Ariel Bezalel, gestor de la estrategia Jupiter Dynamic Bond Fund de Jupiter Asset Management