Cada año, aumenta el número de mujeres brasileñas que abren su propio negocio. Hoy, hay 24 millones de empresarias repartidas por todo el territorio nacional (PNADC – GEM Brasil, 2018). Entre otros factores, las mujeres emprenden en la búsqueda de satisfacción laboral y de nuevas alternativas económicas. De la misma medida en que contribuyen al desarrollo de la economía, las mujeres emprendedoras invierten en la educación de sus familias, estimulando el crecimiento de toda la comunidad que las rodea.
A pesar del aumento del protagonismo femenino en la economía global, debemos hacer que la sociedad sea cada vez más consciente de invertir en el emprendimiento femenino como motor activo y generador de grandes negocios. Según el Banco Mundial, existe un déficit financiero de 1,7 billones de dólares (trillones en nomenclatura anglosajona) para las micro, pequeñas y medianas empresas lideradas por mujeres de todo el mundo. Estos temas se discutieron en el foro promovido por el evento Financial Alliance for Women, una alianza global de empresas del sistema financiero en favor del empoderamiento femenino, que ha juntado este año, en Ecuador, a 300 participantes de diferentes países interesados en el tema.
La comprensión de los participantes del evento es que las empresas e instituciones necesitan ofrecer más recursos y apoyar la educación financiera de las mujeres. Debemos celebrar el progreso logrado hasta ahora, pero aún es necesario alentar la construcción de una red más amplia de contactos para que las mujeres puedan tomar decisiones y puedan delegar tareas operativas, priorizando una visión más estratégica. También es necesario fomentar la adquisición, por parte de estas mujeres, de otros conocimientos además de los financieros y de nuevas actitudes que requiere la gestión de un negocio, tales como la audacia y la ambición.
Uno de los accesos más democráticos a estos contenidos es el material en línea que ofrecen los agentes financieros. Itaú Mulher Empreendedora, por ejemplo, recibió en su plataforma digital, hasta diciembre de 2019, más de 23 mil registros de mujeres que buscan capacitación para abrir o mejorar la gestión de un negocio. Nos damos cuenta de que a medida que evolucionan profesionalmente, todos los demás aspectos de su entorno – como el social y el familiar – por ejemplo, mejoran. Cuando reciben capacitación, ellas también invierten más y tienen tasas de incumplimiento más bajas en comparación con las mujeres que no participan en programas de capacitación y apoyo.
El emprendimiento femenino es un motor del desarrollo económico. El aumento de la inclusión financiera para micro y pequeñas emprendedoras a través de productos y servicios y la mejora de la gestión financiera de sus empresas – uno de nuestros ocho compromisos de impacto positivo firmados por Itaú el año pasado – genera más oportunidades de negocio al paso que mejora la autoestima y permite el logro de la ciudadanía y la independencia financiera. Apoyar a las mujeres en este camino, ofreciéndoles recursos y condiciones para que prosperen, debe ser, por todas estas razones, un compromiso de toda la sociedad, principalmente de organizaciones con poder y ganas de generar un impacto positivo.