El sector inmobiliario ha demostrado una gran fortaleza en momentos de incertidumbre económica. Si echamos la vista atrás, podemos ver cómo la actividad residencial ha registrado cifras récord en 2021, mientras que en 2022 ha continuado siendo muy pujante. La compraventa ha tenido un componente inversor muy importante y, en 2023, seguirá cobrando relevancia, dado que el encarecimiento de las hipotecas contendrá más la apuesta por la primera vivienda.
En este contexto, la financiación participativa se ha convertido en una alternativa cada vez más popular para los inversores interesados en el sector inmobiliario. Una de las principales ventajas de esta forma de inversión es que permite a los inversores participar en proyectos inmobiliarios que de otra manera serían inaccesibles debido a la gran cantidad de capital requerido para invertir en ellos. Además, la financiación participativa en el mercado inmobiliario ofrece una mayor diversificación de la cartera de inversiones, lo que reduce el riesgo para el inversor.
Otra ventaja importante es que propone un mayor grado de transparencia a los inversores, ya que tienen acceso a información detallada sobre los proyectos inmobiliarios en los que están invirtiendo, lo que les permite tomar decisiones informadas.
De entre todas las alternativas que ofrece la financiación participativa en el real estate español, el crowdlending inmobiliario se ha convertido en una de las opciones de inversión indirecta más atractivas, ya que ha permitido al pequeño inversor tomar parte de un negocio que hasta ahora estaba reservado a grandes fortunas e inversores profesionales.
Las plataformas de financiación participativa han dotado a este tipo concreto de inversor de la oportunidad para invertir en el sector inmobiliario sin los trámites burocráticos y la lentitud operativa de la inversión tradicional en inmuebles. Su evolución estos últimos años dentro del mercado español demuestra que se trata de un segmento con un fantástico potencial y las plataformas que más recaudaron fueron las especializadas en activos inmobiliarios.
Otra de las ventajas del crowdlending es su potencial para convertirse en una herramienta estratégica para fomentar la construcción de nuevas viviendas, lo que contribuiría a equilibrar la oferta y la demanda. En ciertas zonas, los inmuebles de obra nueva se venden rápidamente, lo que deja a muchos compradores sin la opción de adquirir una propiedad en la ubicación que desean debido a la falta de inventario. Los altos costos de los materiales han generado presión en la industria de la construcción, como se evidencia en las cifras de permisos de construcción en España, donde sólo se autorizaron 2,2 viviendas por cada 1.000 habitantes. A pesar de que la inflación ha disminuido y se espera un escenario más alentador para el 2023, aún es posible que no se alcance la meta de construir 150.000 viviendas al año.
Del mismo modo, este método de financiación se convierte en una gran oportunidad de inversión en préstamos para la compra de suelo finalista o para cubrir distintas fases del desarrollo de proyectos inmobiliarios. Con plataformas y proyectos que superan el 8% de rentabilidad anual, que es la tasa interna de retorno (TIR) que ofrecieron algunas plataformas a sus inversores en 2022, podemos acercarnos a la ansiada libertad financiera.
En definitiva, el crowdlending inmobiliario es una gran oportunidad de inversión para el pequeño inversor que quiere invertir en el sector inmobiliario sin tener que hacer frente a la barrera de entrada que supone la compra de una propiedad. Además, la inversión en préstamos inmobiliarios permite al inversor aprovechar el gran potencial que ofrece el sector inmobiliario en un momento de incertidumbre económica.
Tribuna de Íñigo Torroba, CEO de Civislend