Después de tener un inicio de año bastante turbulento, los mercados financieros globales están teniendo un comportamiento más estable en estos últimos días. Mucho ha tenido que ver la expectativa de que el mercado petrolero se está estabilizando, así como las acciones de política monetaria que se están implementando en Japón y en la zona Euro.
Sin embargo, el evento más relevante en mi opinión, fue el discurso de Janet Yellen el pasado 29 de marzo, en donde envió un mensaje de cautela respecto a la velocidad con la cual la Fed en Estados Unidos estaría subiendo las tasas de interés. En particular, mencionó que la aceleración de la inflación en Estados Unidos no ha marcado una tendencia clara y que existen riesgos a la baja en el crecimiento económico. Incluso -y es lo que más me sorprendió- sugirió que los riesgos de la economía ponen a la política monetaria en una situación complicada, ya que si las cosas empeoran, la Fed sólo podría regresar a tasa cero, recortando nuevamente 25 puntos base la tasa de interés, dejando un nivel de estímulo monetario muy limitado. Obviamente, mencionó, que se puede implementar otro estímulo monetario no convencional, como lo hizo en 2012 (el llamado “relajamiento cuantitativo” o QE por sus siglas en inglés). Esto refleja que lo mejor que puede hacer por el momento, es mantenerse neutral, hasta tener más información sobre el estado de la inflación y la actividad económica.
Estas declaraciones tuvieron una reacción positiva en el mercado, notablemente en las bolsas accionarias así como en los tipos de cambio, al debilitarse el dólar. El peso mexicano, por ejemplo, se apreció 1.4% tras el discurso. En ese sentido, toda vez que existen riesgos en la actividad económica mundial y que otros bancos centrales están implementando políticas monetarias expansivas, es muy probable que la Fed se lo tome con mucha calma.
En Barclays estamos esperando dos alzas de interés por parte de la Fed (junio y diciembre), pero existen riesgos que podrían reducir esta posibilidad:
- Caídas adicionales en el precio del petróleo, toda vez que quizás veamos una demanda más débil en el transcurso del año, con una oferta que todavía parece ser excesiva.
- Eventos de volatilidad financieras derivados de una mayor probabilidad de observar una salida del Reino Unido de la Unión Europea, lo que implicaría un costo en la actividad económica de la región y otras complicaciones en el sector financiero en esa región.
- Que la debilidad del comercio mundial afecte profusamente la actividad económica en Estados Unidos, exacerbando el bajo crecimiento.
- Que se “politice” la decisión de política monetaria a la luz de las elecciones en Estados Unidos.
Cualquiera de estos eventos quizás motive a la Fed a no mover la tasa de interés durante el resto del año. Esta acción también se justificaría dada la divergencia de política monetaria alrededor del mundo, particularmente en Japón y en Europa, donde estamos observando tasas negativas de interés. Que la Fed sea paciente y cautelosa, daría un respiro a los mercados financieros, sobre todo a los emergentes, los cuales son los más sensibles a una mayor tasa de interés en esa nación.
En México, Banco de México se ha visto obligado a subir la tasa de referencia ante los riesgos observados en el ámbito fiscal. Sin embargo, creemos que el Gobierno va a cumplir las metas de balance en los siguientes años y se ajustará a la nueva realidad de bajos precios del petróleo. En ese sentido, el peso seguirá afectado por los riesgos globales anteriormente mencionados, pero creemos que Banco de México tiene espacio para seguir esperando a la Fed. La tasa de interés ya ha aumentado 75 puntos base en los últimos tres meses, lo que sugiere suficiente apretamiento monetario. Por otro lado, la inflación sigue muy cerca del objetivo de Banxico y dudamos que motive alzas adicionales.
La fragilidad de la economía mundial sigue latente. En los siguientes meses veremos mayor volatilidad con toda seguridad. En este contexto, las tasas de interés parece que permanecerán bajas por un periodo prolongado, ya que al parecer, es lo mejor que se puede hacer.
Columna de Marco Oviedo