“El momento ha llegado”: fue la frase usada por el presidente de la Reserva Federal americana sobre su disposición para iniciar el recorte de tipos. Esta nueva fase dentro de la política monetaria americana reavivará el interés por los activos de riesgo, entre los que las criptomonedas se posicionan como una de las opciones de mayor potencial de retornos.
La aprobación de 11 ETFs con subyacente spot bitcoin por parte de la SEC en enero de este año representó la legitimación de este criptoactivo, cuya rentabilidad media anualizada ha sido superior al 60% en los últimos 10 años. Desde entonces, los productos de BlackRock, Fidelity o Franklin Templeton han tomado distintos porcentajes en las carteras o balances de más de 600 entidades financieras como Goldman Sachs, el fondo de pensiones de Wisconsin o el hedge fund Millennium.
En qué invertimos cuando invertimos en criptomonedas y cómo se valoran
Las criptomonedas son parte intrínseca de la incipiente tecnología blockchain. De forma muy simplificada, podemos entender las criptomonedas como unidades de valor dentro de una blockchain. De este modo, invertir en una criptomoneda representa una tesis de inversión de que estas unidades de valor se revalorizarán, principalmente gracias al incremento de la adopción de la tecnología blockchain en el tiempo.
Esto sería algo parecido a si hubiéramos podido invertir en el protocolo de comunicación de Internet (TCP/IP) a principios de los años 90, apostando a que Internet se convertiría en una red global de información. Sin embargo, a diferencia de Internet, donde el TCP/IP es el estándar de comunicación, el ecosistema blockchain se está perfilando como un espacio en el que posiblemente coexistan e interoperen varias redes. De ahí el número de monedas y la necesidad de seleccionar las que están posicionadas para tomar un papel protagonista.
Del mismo modo que la valoración de activos emergentes como startups tecnológicas, la valoración de las criptomonedas es más un arte que una ciencia. Aunque hay modelos de valoración como el stock-to-flow para bitcoin, o modelos más tradicionales como el descuento de caja a partir de las comisiones generadas por redes como ethereum, el grado de precisión de estos modelos es aún limitado. Es por ello que técnicas de valoración utilizadas en industrias como el capital riesgo, como las comparativas entre distintos proyectos o el cálculo del coste de duplicación, pueden ser más adecuadas, aunque nunca exactas tampoco ya que se trata de una industria nueva.
Alternativas de inversión
Actualmente, el inversor tiene a su disposición una gran variedad de formas para acceder al mercado de criptomonedas.
Si optase por invertir de forma directa, existen plataformas de intermediación especializadas –los denominados exchanges– que empiezan a estar reguladas con la entrada en vigor de la regulación europea en materia de criptoactivos (MICA). Uno de los aspectos fundamentales que el inversor debe considerar sobre esta opción es la custodia, ya que la pérdida de las llaves privadas supondría también la pérdida definitiva a los activos. Como alternativa a la inversión directa a través de los exchanges, el inversor tiene a su disposición un amplio número de ETPs con un número creciente de monedas como subyacente.
En el caso de querer delegar la gestión de una cartera de criptomonedas, el inversor tiene a su disposición tanto productos de gestión pasiva como de gestión activa. El acceso a la gestión pasiva a través de ETFs puede ser una buena opción para aquellos inversores que quieran entrar en el mercado con una cesta de monedas determinada, bien por la capitalización de mercado (Top 5 o Top 10), bien por sector (DeFi, Gaming, Metaverso). La aproximación a través de la gestión activa es, quizás, el más interesante. Aunque no hay datos oficiales, se calcula que hay más de mil fondos dedicados a la inversión en criptomonedas en el mundo. El activo permite un sinfín de opciones, desde estrategias direccionales liquidas o a través de capital riesgo a estrategias de market neutral o cuantitativas para explotar las ineficiencias del mercado.
Es en este espacio donde se puede crear realmente alfa, tanto en mercados alcistas como bajistas, y realizar una gestión activa del riesgo. Estos fondos o gestoras especializadas han ocupado un espacio en el que aún no han entrado las grandes gestoras tradicionales. Es por ello que es importante que el inversor realice un análisis exhaustivo tanto de la estrategia del fondo como de la experiencia del equipo gestor, así como de los detalles legales y operativo del vehículo de inversión.
En conclusión, el mercado de criptomonedas sigue siendo un mercado atractivo para aquellos inversores que busquen invertir de forma líquida en una tecnología incipiente en búsqueda de mayores retornos. Si bien es cierto que la industria ha madurado desde el ciclo anterior, y regulaciones como como MICA ayudan a la protección de los inversores, es imperativo un análisis exhaustivo tanto del activo como de su operativa y las potenciales formas de acceder a él. Vehículos de gestión activa con estrategias bien diseñadas pueden ayudar al inversor a crear alfa a la vez que reducir la volatilidad intrínseca del activo.
Tribuna elaborada por Ariel Navarro, partner en Whale Capital