En esta segunda mitad de 2016, los abanderados de la diversificación volvemos a respirar felicidad. Pese a las turbulencias experimentadas en los últimos meses, sin que los mercados mundiales de renta variable se anotaran ningún avance real, los inversores bien diversificados alcanzaron la mitad del año con resultados favorables.
Las carteras mundiales diversificadas no solo han ofrecido una menor volatilidad que las carteras compuestas exclusivamente por renta variable durante la primera mitad del año, sino que han generado además una mayor rentabilidad. Después de un año como el de 2015, cuando parecía que cuanto más diversificada estaba una cartera, peores resultados se obtenían, nos complace observar (aunque sin llegar a sorprendernos) que la diversificación vuelve a aportar grandes ventajas a los inversores.
Catalizadores del reciente éxito
No todo son buenas noticias conforme nos adentramos en la segunda mitad de 2016. Si examinamos los dos motivos principales por los que la diversificación está dando frutos, tenemos razones suficientes para cuestionar la durabilidad de cada uno de ellos. Al analizar nuestra estrategia de inversión de cara al tercer trimestre y más allá, debemos ser conscientes de que las ventajas que ofrece la diversificación tienen sus límites. Y una vez alcanzados dichos límites, hemos de considerar otras técnicas que presenten cualidades similares a las que normalmente esperamos de la diversificación. El análisis de las condiciones actuales del mercado nanciero sugiere que estos límites podrían no estar muy lejos.
La eficacia de la diversificación como estrategia de inversión durante la primera parte del año 2016 puede atribuirse a dos características importantes de la rentabilidad del mercado financiero durante este periodo. En primer lugar, destacamos la fidedigna facultad de los bonos sensibles a los tipos de interés para contrarrestar las pérdidas de la renta variable.
Por ejemplo, durante las seis primeras semanas del año en curso, el índice S&P 500 retrocedió más de un 8%, mientras que el índice Bank of America Merrill Lynch 10-Year Treasury se revalorizó más de un 4%. Si bien una cartera que invierte en acciones y bonos podría haber sufrido una caída durante este periodo, la magnitud de dicha caída habría sido mucho menos pronunciada (y, por lo tanto, la recuperación mucho más fácil) que en el caso de una cartera compuesta solo por acciones. La aritmética de la combinación favorece una menor volatilidad de las rentabilidades.
El segundo catalizador lo representa la excelente trayectoria que describieron algunas de las clases de activos más fustigadas el año pasado. A título de ejemplo, la rentabilidad desde principios de año (a 30 de junio de 2016) del índice Goldman Sachs Commodity era del 9,9%, una cifra holgadamente superior al dato de rentabilidad del 1,2% del índice MSCI ACWI, representativo de la renta variable mundial. Del mismo modo, la rentabilidad en lo que va de año de la renta variable emergente, medida según datos del índice MSCI Emerging Markets Equity, ha superado tanto al mercado estadounidense como a los mercados desarrollados fuera de Estados Unidos.
Cabe reseñar que estas clases de acciones sumamente rentables figuran entre las más duramente castigadas por la fortaleza del tipo de cambio del dólar estadounidense. No es casualidad que el billete verde se haya debilitado, en líneas generales, durante la primera mitad de 2016.
Continuamos haciendo hincapié en las intemporales ventajas de la diversi cación para aquellos inversores preocupados por gestionar el per de riesgo/rentabilidad de sus carteras. Ahora podemos señalar la primera mitad de 2016 como otro ejemplo del poder de la diversi cación para atenuar la volatilidad de la cartera, al tiempo que ofrece a los inversores exposición a numerosas fuentes de rentabilidad. Sin embargo, en el actual entorno de inversión, también hemos observado que estas ventajas pueden verse mermadas por el aumento de la correlaciones o unas menores expectativas de rentabilidad.
Por tanto, insistimos en que incluso los inversores más diversi cados no deberían caer en la complacencia en relación con sus carteras, y consideramos que, en el conjunto del año, los inversores podrían resultar favorecidos si complementan su estrategia básica de diversi cación con tres herramientas adicionales:
- En nuestra opinión, la cobertura cambiaria cobra sentido, pues la fragilidad de la libra esterlina, el euro y posiblemente el yen japonés podría erosionar las rentabilidades de las inversiones denominadas en dichas divisas.
- Además de los bonos, consideramos que las inversiones que pueden diversificar el riesgo de renta variable deberían incorporarse con el de reforzar la resistencia de las carteras a la presión bajista. Dichas inversiones podrían abarcar las estrategias alternativas líquidas seleccionadas en función de su correlación con la renta variable, o las coberturas de renta variable explícitas.
- Creemos que un proceso activo de reducción del riesgo sería razonable en caso de deterioro de las condiciones para los activos de riesgo.
Jeff Knight es director global de Soluciones de Inversión y Codirector de Asignación de Activos Mundiales de Columbia Threadneedle Investments.