La prensa financiera está inundada con historias que subrayan la correlación entre una curva de rendimiento invertida, en la que los rendimientos a largo plazo de los bonos del Tesoro estadounidense caen por debajo de los rendimientos de la deuda soberana a corto plazo, y una recesión. Por lo que, como inversor, una vez que la curva de rendimiento se invierte, probablemente querrás infraponderar la renta variable y sobreponderar los bonos del Tesoro, ¿no? Después de todo, históricamente, el índice S&P 500 ha disminuido en un 33% durante las caídas de mercado desde 1929 y los tipos de interés suelen caer durante las recesiones.
Si todo fuera tan simple. En los últimos 60 años, mientras que la curva de tipos se ha invertido antes de cada recesión, registrando únicamente un falso positivo, la subsiguiente aparición de la recesión a veces ha tardado años en desarrollarse. Por ejemplo, la economía estadounidense no cayó en recesión hasta aproximadamente dos años y medio después de que los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años cayeran por primera vez debajo de los rendimientos de los bonos a 2 años a mediados de 1998. Y durante ese tiempo, que incluye la burbuja de las “puntocom”, el S&P 500 avanzó más del 40%. Claramente, saber que una recesión está llegando y el momento de su llegada son dos cosas muy diferentes. No acertar en el timing puede ser ruinoso, y para complicar la ecuación, esta el hecho de que la curva puede invertirse, regresar a su forma tradicional y volver a invertirse varias veces antes de una recesión. Por ejemplo, antes de la recesión de 1990, los rendimientos de los bonos del Tesoro a 2 y 10 años se invirtieron, una y otra vez durante todo un año. ¿En cuál de las muchas señales de inversión de la curva deberían haberse enfocado los inversionistas? Es difícil de saber.
No es la misma curva de rendimiento en la que invirtieron tus padres
Por lo general, los rendimientos de los bonos a largo plazo, como los bonos a 10 años, suelen ser mayores que las letras y notas a un vencimiento menor, pues los inversores demandan una mayor compensación por bloquear su dinero por un tiempo mayor. Pero, en la actualidad, el diferencial entre los rendimientos del Tesoro a corto y largo plazo está bastante comprimido. Y, si la curva de rendimientos continúa estrechándose al ritmo actual, no pasaran muchos meses antes de que los rendimientos de los bonos a 10 años se sitúen por debajo de los rendimientos de la nota a dos años. Pero dados estos años de una extraordinaria intervención por parte de los bancos centrales en los mercados de bonos globales, ¿envía la misma señal una curva de tipos invertida tal y como lo hizo en ciclos económicos anteriores? No estamos seguros de que lo haga.
¿Qué es lo que hace que la curva se aplane y que en ocasiones llegue a invertirse? Por lo general, una política monetaria más restrictiva por parte de la Reserva Federal estadounidense, teniendo en cuenta que los efectos de una política restrictiva por parte de la Fed suele ser mucho más fuerte en la parte corta de la curva que en la parte larga. Y un aplanamiento de la curva, así como una inversión en la curva, tiende a suceder en la parte final del ciclo conforme la Fed comienza a subir los tipos de interés. Y, que los ciclos, por definición, terminan en recesión. Pero es un salto lógico sugerir que la inversión de la curva puede causar una recesión. En nuestra opinión, mientras hay una correlación, no hay necesariamente causalidad.
E incluso, si hubiera causalidad en el pasado, podemos recordar la ley de Goodhart: cuando una medida se convierte en el objetivo, deja de ser una buena medida. En otras palabras, cuando los participantes del mercado, incluyendo la Fed, se concentra en un solo aspecto, como puede ser la forma de la curva de rendimiento, esta deja de ser una métrica efectiva.
¿Qué es diferente esta vez?
Este ciclo económico es único cuando se compara con otros ciclos económicos posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Para empezar, nuestro ciclo actual se ha visto influenciado por el uso de medidas de relajamiento cuantitativo por parte de la Fed, que resultó en una hinchazón de su balance contable. Muchos podrían argumentar que es precisamente el programa de compras, desde un 5% del producto interior bruto con anterioridad a la crisis financiera global, a un pico de aproximadamente un 25% del PIB en 2014, ha cambiado la dinámica tradicional en lo que se refiere a una inversión de la curva. El masivo programa de compras ejecutado por la Fed parece haber reducido la prima de vencimiento, el exceso de rendimiento que los inversores necesitan por comprometer sus posiciones en el largo plazo en lugar de en una serie de bonos a corto plazo. Los economistas de la Fed estiman que las tasas a largo plazo pueden ser del 0,75%-1,00% más bajas de lo serían en ausencia de un tamaño del balance contable fuera de lo normal. Algunos defienden que teniendo en cuenta el volumen de las políticas de relajamiento cuantitativo y su impacto moderador sobre la prima de vencimiento, la curva se debería tener que invertir entre 50 y 100 puntos básicos antes de que proporcione la señalización de una recesión en el pasado. Dicho esto, cada ciclo de negocio desde 1980 ha mostrado unas características únicas en relación a la prima de vencimiento, por lo que no estamos tan convencidos de que el argumento de la prima de rendimiento sea particularmente útil a la hora de establecer el timing de una recesión.
Otra característica única de este ciclo es que las tasas nominales son mucho menores que en los ciclos económicos previos, por lo que una inversión de la curva puede proporcionar una señal diferente a la enviada en el pasado. Algunos podrían argumentar que es más difícil invertir la curva cuando los rendimientos en la parte más próxima de la curva, dos años o menos) -a pesar de haber subido en los últimos años- siguen siendo anormalmente bajas. Para ilustrarlo, el caso de economía japonesa, con sus tasas de interés súper bajas, no ha experimentado inversiones en la curva con anterioridad a una recesión desde 1991, aunque ha caído en recesión en siete ocasiones desde ese año. Mientras que una inversión de la curva en Estados Unidos, a unos niveles tan bajos de tipos de interés, puede ser una señal más poderosa que en el pasado, no hay una evidencia empírica que pueda respaldar esta afirmación, por el momento.
Una rareza adicional de nuestro ciclo actual es que no todas las secciones de la curva de rendimiento se están comportando de forma similar. De hecho, la parte corta de la curva -desde la tasa de fondos federales hasta los dos años- se ha inclinado, mientras que el segmento entre 2 y 10 años, mucho más vigilado, se ha aplanado. Estaríamos más preocupados por la llegada de una recesión si ambas curvas estuvieran invertidas. El tramo de la curva que comprende desde la tasa de fondos federales hasta los 2 años de vencimiento es particularmente importante para el sistema bancario, ya que en esa parte es donde la mayoría de los bancos trabajan sus márgenes. En el caso en el que se invierta el punto actual, en el que los bancos pagan más por los depósitos a corto plazo que por los préstamos a 2 años, el flujo de los créditos bancarios podría secarse, limitando el crecimiento económico.
Atención a la macro
Por lo tanto, si los inversores no pueden confiar reflexivamente en la pendiente de la curva para ayudarse a guiar en la asignación en activos, ¿que deberían tener en cuenta? A nuestro modo de ver, deberían observar cuidadosamente los datos macroeconómicos. Los datos de alta frecuencia, tales como los índices de gestores de compras manufactureros, las nóminas no agrícolas y las solicitudes iniciales de desempleo, en conjunto, pueden ayudar a guiar la toma de decisiones de manera más integral que a depender demasiado de un solo indicador. Este tipo de indicadores macroeconómicos podrían ser una buena señal para evaluar si la Reserva Federal actuaría de una forma muy restrictiva, empujando a que las tasas a corto plazo se eleven demasiado, y en último lugar desencadenando una recesión.
Columna de opinión de Erik S. Weisman, estratega jefe y gestor de renta fija de MFS Investment Management.