Las empresas familiares son los principales motores de la economía y muestran en general un rendimiento sostenido en el mercado de valores, como se ha demostrado recientemente durante la pandemia del COVID-19. A los inversores con un horizonte de inversión a largo plazo les puede merecer la pena invertir en las empresas familiares en todas las fases del mercado bursátil. En mi opinión, la razón de ello radica en su poderoso e invisible factor alfa, la confianza, un aspecto que goza de especial relevancia en el entorno incierto de los mercados actuales.
Durante la pandemia del COVID-19, las personas han vuelto a pasar más tiempo en casa. Muchas de ellas han pasado ese tiempo desarrollando ideas de negocio, en nuestra opinión interesantes, como demuestra el aumento significativo de la cifra de creación de empresas. Aunque solo una pequeña parte de las empresas recién creadas logran tener éxito a largo plazo, consideramos que las empresas familiares y su espíritu emprendedor siguen constituyendo los principales motores de la economía. Se calcula que, a escala mundial, las empresas familiares representan dos tercios de todas las empresas, con una proporción de alrededor del 70% en el PIB global.
Las empresas familiares han demostrado en múltiples ocasiones una notable capacidad de resistencia en tiempos de crisis económicas y de renovación y persistencia en las diferentes fases del mercado, en nuestra opinión. Como ejemplos pueden citarse empresas familiares como Hermès, Merck y L’Oréal. Las empresas familiares superan el rendimiento del mercado de valores general Este dinamismo y resiliencia no han pasado desapercibidos en el mercado bursátil. Diversos estudios demuestran que, a largo plazo, las empresas familiares superan el rendimiento de la renta variable en general.
Un análisis publicado por el Credit Suisse Research Institute cifra en un 4% el rendimiento superior de las empresas familiares en comparación con otras empresas desde 2006. Este rendimiento superior ha continuado a lo largo de la pandemia. Nuestra visión es que la combinación de un espíritu innovador, agilidad y de una gestión prudente junto con un bajo nivel de apalancamiento ha demostrado una vez más la capacidad de estas empresas para adaptarse rápidamente a las nuevas realidades del mercado. Esta resistencia a las crisis ha sido más necesaria que nunca antes a lo largo de los dos últimos años y se ha visto recompensada adecuadamente en los mercados bursátiles.
Otra de las razones del rendimiento superior durante la pandemia ha sido, a nuestro juicio, la pertenencia sectorial: las empresas familiares tienden a estar más representadas en los sectores de bienes de consumo e industrial, aunque muchas de ellas también se han posicionado para tener éxito a largo plazo en los sectores de salud e informática.
Crecimiento rentable sostenido
Las empresas familiares gestionadas con éxito pertenecen a los llamados valores de primera clase del mercado de renta variable. La sólida cultura empresarial combinada con el horizonte de inversión a largo plazo, la fuerte cultura de innovación y balances sólidos hacen que las empresas familiares tiendan a enfocarse en aumentar de forma sostenida su rentabilidad.
En la última década, caracterizada por bajos tipos de interés e incertidumbre económica, este tipo de valores fue altamente demandado gracias a la consistencia de su desempeño operativo. En muchos casos, esto se reflejó en fuertes incrementos de sus valoraciones.
No obstante, en un contexto de inflación elevada y posibilidad de un incremento de los tipos de interés por parte del banco central estadounidense (Fed), muchos de estos valores se han visto bajo una gran presión recientemente. Los análisis sugieren que en épocas de fuerte recuperación cíclica y de subida de los tipos de interés, las empresas familiares van a la zaga del mercado debido a su sesgo de calidad. Si bien la invasión rusa de Ucrania y las consecuencias para la economía mundial plantean dudas sobre el alcance de la recuperación cíclica, lo cierto es que las presiones inflacionarias y la correspondiente expectativa de subida de tipos persisten.
La confianza de los inversores
Incluso en este contexto, nuestra visión es que invertir en empresas familiares merece la pena incluso en fases de subida de tipos. Creemos que la razón de ello radica en su poderoso e invisible factor alfa: la confianza. Gracias a sus particulares vínculos empresariales, las empresas familiares suelen ser más atentas y estar tanto más dispuestas a responder a los intereses de los clientes, los empleados y socios comerciales, como comprometidas con su responsabilidad social. Además, tienen una mayor tendencia a reinvertir los beneficios en la empresa, lo que genera confianza y constituye la clave de su éxito.
A pesar de que las acciones de algunas empresas familiares exitosas probablemente sufrirán una corrección de valoración a corto o medio plazo, ello no debería afectar a la confianza de los inversores en su relevancia en el largo plazo. A la larga, merece la pena participar en el espíritu innovador y en las visiones de las empresas familiares y seguir estando invertido en ellas.
Tribuna de Gianfranco Iafigliola, gestor de fondos en Credit Suisse Asset Management.