El Brexit ha tenido distintas consecuencias para los mercados, que aparentemente ya descuentan una relajación significativa de la política monetaria del Banco de Inglaterra en el caso de una salida de facto de Gran Bretaña de la UE.
Por su parte, es poco probable que el BCE se quede de brazos cruzados si se produce una desaceleración del crecimiento y veamos una lucha cuerpo a cuerpo. Después de que el cero ahora ya tampoco sirve como límite inferior natural de los tipos de interés, no hay a la vista ningún final. Ha comenzado «La carrera hacia el abismo».
Los bancos se ven privados de su modelo comercial en este mundo de bajos tipos de interés durante un periodo de tiempo largo. El mercado ha reconocido lo mismo y castiga por consiguiente a los títulos bancarios. A pesar de que este año hasta la fecha ningún parqué bursátil europeo ha celebrado realmente nada a lo grande, el índice Stoxx 600 mantiene un estatus bastante saneado, acumulando hasta la fecha una pérdida anual de aproximadamente el 9%, mientras que si nos fijamos en las acciones bancarias, se dejan un 30% hasta la fecha y no hay final real a la vista.
Creemos que aún es demasiado temprano para pensar en que la tendencia va a invertirse y en Europa nos mantenemos en su mayor parte alejados de este sector. La política de bajos tipos de interés del BCE y del BoE no va a durar mucho, ya que con gran seguridad se endurecerá.
En este contexto, la Fed parece el último bastión de normalidad y sensatez en el océano de las políticas ZIRP (Zero Interest Rate Policy, política de tipos de interés cero) y NIRP (Negative Interest Rate Policy, política de tipos de interés negativos). La Fed permitió en diciembre del año pasado que germinara la esperanza de un mundo de tipos positivos, con el que estaríamos más familiarizados. Durante el primer semestre del año 2016, especialmente turbulento, fluctuaba la probabilidad implícita de un movimiento al alza de los tipos de interés entre el 0 y el 45%. Después de que los datos económicos de junio desvelaran ya con claridad un posterior debilitamiento en el crecimiento estadounidense, el mercado espera que la Reserva Federal se dé finalmente por vencida tras el Brexit.
La inteligencia colectiva del mercado no cree en un incremento de tipos de interés para la siguiente reunión que se celebrará el 27 de julio de 2016. Pero no queda ahí la cosa. Asimismo se espera, en lo que a futuros avances de tipos se refiere, que la situación se vaya moderando mucho más en comparación con la de comienzos del presente año.
Entonces aparecieron en el mercado incrementos de 150 puntos básicos en los siguientes cuatro años. Durante las últimas semanas esta previsión se ha visto rebajada hasta 50 puntos básicos y, todo ello, con vista a los siguientes cuatro años. Dicho de otra forma: si se confirmaran las expectativas del mercado, entonces habría también caído el último bastión. Y, con ello, la situación con la que estamos familiarizados en la que el dinero tiene un precio, se alejaría en la distancia.
En este entorno de tipos de interés no tan optimista, los inversores tendrán que comprar valores de renta variable tarde o temprano. A pesar de todo ello, siempre hay que tener presente que la rentabilidad por dividendo más atractiva no sirve para nada si el valor cae a mínimos, ya que los riesgos políticos dominan los mercados. En el caso de Gran Bretaña estos riesgos son totalmente domésticos, innecesarios y posiblemente infructuosos. Entonces todo esto nos evoca los tiempos del Circo volador de Monty Python y su Ministerio de los andares tontos. Solo nos queda decir para terminar, guiñando un ojo, que «Están locos estos británicos«.
Columna de Guido Barthels, gestor de ETHENEA Independent Investors S.A., e Yves Longchamp, responsable de análisis de la firma.
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