Son muchas las preocupaciones y problemas que el sistema educativo genera en todos los que somos padres.
Nuestros hijos se enfrentan a los primeros años de su formación y en ellos se van a jugar una parte importante de su futuro. Si la vida es un maratón, tenemos que ser conscientes de la importancia de esos primeros kilómetros que van a marcar nuestro ritmo y nuestras posibilidades de éxito para llegar a la meta con una buena marca.
Por un lado están las materias que se estudian. Los planes educativos son siempre una fuente de disputa pero yo me atrevería a decir que hay tres pilares fundamentales que si no son bien cimentados desde el inicio nos van a repercutir toda la vida.
El primero es lograr la eficiencia total en lectura y escritura. Les aseguro que incluso dentro de mi profesión en que estas dos habilidades son básicas a veces siento vergüenza al leer determinados textos o correos electrónicos.
El segundo pilar sería una buena base de las operaciones matemáticas básicas. Algo tan sencillo como saber sumar, restar, multiplicar y dividir. Les invito a que hagan una prueba entre sus familiares y amigos cercanos para que se den cuenta hasta qué punto las deficiencias de base en esta materia marcan negativamente nuestra vida cotidiana.
Por último, la tercera columna para fortalecer desde niños nuestra formación posterior es el conocimiento de idiomas. Viviendo en el sur de la Florida es imperdonable no velar para que nuestros hijos dominen el inglés y el español. Una ventaja que les hará fuertes cuando se enfrenten al mundo laborar cada día más movible y globalizado.
Sin tener bien amarradas estas habilidades desde edad temprana, la evolución posterior será mucho más costosa y complicada. Incluso altos ejecutivos de grandes compañías sufren en silencio sus deficiencias de base y echan mano de otros profesionales de menos rango para subsanarlas con el consiguiente perjuicio de tiempo y dinero.
Pero si fundamental es la formación académica, más lo es si cabe la moral. Los valores que inculcamos a los más pequeños también les van a acompañar toda la vida.
A veces las largas jornadas laborales nos impiden compartir con nuestros hijos el tiempo necesario para transmitirles que por encima de todo tenemos que ser buenas personas y ser solidarios y responsables dentro de la sociedad en que vivimos. Insisto, la vida es una carrera de fondo. Ayudemos a nuestros hijos en sus primeros años a tomar el impulso que les lleve al equilibrio del éxito.