La incertidumbre sigue presente a medida que los resultados electorales en todo el mundo apuntan a un freno de la temática de la globalización, y es probable que los mercados emergentes sean los más perjudicados.
El principal impacto inmediato se dejará notar allí. De hecho, ya fuimos testigos de la caída del peso mexicano tras la elección de Trump, y el banco central del país centroamericano celebraba una reunión de urgencia. La última vez que dicha divisa experimentó tal retroceso, el Banco Central de México intervino subiendo los tipos de interés, y unas semanas después hemos asistido de nuevo al anuncio de un incremento de los tipos. Aunque el dólar estadounidense se ha revalorizado frente a las divisas de mercados emergentes, el billete verde ha cedido gran parte del terreno ganado en el pasado frente al euro y el yen.
Según nuestras previsiones, este resultado tendrá un efecto dispar en los mercados de renta variable, con una penalización inicial a corto plazo a medida que el mundo se ajusta a un aparente aumento del riesgo económico y geopolítico.
China supondrá un especial motivo de preocupación dado el discurso de Trump con respecto al comercio y los aranceles. Europa seguirá revelando una enorme fragilidad a medida que se van sucediendo más citas electorales, y puede que la temática antiglobalización persista.
Economía en Estados Unidos
En lo tocante a la economía interna estadounidense, los claros ganadores serán las infraestructuras, especialmente las carreteras, los puentes, los aeropuertos y los sectores que se beneficien de fusiones y adquisiciones y de la consolidación del sector, algo con lo que Trump se siente especialmente motivado.
El sector financiero se verá favorecido por la relajación de la normativa Dodd-Frank, mientras que el sector de defensa probablemente prosperará. Otros sectores con posibilidades de avanzar son el consumo discrecional, el consumo básico, las telecomunicaciones, la energía y la minería.
Anticipamos que la relajación fiscal se materializará en forma de recortes fiscales, centrados en concreto en los consumidores de menor gasto, así como en un aumento de la inversión en infraestructuras. Dado el probable aumento de los déficits presupuestarios, prevemos una positivización de la curva de los rendimientos de la renta fija; además, Trump ha realizado algunos comentarios desconcertantes sobre una falta de compromiso con el reembolso de la deuda.
El proteccionismo comercial constituye tal vez el mayor temor en el ámbito económico, ya que podría traducirse en una situación de «estanflación». Las expectativas de inflación en Estados Unidos ya han experimentado un vuelco, y el proteccionismo agravará dichos miedos. A fin de cuentas, la incertidumbre sobre la política monetaria, el proteccionismo y la relajación fiscal no propician un entorno de tipos más reducidos.
De forma más general, este resultado podría traer consigo grandes repercusiones que llevará tiempo entender, entre las que se incluye, por ejemplo, el papel de Estados Unidos en el seno de instituciones internacionales como la OTAN, el FMI y las Naciones Unidas. El electorado estadounidense ha votado por el cambio, si bien cabe recordar que las políticas mencionadas por Trump han sido un tanto superficiales y no sabemos cuáles de sus anuncios de campaña se utilizarán en el proceso de una rigurosa formulación de políticas. Se irán dando más acontecimientos en las semanas venideras, pero puede que, entretanto, los mercados sigan mostrando volatilidad conforme lidian con la continua incertidumbre.
Mark Burgess es director de Inversiones para EMEA y director Global de Renta Variable.