La deuda corporativa high yield ha vivido una buena racha en lo que llevamos de año y este hecho probablemente refleja esa idea relativamente optimista del mercado de que nos encaminamos a un aterrizaje suave. El año pasado también fue positivo para esta clase de activos, que rebotó desde unos niveles muy bajos de sentimiento y valoración que había alcanzado en 2022.
El ciclo de recorte de los tipos de interés ha arrancado en EE. UU., Europa y el Reino Unido y el mercado confía que los bancos centrales han actuado lo suficientemente rápido para alejar una recesión.
Resulta interesante que el sentimiento del mercado sea tan positivo, pese a la atonía que se observa en algunas regiones. Por ejemplo, la economía emite señales de debilidad en Europa, donde el sector industrial alemán se encuentra sumido en una recesión. El mal tono de la economía china ha terminado obligando al gobierno a introducir potentes medidas de estímulo.
Los inversores están muy centrados en los datos económicos de EE. UU. y la mayoría cree que este país será capaz de impulsar a la economía mundial para evitar una recesión importante.
En mi opinión, la idea clave para los próximos meses es la paciencia. Debemos estar atentos a los datos y observar los efectos retardados de la política monetaria. ¿Habrá aterrizaje suave o no? Todavía no me decanto claramente por una posibilidad o la otra, pero una recesión asestaría un fuerte golpe a la confianza del mercado a la vista de las perspectivas alcistas que ya descuentan los diferenciales de la deuda corporativa. Están pasando muchas cosas: el inicio de un recorte de los tipos de interés, una campaña a las elecciones presidenciales en EE. UU., señales de desaceleración del mercado laboral estadounidense y riesgos geopolíticos en Oriente Medio y otras regiones.
En estos momentos, los rendimientos que ofrece esta clase de activos son elevados desde una perspectiva histórica, dado que el índice de referencia mundial renta un 6,8%[1]. Eso significa que los inversores en deuda corporativa high yield pueden cobrar el cupón mientras observan y esperan.
Uno de los riesgos técnicos del mercado de bonos high yield que se ha reducido considerablemente este año es el denominado «muro de refinanciaciones». Este término hace referencia al elevado número de empresas que tenían que refinanciar a tipos más altos los bonos que llegaban al vencimiento. Este proceso se ha desarrollado sin incidencias durante los últimos meses, lo que supone una señal alcista para esta clase de activos.
Nuestra estrategia de deuda corporativa high yield global, que celebró su quinto aniversario en agosto, aplica una filosofía de inversión basada en tres principios: ser activos, ser pragmáticos y ser conscientes del riesgo. Ser activos es llevar a cabo un análisis exhaustivo de los bonos, que para nosotros es un vector clave de las rentabilidades ajustadas al riesgo. Por ser pragmáticos, entendemos desarrollar un posicionamiento que refleje los cambios en nuestra visión: por naturaleza no somos ni defensivos ni dinámicos y no invertimos con duraciones largas ni cortas. Ser conscientes del riesgo es tener como objetivo preservar el capital y evitar el riesgo de pérdidas de valor específicas.
Con nuestra filosofía de inversión en mente, podemos ver que el aterrizaje suave está plenamente descontado en los diferenciales de la deuda corporativa, que descendieron de forma considerable en el cuarto trimestre de 2023 y no han ampliado de forma apreciable desde entonces. Cuando las valoraciones ya no dejan margen y los mercados se muestran confiados, pensamos que lo sensato es dedicarle tiempo a pensar en el perfil de riesgo-rentabilidad a futuro y ser ligeramente cautos.
Muchos bonos están caros, por lo que el reto es encontrar ideas que ofrezcan un mejor perfil de riesgo-rentabilidad que el conjunto del mercado. Estamos encontrando un flujo constante de estas ideas, al tiempo que tratamos de evitar las áreas del mercado que están caras. También pensamos que tiene sentido contar con unos buenos niveles de liquidez en el fondo, incluido el efectivo, para aprovechar la posible volatilidad en los mercados.
Actualmente tenemos una exposición más baja a la deuda de empresas de sectores cíclicos, como la industria y el consumo discrecional. Preferimos el consumo básico y la atención sanitaria. Las valoraciones de los títulos de empresas cíclicas son elevadas, sobre todo si los datos económicos ponen en tela de juicio el discurso del aterrizaje suave.
Actualmente, estamos encontrando más oportunidades en Europa que en EE. UU., donde la deuda corporativa y otras clases de activos de riesgo tienen unos precios elevados. Aunque la economía europea no marcha tan bien como la estadounidense, vemos un mayor número de oportunidades para generar rentabilidades por encima del mercado en el viejo continente. Abordamos la deuda corporativa emergente como una apuesta táctica: realizamos compras selectivas cuando nos parecen atractivas frente a los mercados desarrollados.
En deuda corporativa, una selección cuidadosa es esencial. Es lo que hacemos como gestores de fondos activos. Los rendimientos disponibles son atractivos desde una óptica histórica. Considero que en bonos high yield no tienes que ser demasiado ambicioso. Debes buscar riesgo cuando las condiciones te son favorables. Cuando las valoraciones no son tan atractivas, conviene dar un paso atrás y esperar.
Mercado mundial de High Yield: los diferenciales siguen ajustados desde una perspectiva histórica
Fuente: Bloomberg, Índice Global HY: ICE BoFA Global High Yield Constrained Index, a 31.08.24
Tribuna de Adam Darling, gestor de fondos de Jupiter AM
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[1] ICE BofA Global High Yield Constrained Index, yield to worst, a 30.09.2024, vía Bloomberg.
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