Con la entrada en vigor de normativas más estrictas para la inversión sostenible, ha llegado el momento de replantearse y mejorar las estrategias ESG.
Los ratings ESG se utilizaron por primera vez en la década de los 80 para ayudar a los inversores a examinar los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza del mismo modo que las calificaciones crediticias evalúan la calidad del crédito. Aunque estas puntuaciones tan agregadas son fáciles de utilizar, no ofrecen una imagen diferenciada de las oportunidades y riesgos reales, ni siquiera del impacto de los productos y servicios de una compañía en la transición hacia una economía sostenible.
Dado que el panorama de los ratings ESG sigue evolucionando en respuesta al escrutinio normativo, a los inversores les puede merecer más la pena otros métodos más sofisticados como la integración ESG fundamental y la selección en función de la estrategia de KPIs para alcanzar sus objetivos de sostenibilidad.
Por qué los ratings ESG agregados han tenido más éxito, hasta ahora
Los ratings ESG agregados son una forma habitual de resumir los resultados ESG en una única puntuación compuesta. Sus ventajas son evidentes. Facilitan la comparación entre compañías, la creación de clasificaciones, la indexación y la optimización de estrategias. Pero este método tiene algunos inconvenientes.
Los rating muy agregados podrían ocultar ciertos puntos débiles o fuertes de las compañías analizadas. Como cada servicio de rating elige sus propias ponderaciones (por ejemplo, priorizando el ángulo medioambiental sobre las cuestiones sociales), la correlación entre los distintos proveedores es baja[1]. Además, es fácil que este método lleve a un enfoque binario de «bueno frente a malo» en las comparaciones entre compañías, cuando la realidad es mucho más compleja.
Las compañías expuestas a sectores «problemáticos» como la minería, por ejemplo, pueden recibir un rating más bajo aunque puedan contribuir significativamente a la transición energética. O pueden estar pasando por una transformación importante, como la adquisición por parte de un líder en ESG de una compañía con un perfil ESG mucho más débil. El impacto podría ser sustancial en función de la escala de la operación y de la brecha ESG, pero podría ser sólo temporal. Los inversores que esperan a que se alcance un umbral específico de «mejor en su clase» pueden no sólo perderse toda la transformación, sino también la oportunidad de contribuir a ella.
Los rating ESG agregados se enfrentan a obstáculos cuando abordan nuevos objetivos normativos, como la adaptación de la cartera al cambio climático, la contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible o los ingresos verdes. Sus deficiencias se hacen patentes cuando se tienen en cuenta la doble materialidad -el concepto que exige a las compañías considerar no solo cómo afectan las cuestiones de sostenibilidad a sus intereses financieros, sino también cómo afectan sus acciones a las personas y al planeta- y las preferencias individuales de los inversores.
Por qué ha llegado el momento de evolucionar los enfoques clásicos de «mejor en su clase» y adoptar la integración ASG
Ante el inminente endurecimiento de la normativa, los inversores podrían beneficiarse de una estrategia más matizada basada en un análisis más profundo de los datos financieros y ESG. Esto es lo que estamos viendo en recientes desarrollos normativos como el SFDR de la UE y la Asociación Suiza de Gestión de Activos (AMAS), que presionan en favor de la transparencia sobre qué herramientas se aplican y cómo.
En lugar de una media de criterios ESG, la integración ESG se basa en diferentes componentes básicos que pueden utilizarse solos o combinados. Por ejemplo, las exclusiones pueden reflejar los valores y creencias de cada inversor, mientras que los criterios de contribución e impacto se centran en los resultados positivos para la sociedad y el planeta, además de en la rentabilidad financiera. Asimismo, la integración tiene en cuenta factores ESG importantes para mejorar la rentabilidad ajustada al riesgo. Por último, el stewardship (voto y engagement) tiene un impacto directo en el comportamiento de las compañías en las que se invierte.
Aunque la amplia gama de enfoques hace difícil generalizar sobre la viabilidad financiera de las estrategias de inversión sostenible, la investigación ha demostrado que, en la mayoría de los casos, las estrategias que integran ESG obtienen resultados al menos igual de buenos, si no mejores, sobre una base ajustada al riesgo [2].
¿Cuáles son los factores clave para el éxito de la integración ESG?
En primer lugar, es importante distinguir claramente entre los objetivos de inversión: ética, materialidad financiera, alineación de impacto o contribución positiva a través del stewardship.
Averiguar qué KPIs ESG son importantes para una determinada compañía y cómo podrían cambiar el caso de inversión es una parte clave de un enfoque disciplinado y fundamental de los factores materiales financieros. Este enfoque, que se aplica en J. Safra Sarasin Sustainable AM, incluye el impacto sobre los márgenes y el potencial de crecimiento, así como el riesgo, pruebas documentadas de la integración efectiva (como modelos ajustados de flujo de caja descontado, actas del comité de inversión o reuniones de iniciación de la compañía). Como resultado, se espera que la calidad ESG de la cartera resultante sea superior a la del índice de referencia.
En estrecha colaboración con expertos en ESG, los gestores de carteras incluyen factores ESG en los procesos de generación de ideas, análisis de inversiones y construcción de carteras. Esto se debe a que las ideas más valiosas se crean en la interfaz entre diferentes expertos. Esta estrecha colaboración también ayuda a mantener la disciplina en el extremo inferior para reducir el riesgo, separando a los más débiles de los mejores de la clase.
Cuando la integración ESG se combina con el stewardship, se mejora el valor a largo plazo en general, al tener como objetivo mejores rendimientos. Aumenta también el valor de los activos económicos, sociales y medioambientales, clave para servir los mejores intereses de los clientes.
La integración de las consideraciones ESG en cada etapa del proceso de inversión da lugar a carteras con credenciales de sostenibilidad más atractivas, como la descarbonización, los ingresos verdes y los ingresos de los ODS.
Gracias a nuestra experiencia, ahora podemos ampliar nuestro universo de inversión a determinadas compañías en transición, sin comprometer los perfiles ESG de nuestras carteras. El umbral de exclusión más bajo se compensa con creces con una mayor integración ESG y nos permite considerar compañías en transición hacia un perfil ESG best-in-class.
La plena integración ESG en cada paso del proceso de inversión conduce naturalmente a carteras con mejores credenciales ESG en muchas dimensiones. Con la continua evolución hacia la integración ESG, los inversores pueden mantenerse a la vanguardia de la sostenibilidad para obtener el mejor potencial de riesgo/rentabilidad de sus inversiones, al tiempo que se centran en los objetivos de sostenibilidad y se mantienen al día con las normativas en constante cambio.
Tribuna de opinión escrita por Dr. Daniel Wild, Responsable de Sostenibilidad en J. Safra Sarasin Sustainable AM
[1] Harvard Law School Forum on Corporate Governance, ESG Ratings: A Compass without Direction, 24 August 2022
[2] Journal of Sustainable Finance & Investment, Does sustainability generate better financial performance? Review, meta-analysis and propositions, July 2022