En las últimas 48 horas, se han realizado importantes progresos en las negociaciones del Brexit. Se ha logrado llegar a un acuerdo de salida entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE). Aunque la noche pasada parecía que la primera ministra (PM), Theresa May, contaba con el apoyo de su gabinete, el Secretario de Estado para la Retirada de la UE acaba de dimitir, lo que hará que surjan temores sobre posibles desafíos a su liderazgo y sobre qué sucederá con el acuerdo cuando llegue al Parlamento.
Seguimos creyendo que ningún político de Reino Unido puede conseguir un acuerdo mejor, sencillamente porque no hay otra solución para la frontera irlandesa. A pesar de la postura, esperamos que la PM concluya las negociaciones y que el acuerdo se apruebe en el Parlamento a finales de este año.
¿Qué es “el acuerdo”?
El acuerdo consta de tres partes: la factura del divorcio, un periodo de transición hasta diciembre de 2020 (posiblemente más) en el que nada cambia para que las empresas tengan tiempo de adaptarse, y los términos generales de la futura relación económica a largo plazo entre Reino Unido y la UE.
El aspecto más espinoso a lo largo de todo esto ha sido cómo gestionar el deseo del Reino Unido de que no haya fronteras ni dentro de la isla de Irlanda ni en el mar de Irlanda, y al mismo tiempo separarse del mercado único y la unión aduanera europeos para poder establecer sus propias reglas y acuerdos comerciales.
El hecho es que no hay solución para la cuestión de la frontera irlandesa, excepto que Gran Bretaña e Irlanda del Norte sigan en la unión aduanera para productos. Esto es lo deseado para la relación final. Dado que para el parlamento británico es una prioridad mantener la unión entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte y respetar el proceso de paz irlandés, siempre hemos esperado que el acuerdo acabara así. El deseo – y el compromiso de ciertos miembros del Partido Conservador – será que Reino Unido busque una solución tecnológica que, en algún momento del futuro, permita una frontera irlandesa invisible, permitiendo así que el Reino Unido pueda establecer otras relaciones comerciales.
En el lenguaje también se aprecian bastantes indicios de que los servicios financieros de Reino Unido podrán seguir operando en la UE prácticamente del mismo modo que hasta ahora bajo un marco de equivalencia. Y lo que es muy importante, estos derechos no podrán ser retirados de forma brusca o arbitraria.
Hay un plan B que entraría en vigor a finales del periodo de transición, en diciembre de 2020, si no se hubiera podido lograr un amplio acuerdo comercial que abarque la unión aduanera. Esta solución contempla algunos acuerdos especiales para Irlanda del Norte. La PM tendrá que asegurar al DUP que esta posibilidad es muy remota para contar con su respaldo.
¿Qué pasará ahora?
La PM ha presentado el acuerdo a su gabinete. Aunque la noche pasada parecía que contaba con el respaldo de su gobierno, acaba de dimitir Dominic Raab, el Secretario de Estado para la Salida de la UE, lo que suscitará temores sobre un problema de liderazgo y sobre el acuerdo cuando llegue al Parlamento. Seguimos creyendo que ningún político británico puede conseguir un acuerdo mejor, simplemente porque no existe otra solución para la frontera irlandesa. Creemos que la PM ganará cualquier moción de confianza.
Por tanto, probablemente habrá otra ronda de reuniones en Bruselas para firmar el 25 de noviembre y después hay que presentar el borrador en el parlamento británico. Ese es el punto que más preocupa a los
inversores.
Los detalles del proceso son que el gobierno presentará una declaración ante las Cámaras del Parlamento diciendo que se ha logrado un acuerdo y después presentará una moción a la Cámara de los Comunes y establecerá un calendario para el debate y la votación. Esta votación podría ser sólo cinco días después de presentar la declaración.
Puede que no se apruebe en la primera votación. Puede que se introduzcan una serie de enmiendas para apaciguar a los diputados (tales como detalles sobre la solución de una frontera tecnológica irlandesa y cómo esto podría alterar el acuerdo en el futuro). Puede haber avances y retrocesos a medida que se añaden detalles y se afinan los pormenores para apaciguar a todos los lados. Este proceso todavía puede generar una considerable volatilidad en el mercado.
Pero es importante recordar que aunque a los miembros del Partido Conservador no les “guste” el acuerdo, votar contra la PM plantea el riesgo de una situación de bloqueo político que sólo pueda resolverse con otro referéndum sobre el Brexit (en el que se elija entre este acuerdo o seguir en la UE), o unas elecciones generales. Esto sería un importante riesgo para los diputados. Creemos que la ley se aprobará, y muy probablemente en la primera semana de diciembre.
Los restantes 27 estados miembros de la UE también necesitan aprobar la legislación (de ahí la necesidad de conseguir que el acuerdo esté listo bastante antes del 29 de marzo) pero no vemos motivos para temer que este proceso de ratificación genere problemas.
El Reino Unido dejará la UE de manera oficial el 29 de marzo, pero durante el periodo de transición (que durará hasta diciembre de 2020 o más) no cambiará nada. El periodo de transición se ha diseñado para permitir que las empresas tengan tiempo de adaptarse a la nueva relación. Los negociadores seguirán trabajando durante el periodo de transición en los aspectos completos de la relación final con la intención de tener todos los detalles cubiertos seis meses antes del final del periodo de transición.
¿Qué repercusión tendrá sobre los mercados?
Aunque los titulares políticos van a generar mucha volatilidad en los próximos días antes de la aprobación de la ley, la libra esterlina probablemente subirá. Esto puede afectar de manera adversa al FTSE 100 dada la elevada proporción de beneficios del FTSE que son repatriados.
El próximo año esperamos que la inversión empresarial experimente un rally y que una libra más alta rebaje la inflación y eleve los salarios reales, por lo que el consumo también se acelerará. Como el Banco de Inglaterra (BoE) cree que la economía ya está al máximo de su capacidad, pensamos que subirá los tipos de interés a un ritmo más rápido de lo que actualmente espera el mercado (creemos que por lo menos realizará dos subidas de 25 puntos básicos el próximo año). Esperamos que la libra suba aún más cuando el BoE confirme este endurecimiento de su plan.