Durante gran parte de la última década, el entorno económico no ha sido nada propicio para los gestores de renta variable value, muchos de los cuales han abandonado el sector, bien porque han sido despedidos o porque se han hartado de ver el deterioro del value año tras año.
Sin embargo, al subir la inflación, se reduce el comercio global y, por lo tanto, la competencia, de modo que muchos sectores tradicionales podrían ver aumentada su capacidad de fijación de precios. En este contexto, los gestores de acciones value podrían tener por fin la ansiada oportunidad de destacar.
¡Oye, gran derrochador!
Como gestor value, es importante no perder de vista los principios fundamentales de la inversión. Cuando alguien compra una acción, básicamente está comprando el valor real de una empresa y de sus productos y operaciones. Todo precio de compra adicional superior a dicho coste no es más que el reflejo de la confianza que otros han depositado en esa empresa. Hasta hace 18 meses, los tipos de interés sumamente bajos y la política monetaria flexible abarataron el dinero, lo que permitió a los inversores comportarse con frivolidad y comprar las acciones growth de moda que parecían interesantes, sin apenas prestar atención a cuánta «confianza» adicional había.
Como consecuencia de ello, se destinó capital a empresas con ratios precio-beneficio (PER) elevados que los participantes del mercado creían que ofrecerían una mayor recompensa en el futuro. Este tipo de empresas solían generar muy poco flujo de caja y dependían de inversores externos para financiar el negocio. Al igual que al final de la burbuja de las puntocom, muchos inversores han considerado el mercado más como una lotería que como una oportunidad para invertir, una estrategia que les ha reportado excelentes rentabilidades durante una época de dinero fácil, pero que no puede funcionar bien siempre.
En los últimos meses y semanas, tanto el entorno macroeconómico como el ánimo de los inversores han cambiado radicalmente. En los últimos 18 meses, el estilo growth y el value han pugnado por el liderazgo (gráfico 1). Pero ante el aumento de la inflación, la escasez de suministros, las crecientes tensiones en el comercio global y, en última instancia, las probables subidas de tipos de interés, los inversores ahora se piensan mucho más el precio que están dispuestos a pagar por una empresa. A principios de 2022, asistimos a un cambio bastante drástico en las asignaciones de capital: el índice MSCI Europe Value se anotó una subida del 2,6% en enero, comparado con las caídas del 5% del índice MSCI World y del 8,8% del índice MSCI Europe Growth.
¿La apuesta por el value ha llegado para quedarse?
El value ha registrado un periodo momentáneo de rentabilidad relativamente buena, pero ¿cuánto puede durar? Los inversores en growth podrían aducir que los factores estructurales que impulsan a las acciones growth siguen estando ahí; las fuerzas deflacionistas podrían recuperarse en cuanto se resuelvan los problemas coyunturales de las cadenas de suministro y las tensiones políticas. Sin embargo, creemos que la inflación va a continuar al menos durante los próximos años.
Las tensiones geopolíticas siguen creciendo y la situación entre Ucrania y Rusia está afectando aún más a la inestabilidad del suministro. Mientras las cadenas de suministro se resienten, vemos cómo las empresas están relocalizando sus negocios al trasladar las operaciones a su país para evitar nuevas interrupciones. Ello supondría la creación de empleo mejor remunerado en fábricas y algunas empresas repercutirán estos costes a los clientes mediante subidas de precios, lo que generará inflación.
En otro ámbito de la inversión, creemos que los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) también son sumamente inflacionistas. Disponer ‘correctamente’ los factores ESG tiene un alto coste. Esto se puede ver en el propio sector de la inversión, ya que las gestoras de activos están contratando más analistas para investigar las alegaciones en materia de ESG de las empresas, las cuales contratan a su vez más personal para responder a este escrutinio. La presión también se ve reflejada en el precio del petróleo. Es imposible ignorar este desplazamiento del capital desde las compañías energéticas «sucias» hacia las nuevas tecnologías «limpias». Aunque este giro tiene buenas intenciones, se trata de empresas jóvenes que no suelen ser sustitutas reales de las fuentes de energía de eficacia probada. Una sustitución deficiente implica un aumento de la demanda de crudo, lo que eleva los precios, una consecuencia que ha afectado a muchos últimamente. De nuevo, esta situación puede generar presiones inflacionistas en la economía, que no van a desaparecer rápidamente, en nuestra opinión. En lugar de volver al entorno deflacionista de la última década, creemos que estamos en los albores de un nuevo ciclo, muy diferente del anterior.
La búsqueda de value de calidad en Europa
Frente a las empresas growth de alta calificación se encuentran las acciones deep value, es decir, empresas que parecen extraordinariamente baratas, a veces por buenos motivos. En Europa, los bancos son un sector deep value (generalmente empresas con dificultades financieras). A pesar de esta definición tan poco alentadora, el sector bancario ha sido el favorito del mes para muchos inversores interesados en pasarse al value.
Gran parte de la apuesta por el value que vimos en las primeras semanas de 2022 empezó ahí, puesto que los tipos de interés más altos deberían traducirse en mayores beneficios para el sector bancario. Una vez que los sectores deep value registren compras masivas, creemos que la apuesta por el value se ampliará a otras áreas de este mercado.
Preferimos centrar nuestra atención en empresas de mayor calidad que creemos que el mercado infravalora, pero que tienen una alta rentabilidad financiera (ROE). Dada la retención de los flujos de caja en los negocios, creemos que este tipo de empresas deberían poder crecer más rápido que el mercado. En este entorno de tipos de interés e inflación más altos, creemos que el value de calidad está bien posicionado de cara al nuevo ciclo.
Tribuna de Nick Sheridan, gestor de fondos de renta variable europea de Janus Henderson Investors.
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