Ofrecer perspectivas con cualquier grado de exactitud a corto y medio plazo siempre resulta complicado y desde luego 2023 no es una excepción. Los obstáculos relacionados con el entorno actual son bien conocidos, pero nosotros creemos que hay también factores muy positivos, con temas sostenibles importantes que posiblemente irán a más. Las crisis a menudo promueven la innovación, y creemos que la fragmentación geopolítica actual será el factor que impulse la economía verde del futuro.
Por supuesto, no es posible predecir ciertos acontecimientos mundiales: el éxito de los bancos centrales en el control de la inflación, la forma en que los distintos países abordarán la crisis del coste de la vida y la evolución de la guerra de Ucrania son incógnitas. Pero dejando de lado esta incertidumbre, somos moderadamente optimistas de cara a 2023. El presidente chino, Xi Jinping, ha dado marcha atrás en su apoyo a la guerra de Putin contra Occidente, denunciando su uso de recursos importante como moneda de cambio. Mientras tanto, la inflación ya empieza a aflojar el ritmo en algunas economías y los responsables de la Reserva Federal estadounidense se han mostrado favorables a reducir el ritmo de las subidas de tipos de interés en la economía más influyente del mundo. Esto ofrece mejores perspectivas para las empresas de todo el mundo, muchas de las cuales presentan actualmente valoraciones con descuento. Aunque los próximos doce meses no estarán exentos de incertidumbre, creemos que hay grandes expectativas.
- Restablecer la seguridad económica a través de la revolución industrial verde
El próximo ciclo económico está impulsado por la revolución industrial verde, es decir, el paso de la sociedad de una economía basada en los combustibles fósiles a una economía fundamentada en unas infraestructuras digitales y eléctricas con bajas emisiones de carbono. La reciente inestabilidad política y los problemas de la cadena de suministro han dejado en evidencia la fragilidad del modelo económico global tradicional, lo que ofrece mayores argumentos a favor de una economía mejorada y sostenible. Esta idea ha sido reiterada por los responsables políticos de los países desarrollados, que han situado la sostenibilidad en el centro de las políticas destinadas a recomponer y hacer crecer una economía limpia y digital. Esto hará que sectores importantes desde el punto de vista estratégico vuelvan a estar cerca de nosotros para generar resiliencia económica y promover la sostenibilidad al mismo tiempo. Como resultado, vemos un auge de la inversión en bienes de equipo en el horizonte.
Este cambio ya ha empezado a darse en algunos de los sectores de mayor importancia estratégica para la sociedad. Actualmente, Asia produce la mayoría de los semiconductores, componentes esenciales de los dispositivos electrónicos que hacen posible muchos sectores de tecnología limpia. Sin embargo, algunas de las principales compañías tecnológicas han dejado claras sus intenciones de relocalizar los componentes esenciales de la cadena de suministro para reducir la dependencia de las fábricas extranjeras. Por ejemplo, el fabricante de semiconductores TSMC, que suministra semiconductores a muchas de las mayores compañías tecnológicas del mundo, anunció recientemente que está construyendo una planta de semiconductores en Arizona (EE. UU.) y que estudia el desarrollo de nuevas capacidades también en Europa. Tim Cook, consejero delegado (CEO) del gigante tecnológico Apple, señaló: “Creo que acabaremos viendo una importante inversión en capacidad tanto en EE. UU. como en Europa para tratar de reorientar la cuota de mercado de dónde se produce el silicio”.
En 2023, esperamos ver un impulso similar en otros sectores ―tecnología de energías renovables, cadenas de suministro de baterías y vehículos eléctricos―, a medida que las empresas tratan de relocalizarse y recomponerse. Muchos de estos sectores serán fundamentales para un futuro sostenible y constituirán los cimientos de una economía verde sostenible.
- Resolver la crisis energética con las renovables
La crisis energética continuará centrando la atención en 2023, si bien vemos que la tecnología será importante para mitigar la inflación de la energía, al ofrecer alternativas más baratas y reducir la dependencia de la economía física. Los responsables políticos han dejado claro que la energía limpia es clave para satisfacer las necesidades de seguridad energética, con el plan Objetivo 55 de la Unión Europea y la Ley de reducción de la inflación de EE. UU., que van a invertir 800.000 millones de euros y 370.000 millones de dólares estadounidenses, respectivamente, en la transición verde. Solo en 2022, las inversiones en energías renovables aumentaron considerablemente, a pesar de las limitaciones de la cadena de suministro; la financiación de proyectos solares se disparó un 33 %, alcanzando un récord de 120.000 millones de dólares, y la de proyectos eólicos aumentó un 16 % hasta situarse en 84.000 millones de dólares.
Además de ser fundamentales para la seguridad energética, las energías renovables son mucho más baratas que muchas otras tecnologías de generación de energía. De hecho, actualmente son la fuente de energía más barata para dos tercios de la población mundial y suponen el 75 % del PIB mundial. Ante el aumento de los precios de la energía, la economía de las tecnologías limpias resulta convincente. Por ello, creemos que los sectores relacionados con las energías limpias centrarán la atención en 2023.
- Electrificación del transporte
En los últimos años, hemos asistido a una creciente adopción de los vehículos eléctricos, a medida que su economía se ha vuelto más atractiva y su capacidad para descarbonizar la economía resulta más adecuada para alcanzar los objetivos globales de cero emisiones netas. Solo en Europa, más de 16,5 millones de coches eléctricos salieron a la carretera en 2021, triplicando su número en apenas tres años. Esto tiene su reflejo en la inversión mundial en vehículos eléctricos, que se disparó un 77 %, hasta alcanzar los 273.000 millones de dólares en 2021. En claro contraste, la producción mundial de motores de combustión interna tocó techo en 2017. Como resultado, prevemos que la demanda de combustibles para el transporte, que supone aproximadamente el 60 % de la demanda de petróleo, empezará a reducirse en la segunda mitad de la próxima década.
Consideramos que estos cambios apuntan a un punto de inflexión en la curva en forma de S de la electrificación. Creemos que la electrificación se encuentra en una fase de fuerte crecimiento, pues la innovación crea vehículos mejores y más eficientes a precios más bajos. Durante la próxima década, prevemos que más del 50 % de toda la producción de automóviles pasará a ser eléctrica. Junto con los vehículos eléctricos, veremos una mayor innovación en todos los aspectos de la electrificación, incluidos los edificios y la industria.
Aunque algunos han establecido paralelismos con la crisis energética de la década de 1970 ―en la que la energía se disparó a precios exorbitantes―, nosotros creemos que actualmente nos encontramos en una situación muy diferente a la de entonces. Las subidas de los precios del petróleo de hace 50 años fueron muy superiores en términos porcentuales que las de ahora, pero una diferencia aún más importante es que actualmente las soluciones tecnológicas para mitigar estas presiones inflacionistas ya existen, y además, su economía resulta muy atractiva.
A pesar de la incertidumbre acerca de la guerra de Ucrania y el difícil invierno que se avecina para Europa, somos mucho más optimistas con respecto a los mercados que hace doce meses. Las valoraciones de las empresas se han reducido considerablemente y, a pesar de ello, seguimos viendo muchas oportunidades futuras de crecimiento secular. Las crisis a menudo promueven la innovación, y creemos que la fragmentación geopolítica actual será el factor que impulse la economía verde del futuro.
Si nos fijamos en las empresas, los fundamentos siguen siendo igual de importantes que siempre. Nos centramos en empresas con balances sólidos y capacidad para generar flujo de caja en tiempos de inestabilidad económica, la cual será inevitable en el próximo año. Asimismo, nos enfocamos en empresas que están orientadas al desarrollo de una economía sostenible y que prosperarán en un entorno de relocalización, resiliencia y electrificación.
Tribuna de Hamish Chamberlayne, director de renta variable sostenible global de Janus Henderson Investors.
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