La imagen que se utiliza habitualmente para representar el riesgo de los bonos es la de un sube y baja, el columpio que se encuentra en los parques infantiles en el que cuando un lado baja, el otro sube. Hace unas décadas, solían estar colocados sobre un suelo de hormigón; entonces los niños estaban hechos de una pasta más dura, por mucho que los recuerdos de rodillas y codos magullados atestigüen lo contrario. Actualmente, los planificadores urbanos son más atentos y la arena blanda o la goma amortiguan cualquier caída.
Asumir el impacto
Normalmente, el sube y baja se utiliza en el debate sobre los precios de los bonos: cuando los rendimientos de los bonos suben, los precios bajan y viceversa. Pero para los bonos corporativos high yield también es una imagen útil para dos de los riesgos clave a los que se enfrentan los bonos: el riesgo de tipos de interés y el riesgo de crédito. En un momento en que los bancos centrales están endureciendo el tono y subiendo o planteándose subir los tipos (aumento del riesgo de los tipos de interés), ¿puede la mejora de las condiciones corporativas (reducción del riesgo de crédito) amortiguar el impacto de la subida de tipos?
En primer lugar, es importante dejar claro que los bonos high yield suelen ser menos sensibles a las variaciones de los tipos de interés que los mercados de deuda pública y de bonos corporativos investment grade. Esto tiene un componente estructural; los inversores han estado tradicionalmente menos dispuestos a prestar a emisores de mayor riesgo durante largos periodos, por lo que los bonos high yield suelen tener vencimientos más cortos; al fin y al cabo, ¿por qué dar lugar a un riesgo de vencimiento adicional (esperar el reembolso de la inversión al valor nominal al vencimiento) cuando un inversor ya asume un mayor riesgo a nivel de crédito? Y en parte refleja los mayores rendimientos de los bonos high yield, que básicamente aceleran el ritmo de reembolso de la inversión de un inversor, sobre todo porque el valor real de los pagos de cupones disminuirá con el tiempo en un entorno inflacionista. Juntos, los vencimientos más cortos y los rendimientos más altos dan lugar a una menor duración (sensibilidad a los tipos de interés) media de los bonos high yield (véase el gráfico 1).
Recordemos que una duración efectiva de 3,5 años supone que si se produjera una variación del rendimiento de 100 puntos básicos, o un 1%, cabría esperar que el precio del bono variara un 3,5%. Recuerden: cuando los rendimientos de los bonos suben, los precios de los bonos bajan y viceversa, por lo que, en un entorno de tipos al alza, una menor duración puede resultar favorable.
La alta inflación es una preocupación evidente para los bancos centrales y está motivando sus decisiones de subir los tipos de interés, pero también hay pruebas de la recuperación de las economías, que ya no requieren apoyo de emergencia. Los mercados laborales muestran una gran pujanza, los beneficios aumentan y las cadenas de suministro empiezan a recuperarse. Los mercados de activos tienden a predecir el futuro y los mercados de bonos high yield llevan tiempo registrando esta mejora. Los diferenciales de crédito (el rendimiento adicional sobre la deuda pública con un vencimiento similar) se han reducido considerablemente desde sus máximos registrados en los momentos de mayor temor sobre la pandemia de covid-19, pero siguen ofreciendo margen para una mayor reducción (véase el gráfico 2).
Al reducirse, los diferenciales de crédito pueden asumir parte del aumento de los rendimientos de la deuda pública. El año pasado también argumentamos que la mejora de la calidad en el mercado high yield, junto con un entorno de baja morosidad, podrían permitir que los diferenciales superasen sus mínimos. Las agencias de calificación de crédito esperan que la tasa de impagos a nivel mundial se mantenga bajo; por ejemplo, S&P Global Ratings prevé que la tasa de impagos global de la categoría especulativa roce los mínimos históricos en la primera mitad de 2022 ―posiblemente por debajo del 2%―, para aumentar a medida que avance el año, aunque solo levemente (1).
Lógicamente, somos conscientes de que el mercado high yield está a merced de los acontecimientos. De momento, dado el aumento de la aversión al riesgo debido a la geopolítica y a la política de los bancos centrales, la reducción de los diferenciales se enfrenta a un obstáculo. Los bancos centrales se han visto sorprendidos por una inflación más alta y persistente de lo que esperaban. Al haber podido ser lentos a la hora actuar, ahora pueden sentirse presionados para que se vea que están haciendo algo. En el caso concreto de la Reserva Federal estadounidense, tras dar un giro tan brusco en el cuarto trimestre de 2021, es poco probable que modere su nuevo tono duro en los próximos meses, a no ser que haya señales evidentes de continuación de los datos económicos o la inflación. Esto podría dar lugar a unos meses de inestabilidad en los mercados, aunque esto no tiene por qué ser malo para un inversor activo, ya que puede generar oportunidades.
Fundamentos sólidos
La pandemia fue un golpe que obligó a muchos emisores a recurrir a los mercados de capitales en busca de financiación, pero los fundamentos de crédito subyacentes de los emisores de high yield han mejorado sustancialmente desde entonces. El ratio de apalancamiento ―la deuda total dividida entre los beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (ebitda)― se disparó inicialmente, al aumentar los préstamos y caer los beneficios. Esta dinámica se ha dado la vuelta ahora, ya que las empresas están pagando la deuda y los beneficios van en aumento. El apalancamiento neto (la deuda total menos efectivo y equivalentes a efectivo del balance) también ha disminuido, ya que el efectivo de emergencia originalmente destinado a cubrir los costes del déficit de ingresos se ha convertido en efectivo de precaución. La mejora ha sido tal que Morgan Stanley señaló que el apalancamiento del high yield en EE. UU. nunca ha sido más bajo al inicio en un ciclo de endurecimiento monetario en las últimas dos décadas (véase el gráfico 3).
Dada la mejora de los beneficios y los bajos costes de financiación, el ratio de cobertura de intereses (ebitda/gastos totales de intereses) sigue rozando máximos, por lo que prevemos que la mayoría de las empresas estarán en muy buenas condiciones para pagar su deuda, incluso cuando los tipos de interés suban. En término medio, la cobertura de intereses de las empresas high yield estadounidenses es de 4,9 veces (0,8 más que un año antes).2 Además, muchos emisores high yield han refinanciado su deuda para asegurarse tipos bajos. Aunque se espera que la oferta de nueva deuda siga siendo elevada este año, creemos que sea menor que la del año pasado, en un momento en que probablemente continuará la demanda de rendimientos, por lo que las perspectivas técnicas parecen favorables.
No todo es de color de rosa. Las medias de los índices pueden camuflar los problemas subyacentes, por lo que sigue siendo clave evaluar los fundamentos del crédito. Las tensiones continúan centradas en los créditos de menor calidad (véase el gráfico 4). Los niveles de apalancamiento en gran parte del mercado más allá de la calificación CCC han vuelto a los niveles anteriores a la covid-19, pero los niveles de cobertura de intereses van a la zaga de la mejora de los niveles de apalancamiento.
Esto coincide con nuestra opinión de que los bonos con calificación BB pueden ser el segmento high yield que ofrece los mejores rendimientos ajustados al riesgo, no solo por sus fundamentos de crédito más sólidos, sino porque es probable que esa calificación siga siendo popular entre los inversores investment grade que buscan un rendimiento adicional, además de ser una fuente de estrellas ascendentes, es decir, emisores que pasar a ser investment grade.
¿Es mala la inflación?
Con su mandato de mantener la estabilidad de los precios, los bancos centrales están respondiendo a la inflación con una política monetaria más estricta, pero la inflación no tiene por qué ser negativa para los inversores. Las fuentes de inflación son importantes. El universo high yield ha tenido históricamente una importante ponderación en los emisores de materiales y energía, por lo que, a la larga, el aumento de los precios de las materias primas puede ayudar al flujo de caja de estas empresas. Lógicamente, habrá sectores del mercado para los que el aumento de los costes de los insumos sea mayor que su capacidad de repercutir dichos costes, por lo que es importante buscar empresas con capacidad de fijación de precios.
Históricamente, entre las principales clases de activos de renta fija, el high yield ha demostrado ser una buena inversión en un entorno inflacionista (véase el gráfico 5). Sin embargo, es probable que cada episodio de inflación sea diferente, por lo que los inversores no deben confiar en que las tendencias pasadas se van a repetir.
La moraleja del cuento
En definitiva, no existe una respuesta de manual sobre cómo responderán las economías al dejar atrás la pandemia ni sobre si los bancos centrales están evaluando correctamente las perspectivas de inflación actuales. Un posible riesgo es que, si la política monetaria se endurece demasiado, podría provocar una recesión. Lo que está claro es un cambio de ánimo entre los responsables de los bancos centrales ahora que el apoyo de emergencia que ha marcado los dos últimos años llega a su fin.
Volviendo a nuestra metáfora inicial, la retirada de la liquidez no implica que los responsables de los bancos centrales vayan a sustituir por hormigón el suelo de goma del sube y baja, pero los inversores deberán tener más cuidado. Las caídas podrían ser más dolorosas, como demuestra la volatilidad de los mercados en enero de 2022, tanto en la renta variable como en la renta fija. En el caso del high yield, nos tranquiliza el hecho de que las subidas de tipos también indican una mayor confianza en la capacidad de la economía para valerse por sí misma. Creemos que la disminución del riesgo de crédito entre determinados emisores de bonos high yield podría ayudar a compensar parte de la presión del aumento de los rendimientos de la deuda pública.
Tribuna de Tom Ross y Brent Olson, gestores de carteras de crédito corporativo de la plataforma High Yield Global de Janus Henderson Investors.
Anotaciones:
(1) Fuente: S&P Global Ratings, Perspectivas de crédito global de 2022, diciembre de 2021. Los pronósticos son estimaciones y no están garantizados.
(2) Fuente: Morgan Stanley, Cobertura de intereses del segmento high yield de EE. UU. en el tercer trimestre de 2021, 21 de enero de 2021.
Glosario de términos
Riesgo de crédito: riesgo de que un deudor incumpla sus obligaciones contractuales con los inversores, al no realizar los pagos de la deuda requeridos. Todo lo que mejore las condiciones de una empresa puede contribuir a reducir el riesgo de crédito.
Bonos corporativos: valor de deuda emitido por una empresa. Los bonos ofrecen una rentabilidad a los inversores mediante pagos periódicos y la eventual devolución del dinero original invertido en la emisión.
Diferencial de crédito: el rendimiento adicional (normalmente expresado en puntos básicos) de un bono corporativo (o índice de bonos) sobre un bono gubernamental equivalente.
Impago: el incumplimiento por un deudor (como un emisor de bonos) de su obligación de pagar intereses o reembolsar la cantidad original prestada a su vencimiento. La tasa de impagos mide los impagos durante un periodo determinado como porcentaje de la deuda emitida originalmente.
Duro: describe a los responsables de los bancos centrales favorables a una política monetaria más estricta (como unos tipos de interés más altos) para mantener la inflación bajo control.
High yield: bono con una calificación crediticia más baja que un bono investment grade. A veces se le denomina bono sub-investment grade. Estos bonos conllevan un mayor riesgo de que el emisor incurra en impago, por lo que normalmente se emiten con un cupón más alto para compensar el riesgo adicional.
Inflación: tasa de variación anual de los precios, normalmente expresada como porcentaje.
Riesgo de tipo de interés: riesgo que puede suponer para los inversores de renta fija la fluctuación de los tipos de interés. Cuando los tipos de interés suben, los rendimientos de los bonos de tipo fijo se vuelven relativamente menos atractivos, por lo que los precios de los bonos disminuyen.
Investment grade: bono emitido normalmente por gobiernos o empresas de los que se considera que tienen un riesgo relativamente bajo de impago de su deuda. La mayor calidad de estos bonos se refleja en su mayor calificación de crédito.
Apalancamiento: el nivel de deuda de una empresa.
Política monetaria: las políticas de un banco central, para tratar de influir en el nivel de inflación y crecimiento de una economía. Incluye el control de las tasas de interés y la oferta monetaria.
Calificación/rating de crédito: puntuación otorgada a un prestatario según su solvencia. Puede aplicarse a un gobierno o empresa, o a una de sus deudas u obligaciones financieras específicas. Las entidades que emiten bonos investment grade tendrían normalmente una mayor calificación crediticia que las que emiten bonos high yield. La calificación suele ser otorgada por las agencias de calificación de crédito, como S&P Global Ratings; dentro de los bonos high yield, por ejemplo, un bono con calificación BB se considera de mayor calidad que un bono con calificación B, que se considera de mayor calidad que un bono con calificación CCC o inferior.
Taper: la reducción del ritmo del programa de compra de bonos (expansión cuantitativa) de un banco central. Se habla de endurecimiento cuantitativo cuando el banco central reduce activamente el tamaño de sus posiciones de bonos.
Volatilidad: el ritmo y la medida en que sube o baja el precio de una cartera, un título o un índice de mercado.
Rentabilidad: el nivel de ingresos de un valor, expresado normalmente como tipo porcentual. Para un bono, se calcula dividiendo el cupón anual pagado entre el precio actual del bono.
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