Los rendimientos de los bonos suben porque el mercado piensa que el crecimiento económico será fuerte, y por la expectativa de que la Reserva Federal (Fed) finalmente tendrá que subir las tasas de interés para enfriar la economía. Pero, mientras tanto, el nivel de crecimiento podría ser considerable.
Hasta la fecha, el estímulo fiscal como respuesta a la pandemia del COVID-19 es de alrededor del 25% del producto interno bruto (PIB)1 de EE. UU. No hemos visto un respaldo fiscal de esta magnitud desde la II Guerra Mundial. La previsión media del crecimiento de 2021 en EE.UU. es actualmente del 5,7 %, más alta que en todos los años desde 1984, cuando el crecimiento anual fue del 7,3 % (gráfico 1).
Una economía en rápido crecimiento puede avivar los temores a la inflación, pero también es un importante factor positivo para muchas empresas y activos. En efecto, en los últimos seis meses, los mercados de crédito corporativo y de bonos securitizados han subido considerablemente, a medida que los inversores se hacían a la idea (literalmente) de que quizá lo peor de la crisis del COVID-19 había quedado atrás. Pero, en general, hemos observado que, a medida que los diferenciales se reducen, la correlación entre industrias y sectores tiende a disminuir y la dispersión de los resultados futuros tiende a aumentar. En nuestra opinión, las oportunidades han pasado de acertar con los tiempos de la evolución de toda una clase de activos a una selección más cuidadosa de sectores, empresas y valores. La pregunta clave es: ¿Qué sectores y empresas tienen más probabilidades de beneficiarse de la recuperación económica?
Las oportunidades para el rendimiento existen.
Los CMBS en un mundo cambiante
Cada recuperación es distinta. El COVID-19 aceleró muchos cambios en la economía estadounidense, incluida la transición a una economía más digital, que ha provocado algunas oportunidades nicho sorprendentes. El auge del comercio electrónico permitió un rápido avance de las capacidades de teletrabajo, los servicios en la nube (cloud) y el reparto de comestibles y mercancías bajo demanda. A medida que los pedidos en Internet han ganado en popularidad, la demanda de entregas rápidas ha aumentado. Esto está alentando una mayor demanda de espacio industrial ―sobre todo de almacenes― cerca de las grandes zonas urbanas, los constructores se apresuran a ofrecerlo y el mercado de activos respaldados por hipotecas comerciales (CMBS) lo está financiando.
Los activos respaldados por hipotecas (MBS) son inversiones en renta fija aseguradas (o «respaldadas») por un conjunto de hipotecas. Los inversores reciben pagos periódicos derivados de las hipotecas subyacentes, similares a cupones. Los CMBS están respaldados por hipotecas sobre propiedades comerciales en lugar de viviendas.
De igual modo, estamos observando un aumento en la demanda de espacios para oficinas biomédicas. Es probable que las tasas de ocupación de estos espacios se mantengan altas, ya que se trata de una industria especializada que, a diferencia de muchos otros sectores de la economía, no se presta a trabajar desde casa. (Es bastante difícil hacer investigación biomédica de vanguardia desde la habitación de invitados). Asimismo, no es fácil adaptar los espacios industriales existentes a la investigación médica: los requisitos son demasiado específicos, con exigencias de salud y seguridad muy reguladas. Las tasas actuales de ocupación de las instalaciones biomédicas rondan el 100%, los precios de los alquileres por metro cuadrado son elevados, y los CMBS están financiando nuevas instalaciones.
Por último, las viviendas multifamiliares entran en el sector de las hipotecas comerciales y la demanda de viviendas continúa siendo fuerte. Las hipotecas multifamiliares se comportaron bien con respecto a las expectativas a lo largo de la crisis del COVID-19, y los sucesivos pagos de estímulo han ayudado. En definitiva, la demanda supera a la oferta de viviendas en EE.UU. y el sector de las viviendas multifamiliares más accesibles no es una excepción.
Invirtiendo en el consumo estadounidense
A pesar de la histórica recesión, las quiebras de los consumidores y la morosidad de los automóviles rozan prácticamente sus mínimos históricos. La revalorización del precio de la vivienda y el valor de venta de los autos usados se aproximan a sus máximos históricos. El ahorro total de los consumidores ha aumentado, con más de 2 billones de dólares en exceso de ahorro acumulado desde que empezó la pandemia. En nuestra opinión, este entorno crea oportunidades de rentabilidad ajustada al riesgo atractivas en los sectores relacionados con el consumo, como los valores respaldados por activos (ABS), que están «respaldados» por activos como préstamos para automóviles o deuda de tarjetas de crédito.
Los préstamos colocados en el mercado (MPL) ―que consisten principalmente en préstamos directos al consumidor― han aumentado, restándole cuota al mercado de las tarjetas de crédito. Consideramos probable que la tendencia hacia los MPL se acelere y podría ser el futuro de los préstamos al consumo no garantizados. Al igual que muchos mercados nuevos, esto ofrece oportunidades para que los inversores experimentados identifiquen grupos de préstamos atractivos que ofrezcan mayores rendimientos y/o menor riesgo de crédito que sus homólogos con calificación similar en el mercado de ABS.
Las transferencias de riesgo crediticio (CRT) son otra oportunidad en la que el rendimiento está más directamente vinculado a las perspectivas del consumidor. Cuando las agencias de la vivienda estadounidenses (como Fannie Mae o Freddie Mac) emiten hipotecas, emiten valores MBS, que están garantizados por la agencia emisora, y CRTs, que transfieren el riesgo crediticio de la hipoteca al comprador. Una perspectiva positiva sobre los CRT se basa en tener una opinión positiva sobre la solvencia de los propietarios de viviendas. Además de las fortalezas ya mencionadas del consumidor agregado, hay más demanda de viviendas como resultado del COVID-19 y una escasez de oferta. Aunque las tasas hipotecarias han subido en los últimos meses, siguen siendo relativamente bajas, y la revalorización del precio de la vivienda en 2020 fue importante, de casi el 10%2. Esperamos que la revalorización de los precios de la vivienda siga siendo positiva, reduciendo significativamente el riesgo de ejecuciones hipotecarias.
Mientras tanto, vemos numerosas oportunidades relacionadas con el consumo y las empresas dentro del mercado de ABS. Por ejemplo, los viajes aéreos han aumentado, con una demanda de ocio especialmente fuerte3. Dado que la distribución de vacunas avanza más rápido de lo que muchos esperaban, creemos que la demanda contenida de viajes hará que las reservas sigan aumentando y prevemos un fuerte aumento de los viajes en avión en los próximos trimestres. Estos viajes incluyen los sectores más especializados, como el arrendamiento de aviones de carga y de aviones de negocios, en los que se puede invertir a través del mercado de ABS.
A veces las oportunidades tienen una naturaleza más técnica. Por ejemplo, los activos respaldados por propiedades de tiempo compartido (casas de vacaciones que se compran para un uso limitado). Muchos de estos valores se consideraban parte del sector de la hostelería y, por tanto, se suponía que tenían una perspectiva difícil. Sin embargo, según creemos, el deseo de los estadounidenses de ir de vacaciones no ha disminuido y, en general, el prestatario de mayor calidad es el que opta por comprar multipropiedad.
La lista continúa: las ABS tecnológicas respaldadas por torres de telefonía móvil, cable de fibra óptica y centros de datos tienen más probabilidades de registrar un aumento de la demanda a medida que avanza la digitalización de la economía. Se necesita tiempo para identificar las perspectivas viables y evaluar los créditos específicos, pero, en nuestra opinión, las oportunidades abundan.
CLO que varían, a medida que suben las tasas
Las obligaciones de préstamo garantizadas (CLO) se componen de préstamos bancarios de tasa variable (también conocidos como préstamos apalancados) emitidos a empresas que normalmente tienen una calificación crediticia inferior a la categoría de inversión. Pero cuando los préstamos se agrupan en carteras, las ofertas a los inversores incluyen todo el rango de calificaciones, incluida AAA. Los rendimientos en el nivel AAA son elevados comparados con los bonos corporativos de calificación similar y otros activos securitizados AAA. Y la «curva de crédito» de las CLO es actualmente bastante pronunciada: la cantidad de rendimiento adicional que se paga por los activos con calificaciones crediticias más bajas es cada vez mayor, a medida que la calidad crediticia disminuye. El resultado es que los diferenciales de rendimiento son cada vez más atractivos en relación con los bonos corporativos de calificación similar, como puede verse en el gráfico 2.
Al igual que muchos otros mercados corporativos y securitizados, las pérdidas previstas en los préstamos apalancados (los componentes de las CLO) han tendido a reducirse a medida que las previsiones económicas han aumentado. Los CLO merecen una mirada más atenta en un entorno de baja rentabilidad y suba de tasas.
El estímulo monetario respalda a las empresas de alto rendimiento (high yield)
El estímulo monetario ha sido tan histórico como el estímulo fiscal proporcionado desde que comenzó la pandemia. La Fed no sólo bajó las tasas de interés oficiales a cero, sino que también compró bonos directamente en el mercado abierto, incluyendo ―por primera vez― bonos high yield. El objetivo era claro y doble: garantizar el acceso de las empresas a la financiación y reducir sus costos de financiación para reforzar su rentabilidad. Tal fue la fuerza del mensaje de la Fed, que los planes de compra de bonos corporativos se utilizaron muy poco, pues los participantes del mercado apoyaron con entusiasmo las nuevas emisiones, lo que permitió a la Fed dejar de hacer compras adicionales a finales de 2020. Aunque la flexibilidad monetaria más amplia debería terminar en algún momento, es difícil argumentar en contra de la matemática de las bajas tasas de impagos en los valores de corto plazo, dado el respaldo actual. No sorprende que la tasa de impagos prevista haya disminuido. En el peor momento de la incertidumbre provocada por el COVID-19, se preveía que los impagos alcanzarían el 15 % este año. En realidad, la tasa de impagos de los últimos doce meses ―tanto en EE.UU. como en el resto del mundo― fue de un solo dígito, y a la baja4.
En nuestra opinión, la generosa flexibilidad de la Fed durará hasta que deje de ser necesaria. No creemos que la Fed haya emprendido la mayor expansión de su balance desde la II Guerra Mundial para luego retirarla demasiado pronto. Aunque los bonos de high yield tienen una calificación inferior a la de categoría de inversión (investment grade) y, por tanto, comportan más riesgo, creemos que estamos en la parte del ciclo de recuperación en la que los rendimientos de los valores de menor calidad crediticia presentan probablemente un sesgo más positivo que en otros momentos. Y con los rendimientos actuales del índice Bloomberg Barclays U.S. High Yield próximos al 4,4 %, los ingresos absolutos son casi dos veces el rendimiento del índice Bloomberg Barclays U.S. Corporate Bond (actualmente en el 2,3 %) y casi tres veces el rendimiento del índice Bloomberg Barclays U.S. Aggregate Bond (actualmente en el 1,6 %)5.
Aunque la clase de activos de high yield tiene más duración (medida de sensibilidad a los cambios en las tasas de interés) que muchos de los sectores securitizados que hemos analizado, es baja en relación con los bonos corporativos investment grade. High yield también tiene la mayor correlación con la renta variable estadounidense entre los principales mercados de bonos. Como tal, el sector de high yield puede considerarse un atractivo activo híbrido en una cartera diversificada, que proporciona rendimientos más acordes con la evolución de la renta variable, al tiempo que ofrece unos ingresos relativamente altos.
Nuestro mayor optimismo sobre la clase de activos en su conjunto no descarta las atractivas oportunidades de rentabilidad ajustada al riesgo de ciertos sectores y empresas. Los valores con calificación CCC han superado (con una suba del 4,9 %) al resto del mercado high yield en lo que va del año6, ya que el mercado ha revisado al alza el mayor riesgo de impago, pero que disminuye con mayor rapidez, de los activos con menor calificación. Entender las divergencias entre los subsectores de calificación del mercado puede ofrecer a los gestores activos oportunidades de añadir valor. Y lo mismo ocurre a nivel sectorial, donde también puede recurrirse a temas como el aumento del comercio electrónico o la fortaleza del consumo. «No siempre puedes conseguir lo que quieres. Pero si lo intentas alguna vez, puede que encuentres lo que necesitas». The Rolling Stones
Equilibrio entre rendimiento y duración
Creemos que es probable que los tasas de interés suban en los próximos trimestres, a medida que la recuperación de la economía les obligue a alcanzar unos niveles más adecuados al crecimiento económico «normal». Esto plantea riesgos para los portafolios de renta fija. Pero si la duración de un bono individual es un riesgo en un ciclo de suba de tasas, la pregunta clave en nuestra opinión es: ¿Se está compensando suficientemente ese riesgo?
Los índices de crédito corporativo, como el Bloomberg Barclays U.S. Corporate Bond, han subido considerablemente en los últimos trimestres, y actualmente ofrecen un 2,3% con una duración de 8,4 años7. Con una duración de 8,4 años, el índice ―suponiendo que los diferenciales se mantengan sin cambios― disminuiría un 8,4% si el rendimiento de los bonos del Tesoro con vencimiento comparable aumentara un 1,0% más el año que viene. Con un rendimiento del 2,3%, los inversores perderían un 6,1 % neto8. No hay que subestimar el riesgo de duración del índice de referencia.
Pero no todos los portafolios de bonos deben construirse igual que el índice de referencia. En primer lugar, los objetivos y la tolerancia al riesgo de cada inversor son factores decisivos a la hora de lograr el equilibrio adecuado entre duración e ingresos. En segundo lugar, no creemos que la suba de las tasas signifique que los «bonos» (en general) no sean adecuados en una cartera diversificada. Al contrario, creemos que hay muchas oportunidades para obtener mayores rendimientos con duraciones más bajas. Y dado que la senda hacia unas tasas más altas no está clara y puede haber sorpresas, es prudente tener cierta duración.
En nuestra opinión, el ajuste y la gestión activa del equilibrio entre ingresos y duración serán la clave de la rentabilidad total en 2021. Los inversores también pueden optar por asumir un riesgo de crédito adicional y una menor correlación con los tasas de interés, pasándose al mercado high yield. O bien pueden diversificar su exposición a productos securitizados, cuyos rendimientos suelen ser superiores a los pagados por los bonos corporativos, las duraciones son menores y ―como en el caso de los CLO y muchos CMBS― los cupones son de tipo variable, lo que ofrece una cobertura natural frente a una posible subida de los tasas de interés.
Sin embargo, la selección de sectores es solo una parte del proceso. A la larga, creemos que el valor de la gestión activa de los activos de renta fija resulta del análisis de los valores de los sectores que se identifican como atractivos en cuanto a riesgo y remuneración. Las características de cada valor pueden variar mucho y el gestor debe elegir los valores y combinarlos en una cartera que cumpla los objetivos de rendimiento y riesgo que buscan los inversores.
No renuncien a los bonos. En su lugar, busque un gestor que entienda sus objetivos y tenga la capacidad de aprovechar las oportunidades que ayuden a alcanzarlos.
Tribuna de John Kerschner, director de productos securitizados de EE.UU., y Seth Meyer, gestor de portafolios en Janus Henderson Investors.
Anotaciones:
1 Fondo Monetario Internacional, a 11 de marzo de 2021.
2 Bloomberg, a 29 de marzo de 2021.
3 Bank of America, a 29 de marzo de 2021.
4 Fuente: Moody’s, tasa de impagos del grado especulativo de EE. UU. de los últimos 12 meses; tasa de impagos del grado especulativo global de los últimos 12 meses, a 28 de febrero de 2021.
5 Fuente: Bloomberg, a 22 de marzo de 2021.
6 Bank of America, a 24 de marzo de 2021.
7 Bloomberg, a 22 de marzo de 2021.
8 Janus Henderson, a 22 de marzo de 2021.
Glosario de términos
Valores respaldados por activos (ABS): valores financieros «respaldados» por activos como préstamos, deudas de tarjetas de crédito o arrendamientos. Ofrecen a los inversores la oportunidad de invertir en una amplia variedad de activos que generan ingresos.
Punto básico: un punto básico es una centésima de punto porcentual (1/ 100 de un 1 %). 1 pb = 0,01 %, 100 pb = 1 %.
Índice Bloomberg Barclays U.S. High Yield: el índice Bloomberg Barclays U.S. Corporate High Yield Bond: mide el comportamiento del mercado de bonos corporativos high yield, de tipo fijo, denominados en dólares estadounidenses.
Índice Bloomberg Barclays U.S. Corporate Bond: el índice Bloomberg Barclays U.S. Corporate Bond mide el mercado de bonos corporativos de tipo fijo, denominados en dólares estadounidenses.
Índice Bloomberg Barclays U.S. Aggregate Bond: el índice Bloomberg Barclays U.S. Aggregate Bond mide de forma generalizada el mercado de bonos corporativos investment grade sujetos a fiscalidad, de tipo fijo, denominados en dólares estadounidenses.
Obligaciones de préstamo garantizadas (CLO): valores de deuda emitidos en diferentes tramos, con diversos grados de riesgo y respaldados por una cartera subyacente compuesta principalmente por préstamos corporativos con calificación inferior a la categoría de inversión.
Valores respaldados por hipotecas comerciales (CMBS): productos de inversión de renta fija respaldados por bienes inmobiliarios comerciales, en lugar de viviendas.
Correlación: la medida en que los movimientos de precios de dos variables (p. ej., las rentabilidades de las acciones o de los fondos) coinciden en su dirección. Si las variables tienen una correlación de +1, se mueven en la misma dirección. Si tienen una correlación de -1, se mueven en direcciones opuestas. Una cifra próxima a cero indica una relación débil o inexistente entre las dos variables.
Calificación crediticia: puntuación otorgada a un prestatario según su solvencia. Puede aplicarse a un gobierno o empresa, o a una de sus deudas u obligaciones financieras específicas. Las entidades que emiten bonos investment grade tendrían normalmente una mayor calificación crediticia que las que emiten bonos high yield. La calificación la otorgan normalmente las agencias de calificación crediticia, como Standard & Poor’s o Fitch, que utilizan puntuaciones estandarizadas como «AAA» (alta calificación crediticia) o «B-» (baja calificación crediticia). Otra agencia de calificación crediticia muy conocida, Moody’s, utiliza un formato algo distinto: Aaa (alta calificación crediticia) y B3 (baja calificación crediticia).
Valores de transferencia del riesgo de crédito (CRT): establecidos por Freddie Mac en 2013, estos programas estructuran el riesgo de crédito hipotecario en valores y ofertas de seguros, lo que permite transferir a inversores la exposición al riesgo del crédito hipotecario.
Duración: la sensibilidad de valor de renta fija o una cartera a la variación de las tasas de interés, expresada como la media ponderada de los flujos de caja restantes de todos los valores/carteras (tanto cupones como capital). Se expresa en número de años. Cuanto mayor sea la cifra, más sensible será a un movimiento de los tasas de interés. El término «duración corta» se refiere a reducir la duración media de una cartera. Por el contrario, «duración larga» se refiere a aumentar la duración media de una cartera.
Estímulo fiscal: política de un gobierno relacionada con la fijación de las tasas impositivas y los niveles de gastos. Es independiente de la política monetaria, que normalmente corre a cargo de un banco central. La expansión fiscal (o «estímulo») consiste en aumentar el gasto fiscal y/o reducir los impuestos.
Préstamos de tipo variable/préstamos apalancados: son normalmente préstamos concertados por los bancos en nombre de las empresas y vendidos a los inversores. Se denominan de tipo variable porque el cupón regular que se paga a los inversores se ajusta en respuesta a las variaciones de las tasas de interés. Los préstamos son prioritarios dentro de la estructura de capital de la empresa prestataria, lo que significa que son de los primeros en devolverse en caso de impago de la empresa.
High yield: bono con una calificación crediticia más baja que un bono investment grade. A veces se le denomina bono sub-investment grade. Estos bonos conllevan un mayor riesgo de que el emisor incurra en impago, por lo que normalmente se emiten con un cupón más alto para compensar el riesgo adicional.
Inflación: tasa a la que aumentan los precios de los bienes y servicios en una economía. El IPC y el índice de precios minoristas (RPI) son dos medidas habituales. Lo contrario de la deflación.
Investment grade: bono emitido normalmente por gobiernos o empresas de los que se considera que tienen un riesgo relativamente bajo de impago de su deuda. La mayor calidad de dichos bonos se refleja en sus calificaciones de crédito superiores a las de aquellos bonos de los que se considera que tienen un mayor riesgo de impago, como los bonos high yield.
Préstamos de mercado (MPL): los préstamos de mercado son un sector de préstamos no bancarios que utiliza tecnología financiera innovadora (fintech) para conceder préstamos a consumidores y pequeñas empresas.
Estímulo monetario: estímulo monetario es cuando el banco central aumenta la oferta monetaria y reduce los costos de endeudamiento.
Titulizado: los productos titulizados son valores de renta fija que agrupan activos financieros para crear nuevos títulos que pueden comercializarse o venderse a los inversores.
Diferencial: diferencia entre el rendimiento de los bonos corporativos y el de bonos del Estado equivalentes.
Rendimientos: el nivel de ingresos de un valor, expresado normalmente como tipo porcentual. Para las acciones, suele utilizarse el rendimiento del dividendo, que divide los recientes pagos de dividendos de cada acción entre el precio de la acción. Para un bono, se calcula dividiendo el cupón pagado entre el precio actual del bono.
Diferencial del rendimiento: mide cuánto rendimiento adicional ofrece un emisor con respecto a bonos del Tesoro «libres de riesgo» comparables. En general, una ampliación de los diferenciales indica un deterioro de la solvencia de los prestatarios corporativos, mientras que un estrechamiento de los diferenciales apunta a una mejora de la solvencia.
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