A lo largo del último año, los mercados bursátiles han contado con numerosos catalizadores que los han impulsado al alza. Primero, un importante estímulo monetario y fiscal a consumidores y empresas para paliar los efectos del confinamiento. Muchas empresas han demostrado una impresionante capacidad de adaptación al nuevo entorno, incluso con la transición de sus modelos de negocio físicos a otros digitales y virtuales.
Con los viajes y la hostelería cerrados, muchos consumidores sustituyeron su “gasto en experiencias” por “gasto en cosas”, lo que impulsó el crecimiento de los beneficios en áreas insospechadas. La mejora de la demanda ha estado acompañada de un férreo control de los costes por las empresas, lo que se ha traducido en un nivel de apalancamiento operativo impresionante y un crecimiento de los beneficios en general fuerte de todo el mercado. A todo esto hay que añadir un entorno de expectativas de que los tipos de interés se mantendrán más bajos durante más tiempo.
No obstante, las un día altamente eficientes cadenas de suministro mundiales no lo fueron tanto confrontadas con bruscos repuntes de la demanda, serios cuellos de botella en el transporte y el cierre de fábricas provocado por la escasez de mano de obra debido a las medidas contra el COVID-19. Estas fricciones han llevado a su vez a cierta inflación, a un ajuste al alza de las expectativas de tipos de interés y a dudas sobre la capacidad de las empresas para producir los volúmenes esperados a los costes presupuestados. Si a este cóctel se le añaden las inquietudes sobre el apalancamiento en el sector de la promoción inmobiliaria en China y el incierto rumbo de los anuncios de políticas públicas allí, un trimestre de rentabilidades bursátiles mundiales planas resulta completamente comprensible.
Como inversores en renta variable, nos fascinan estas dinámicas a nivel macro, micro y del mercado bursátil y las seguimos con interés. Pero como inversores enfocados en la sostenibilidad, lo que capta aún más nuestra atención es la sucesión actual de acontecimientos, que nos proporcionan una guía para entender mejor la transición en curso hacia una economía global más sostenible.
Cambio climático, en la teoría y en la práctica
Hubo serias advertencias procedentes de dos ámbitos muy diferenciados: la publicación del sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), y los tangibles y dramáticos efectos del cambio climático que presenciamos sobre la cadena alimentaria global. Uno de los hallazgos más contundentes del informe IPCC fue que, incluso asumiendo el escenario de reducción de emisiones más ambicioso, se estima en menos del 50% la probabilidad de mantenerse por debajo del objetivo de calentamiento de 1,5 grados establecido en el Acuerdo de París. Es más, el “presupuesto “para este escenario solo permite mantener el ritmo actual de emisiones industriales durante otros quince años.
Las pruebas del peligro del cambio climático también quedaron de manifiesto en los numerosos estragos para la agricultura a nivel global: dañinas heladas en Brasil, devastadoras inundaciones en China y Alemania, y sequías e incendios descontrolados en los campos de EE. UU. y de Canadá. El daño para las cosechas y la consiguiente escasez de alimentos y drásticas subidas de los precios fueron otra señal de que el peaje del cambio climático para la economía y las sociedades está sucediendo ya, no es una cuestión de un futuro lejano.
Avances alentadores para una economía global sostenible
Como contrapunto a la gravedad de la situación, cabe citar algunos hechos alentadores. Entre ellos, los anuncios de política de alto nivel, como el Fit for 55 de la Unión Europea (UE), un programa de legislación específica dirigida a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% hasta 2030. O el plan energético anunciado por el gobierno japonés para reducir el peso de los combustibles fósiles en el mix de generación de electricidad del país desde el 75% en 2020 hasta el 41% en 2030. O también algunas soluciones innovadoras que están desarrollando las empresas que seguimos para afrontar estos problemas, ya sea en forma de tecnologías patentadas para la captura del carbono durante el proceso de fabricación de cemento (uno de los mayores emisores industriales) o de prototipos de aeronaves eléctricas para rutas de corto alcance. Tanto las políticas como la innovación siguen impulsándonos hacia un futuro más sostenible, lo cual es sin duda alentador.
Estamos muy pendientes de la COP26, la cumbre que se celebrará en Glasgow con la participación de líderes de más de 190 países y en la que durante doce días se debatirán medidas para frenar el cambio climático. El año pasado, los gobiernos más influyentes del mundo firmaron una serie de compromisos ambiciosos para luchar contra el cambio climático, y esperamos que en la COP26 dichos compromisos se amplíen y vengan acompañados de planes de actuación. Contener el calentamiento a 1,5°C tiene una importancia fundamental y esperamos ver nuevos acuerdos sobre la hoja de ruta para alcanzar dicha meta.
Las cuestiones más pertinentes que nos estamos planteando
El trimestre nos ha dejado múltiples cuestiones sobre las que reflexionar. Si nos encaminamos hacia un periodo de inflación más persistente, ¿obligará esto a una mayor eficiencia para hacer más con menos? Nosotros así lo creemos, y en este sentido, la eficiencia sigue siendo uno de nuestros diez temas de impacto positivo. A un periodo tan prolongado de calma relativa en los mercados bursátiles mundiales debería seguirle normalmente un periodo de mayor volatilidad, por lo que esperamos nuevas oscilaciones conforme la economía global digiera las perturbaciones en las cadenas de suministro y las empresas lidien con las presiones inflacionistas. No obstante, siempre hay que tener en cuenta que unos precios más altos contienen la semilla de su propia destrucción, pues incentivan a las empresas a invertir en eficiencia o en sustitución de factores. A la larga, vemos un entorno inflacionista como algo positivo para el crecimiento de aquellas empresas con modelos de negocio resistentes que tengan un impacto positivo en el medioambiente y la sociedad.
¿La escasez de semiconductores en las cadenas de suministro, seguirá impulsando la demanda para los diseñadores y fabricantes de estos componentes cada vez más críticos, convirtiendo a este sector cíclico en un sector de crecimiento estructural? ¿La subida de los precios de las energías basadas en los combustibles fósiles seguirá siendo un catalizador para aumentar, no para reducir, la inversión en nuestro parque de energías renovables, tecnologías e infraestructuras conexas? Y el testimonio de una empleada de Facebook alertando de prácticas no deseables, ¿atraerá aún más atención hacia la cultura, misión y ética directiva de las empresas en cuyo accionariado invierten nuestros fondos de pensiones y los ahorradores a largo plazo? Creemos que la respuesta a todas estas preguntas es “sí”.
Una selección de lo más rentable
Uno de los temas dominantes en los mercados mundiales de renta variable este año ha sido el movimiento pendular entre el crecimiento secular y el recovery trade post-pandemia. Durante el primer semestre del 3T, muchas empresas expuestas a tendencias de crecimiento secular anunciaron unos sólidos resultados del 1S, y sectores como el de tecnología de la información (TI) o el de salud destacaron, sin embargo, las tornas empezaron a cambiar hacia finales de agosto a medida que la disrupción de las cadenas de suministro y los signos de una inflación más persistente precipitaron una rotación hacia segmentos más cíclicos del mercado. Debido a estos acontecimientos, los mercados mundiales de renta variable terminaron el trimestre sin grandes cambios, y los sectores más rentables acabaron siendo el financiero, el de energía y el de TI.
A nivel de las acciones, las tres principales impulsoras de la rentabilidad en el 3T fueron el desarrollador de software de gestión de proyectos Atlassian, el proveedor global de servicios de gestión de riesgos y seguros AON, y el fabricante de componentes para bicicletas Shimano.
Atlassian desarrolla software colaborativo de gestión de proyectos, fundamentalmente para desarrolladores de TI, y se ha convertido en el estándar de facto y una de las aplicaciones de mayor permanencia en su campo. Su misión consiste en liberar el poder de los equipos, siendo consciente al mismo tiempo del impacto de sus actividades sobre el planeta y la sociedad. La empresa publicó unos impresionantes resultados del cuarto trimestre en julio. Su transición a un modelo basado en la nube (cloud) ha fortalecido aún más la demanda, acelerando el desarrollo de nuevos productos y aumentando su adopción por los clientes. Por otro lado, la acción de AON se revalorizó después de que la oferta de adquisición lanzada sobre Willis Towers Watson fuera rescindida mutuamente con un mínimo impacto. AON también publicó unos sólidos resultados en julio, sustentados en una fuerte retención y unos robustos márgenes. Debido a la creciente relevancia de riesgos nuevos (y complejos) como el cambio climático y la amenaza cibernética, AON está posicionándose con éxito como un líder de mercado, y creemos que la mitigación de estos riesgos para sus clientes le reportará un significativo impacto positivo.
Shimano, por su parte, es un líder a nivel global de componentes para bicicletas, famoso por su artesanía de alta calidad. El fabricante publicó un sólido crecimiento de las ventas, al registrar un incremento de pedidos impulsados por la escasez de inventarios de bicicletas en las tiendas. Los cambios estructurales en el ocio y el transporte como parte del nuevo estilo de vida han hecho que la demanda global de bicicletas aumente desde el comienzo de la pandemia. Además de beneficiosos para un estilo de vida saludable, los productos de Shimano fomentan una forma de transporte medioambientalmente sostenible que está siendo apoyada en muchas zonas del mundo.
Los obstáculos en China afectan a la actividad
Entre los principales lastres para la rentabilidad durante el trimestre estuvieron el fabricante de láseres IPG Photonics, la empresa de tecnología financiera Linklogis y el proveedor de software de relación con clientes Zendesk. Aunque IPG Photonics (IPGP) publicó un sólido crecimiento de las ventas respecto al año anterior, su cotización cayó tras incumplir las estimaciones en agosto. La debilidad estuvo motivada por el discreto comportamiento de China, donde la actividad industrial se ha visto afectada por la escasez de suministro eléctrico, brotes de la variante Delta y una ralentización del sector inmobiliario. Nos sigue gustando IPGP por su tecnología láser energéticamente eficiente y con múltiples aplicaciones en procesos de fabricación industrial, tecnología médica y entretenimiento en el hogar.
Linklogis, empresa en cuya salida a Bolsa (IPO) invertimos en el primer semestre del año, ha tenido unos duros comienzos como compañía cotizada. La empresa utiliza la inteligencia artificial y la tecnología blockchain para abaratar el coste de los aprovisionamientos y la financiación del capital circulante de las pymes en China. Aplicando el blockchain a las facturas a cobrar frente a grandes empresas, pueden utilizar estos saldos como una forma de garantía para acceder a líneas de crédito bancario con menor coste, lo que supone un fuerte espaldarazo para la rentabilidad del sector de las pymes, clave en la creación de puestos de trabajo y el crecimiento de la renta en China.
Recientemente, la empresa ha experimentado obstáculos ya que uno de sus principales mercados finales es el sector inmobiliario, actualmente en el punto de mira del regulador dada la vulnerabilidad financiera de algunos importantes promotores. Por último, la acción de Zendesk retrocedió pese a anunciar un crecimiento de sus ventas de casi el 30% y una fuerte adopción por parte de los clientes. Zendesk ayuda a los clientes a configurar y gestionar el canal de atención al cliente, una pieza crucial para la construcción de mejores relaciones entre una organización y su clientela. Sus productos ofrecen a las organizaciones la flexibilidad para centrarse en la innovación y la productividad. A medida que prosigue la digitalización de la economía, Zendesk seguirá mejorando el valor de su propuesta.
Permanecer centrados en temas sostenibles a largo plazo
Nos mantenemos centrados en la digitalización, la electrificación y la decarbonización, tres tendencias que están convirtiéndose en motores clave de nuestra economía global y que continúan informando nuestras decisiones de inversión y construcción de cartera. Nuestro enfoque de inversión consiste en identificar empresas favorecidas por estos temas de sostenibilidad a largo plazo, y que están desempeñando un papel positivo en la transformación de la actual economía global hacia otra más sostenible. Dedicamos nuestro tiempo a buscar empresas caracterizadas por oportunidades de crecimiento interesantes, una cultura de innovación y resiliencia financiera probada.
Tribuna de Hamish Chamberlayne, director de renta variable sostenible global de Janus Henderson Investors.
Glosario de términos
Adquisición: operación corporativa por la que una empresa adquiere la totalidad o la mayor parte de las acciones de otra para hacerse con el control de esta última.
Cíclicas: las industrias cíclicas son sensibles a los ciclos económicos y tienden a comportarse mejor en épocas de prosperidad económica. En cambio, generan menores ingresos durante fases de contracción de la economía.
Política fiscal: política de un gobierno relacionada con la fijación de los tipos impositivos y los niveles de gastos. Es independiente de la política monetaria, que normalmente corre a cargo de un banco central.
Inflación: tasa a la que aumentan los precios de los bienes y servicios en una economía.
Apalancamiento: la cantidad de deuda empleada para financiar las actividades de una empresa.
Política monetaria: las políticas de un banco central, para tratar de influir en el nivel de inflación y crecimiento de una economía. Incluye el control de las tasas de interés y la oferta monetaria. Estímulo monetario es cuando el banco central aumenta la oferta monetaria y reduce los costos de endeudamiento.
Volatilidad: el ritmo y la medida en que sube o baja el precio de una cartera, un título o un índice de mercado.
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