La disrupción es un proceso continuo que no conoce de límites geográficos o sectoriales. Asia lleva largo tiempo siendo el centro del cambio transformador, si bien lo que en la actualidad es diferente es el tremendo ritmo de disrupción y la escala y la profundidad de sus efectos. Los avances tecnológicos, los cambios de políticas o reglamentos y el crecimiento de los consumidores, entusiastas por adoptar las últimas tecnologías, empujan a Asia hacia la vanguardia de la disrupción.
La tecnología es a menudo el primer tema que nos viene a la mente cuando pensamos en disrupción. Asia es sin duda un centro de este desarrollo: las empresas de tecnologías de la información suponen el 26 % del índice MSCI Asia Pacific ex-Japan. Los avances tecnológicos están permitiendo que nuevas empresas planten cara a otras compañías y sectores consolidados a un ritmo jamás visto hasta ahora. La adopción, cada vez más rápida, de servicios en línea y móviles es un componente clave en este sentido. En China, más de la mitad de la población utiliza Internet, smartphones y servicios móviles de Internet.
Los consumidores chinos también han sido rápidos a la hora de beneficiarse de los avances en el ámbito de los pagos digitales. Teniendo en cuenta que el 37% de la población utiliza sistemas móviles de pago —frente al exiguo 15% de Estados Unidos—, el país va camino de convertirse en una sociedad sin dinero en efectivo.
La floreciente tendencia de la nube —que ha impulsado el avance hacia la igualdad de condiciones al permitir que las empresas accedan a su base de consumidores en cualquier momento, en cualquier lugar y a costes muy bajos— converge con este viraje en las preferencias de los consumidores. Resulta imposible pasar por alto a Tencent, el gigante chino de Internet, como ejemplo de ello. La empresa cuenta en la actualidad con más de 1000 millones de usuarios activos al mes en el conjunto de su ecosistema social, de mensajería y juegos, lo que pone de manifiesto las ventajas que brinda conectarse de manera fluida con los consumidores.
Resulta sencillo centrarse en aquellas compañías que plantan cara con éxito a los sistemas establecidos, si se analiza la disrupción por empresas o sectores. Sin embargo, merece la pena destacar que algunas de las mejores inversiones de la región en lo que llevamos de siglo han corrido por cuenta de compañías consolidadas que han logrado mantener o incrementar su ventaja competitiva.
La taiwanesa TSMC, fundidora de semiconductoras líder a escala global, es ejemplo de ello. Como propiciadora de la disrupción y la evolución tecnológica, la empresa ha desarrollado una relación mutuamente beneficiosa con sus clientes, compartiendo las recompensas de sus avances tecnológicos y ofreciendo rentabilidades atractivas y sistemáticas a sus accionistas. Para conseguirlo, la empresa se vio obligada a evolucionar rápidamente para adoptar y adaptarse a los cambios en los dispositivos que utilizan su tecnología.
En los mercados más emergentes de la región, las empresas consolidadas del sector de servicios financieros han resultado ser inversiones muy acertadas. La banca del sector privado de India y los bancos de mayores dimensiones de Indonesia se están beneficiando de la fase inicial de desarrollo económico en dichos países. Sin duda, habrá más competencia para estos bancos, pero podrán seguir su trayectoria alcista si continúan aprovechando una base de consumidores todavía sin explorar, con su demanda subyacente de préstamos hipotecarios y demás productos financieros. Aunque estas ventajas demográficas podrían impulsar sus ingresos, será importante que estas empresas mantengan su prudencia y su gestión de riesgos.
La principal plataforma de desarrollo tecnológico es sin duda la sólida ventaja macroeconómica de Asia con respecto a algunas de las viejas economías desarrolladas. El perfil de consumo y demográfico de la región ofrece grandes oportunidades a las empresas que llevan a cabo su actividad en la zona. El PIB de Asia en conjunto está creciendo a un ritmo significativamente más rápido que el PIB global y se prevé que así siga siendo en las próximas décadas. La región dispone además de una creciente clase media ávida por consumir; donde cabe destacar que el gasto de los hogares ha crecido exponencialmente durante la última década.
A pesar de estos factores impulsores, los inversores siguen infravalorando a Asia y, en nuestra opinión, se encuentra infrarrepresentada en los índices globales. Por esta razón, consideramos que el continente asiático ofrece el potencial de revolucionar las maneras tradicionales de asignar capital, convirtiéndose en una clase de activos de pleno derecho más consolidada —por ejemplo, logrando que los inversores realicen cada vez más inversiones específicas en la región en lugar de procurarse exposición a través de los mercados emergentes globales—. La volatilidad siempre ha sido (y, con
casi toda probabilidad, seguirá siendo) mayor que en el seno de los mercados desarrollados, si bien el nivel de rentabilidad ha recompensado a los inversores a largo plazo.
Un importante paso hacia el aumento de la relevancia de Asia en las asignaciones globales de los inversores se produjo este año, cuando importantes índices pasaron a incluir los mercados de acciones «A» de China*. Sin embargo, también es verdad que los enormes volúmenes de emisión de acciones también han contribuido al auge de China en índices de peso, más que la rentabilidad relativa positiva sostenida con respecto al resto de la región.
Existen otros acontecimientos de política y reglamentarios que también contribuyen a la disrupción en la región. Las recientes tensiones entre Estados Unidos y China en torno a la escalada de los aranceles comerciales, por ejemplo, ponen de manifiesto cómo las políticas de los gobiernos o acontecimientos de relevancia también pueden traducirse en disrupción, en términos tanto de confianza de los mercados de valores como de fundamentales de empresas.
La opinión tradicional de que las empresas asiáticas compiten gracias a sus bajos costes laborales ha quedado obsoleta. La innovación de producto y unos modelos de negocio acertados y centrados en el cliente que ofrece están brindando a la región oportunidades de inversión apasionantes. Si bien hemos leído titulares negativos en los últimos meses sobre sustracción de propiedad intelectual, en lo referente a innovar y brindar de verdad las mejores soluciones a sus clientes globales, numerosas empresas asiáticas van por delante.