Hace una década, estando en un vuelo de Tokio a Pekín, me di cuenta de que había un montón de turistas chinos llevando ollas japonesas para cocinar arroz. Hace cuatro años, me encontré también con grupos de turistas chinos disfrutando de las aguas termales a las afueras de Tokio. El mes pasado en Ginza, un barrio de la capital nipona, un vendedor de habla china no perdió la oportunidad de recordarme las ventajas de pagar con UnionPay, una tarjeta de pago muy popular en China para comprar artículos libres de impuestos, al mismo tiempo que ayudaba a los turistas a envolver regalos para llevarse a casa. Como testamento de mi propia experiencia, desde el principio de año hasta el mes de agosto, los turistas chinos en Japón han aumentado un 84% con respecto al año anterior, según la Organización Nacional del Turismo de Japón.
Ésta es una emocionante tendencia para las grandes y pequeñas tiendas de Japón, para los hoteles y las aerolíneas, y es un amortiguador particularmente bienvenido después de que la subida de impuestos en abril provocara la caída del consumo interno a principios de este año. Varias informaciones en la prensa apuntan a que los ingresos del turismo ayudarán a compensar el déficit derivado de la disminución de la población de Japón. Según el Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones, cada ciudadano japonés gasta aproximadamente 10.800 dólares (1,23 millones de yenes) por viaje, mientras que un turista extranjero en Japón gasta en torno a los 1.200 dólares (137.000 yenes). Esto significa que como mucho nueve turistas juntos consumieron lo que gasta un solo japonés. Si esto sigue siendo cierto en 2020, cuando el país espera atraer 20 millones de turistas, se traducirá en cerca de 23.500 millones de dólares (2,7 billones de yenes) o el consumo equivalente de 2,2 millones de habitantes. El PIB de Japón en 2013 fue de 4,9 billones de dólares y solo algo más de 10 millones de turistas extranjeros visitaron el país ese año.
Antes de preguntarnos si la meta de atraer 20 millones de turistas es todavía alcanzable, no puedo evitar preguntarme por qué los turistas se sienten tan atraídos por Japón. Un factor que ha ayudado a impulsar el turismo es la flexibilización de los requisitos de visado de viaje. El aumento de los ingresos disponibles también ha sido un factor.
Además, algunos productos en Japón tienden a ser más baratos que en otros países con impuestos más altos y la calidad del servicio es famosamente alta. De hecho, muchas personas que visitan Japón desde el resto de la región asiática se han sorprendido bastante al encontrar cosas como vendedores de zapatos dispuestos a arrodillarse en el suelo para ayudar a los compradores. Las «damas del ascensor» de Japón también pueden ser sorprendentes. Incluso los empleados de las estaciones de servicio paran el tráfico de la calle para que los clientes puedan incorporarse tras repostar.
Todo esto es muy prometedor para el sector del turismo, pero la pregunta que surge es si el aumento de visitantes en Japón -especialmente los turistas chinos- es realmente sostenible. En la década de 1990, hubo un auge de turistas chinos hacia lo que fue apodado «Xin Ma Tai», es decir, Singapur, Malasia y Tailandia. En aquel entonces, muchos chinos eran capaces de pagar un viaje al extranjero sólo una vez. Hoy en día, «Xin Ma Tai» es solo una de las muchas opciones disponibles, y estos destinos en el extranjero son a veces incluso más baratos que los viajes nacionales. En julio, 342.600 turistas chinos visitaron Tailandia, un 25% menos que el mismo mes del año pasado. Mientras tanto, 281.200 chinos visitaron Japón, un incremento del 101% respecto al año anterior. Este año, Corea del Sur derrotó a Tailandia y Japón, convirtiéndose en un destino más popular para los turistas chinos que cualquiera de esos países. La buena noticia es que el mercado del turismo de Asia está creciendo rápidamente, pero el desafío más grande es si Japón puede guardar el impulso actual hasta el año 2020.
Columna de opinión de Jia Zhu, analista de Matthews Asia.
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