Viendo el mercado de acciones japonés el 8 de noviembre de 2016, en Nikko AM tuvimos una sensación de déjà vu por el voto de Brexit, que sorprendió al mundo en junio. Pero a medida que los resultados para el Senado y la Cámara de Representantes de Estados Unidos se hicieron más claros, nos sentimos alentados por la aparición en escena de un nuevo presidente republicano que se beneficiará del control total del Congreso.
Además de los propios Estados Unidos, creemos que el país que más se beneficiará de las políticas que prevé la administración de Trump estaría Japón. Los tres pilares de las políticas de Trump son: reforma tributaria, desregulación y gasto en infraestructuras. Creemos que es muy probable que estas medidas sean implementadas, dado que no habrá una situación de bloqueo político en Washington.
Se espera que estas políticas impulsen el crecimiento del PIB de Estados Unidos en los próximos años y, dada la dependencia de Japón de Estados Unidos, su principal socio económico (20% del total de exportaciones, valoradas en 15 billones de yenes en 2015), el país también se beneficiará de ello.
Hacer caer el yen
En cuanto a la política monetaria de Estados Unidos, el inicio del ciclo de subidas de la Reserva Federal desde diciembre de 2015 implica que la economía estadounidense se está recuperando de forma constante. El mercado de trabajo también está mejorando, como lo demuestra la tasa de desempleo que cayó al 4,6% en noviembre de 2016, su nivel más bajo desde 2007 (antes de la crisis financiera mundial).
Es probable que los estímulos fiscales de Trump en el entorno actual provoquen un aumento de los tipos de interés, lo que dará lugar a que el dólar estadounidense se fortalezca frente al resto de divisas importantes. Si los inversores adoptan decisiones basadas en los fundamentos (es decir, si el mercado de divisas se ve impulsado por los diferenciales de tipos de interés), pensamos que la moneda que probablemente más verá caer su valor es yen japonés.
Esto se debe a que el diferencial entre los tipos de interés de Estados Unidos y de Japón se ampliará a medida que los tipos de interés de Estados Unidos aumenten y los de Japón se mantengan anclado en un nivel bajo debido al nuevo marco de políticas del Banco de Japón. Bajo ese marco, introducido en septiembre de 2016, el banco central se compromete a mantener la rentabilidad del bono a 10 años en alrededor del 0% a través de su política de control de la ‘curva de rendimiento’.
Dado que un dólar estadounidense excesivamente fuerte puede afectar a las ganancias de los exportadores estadounidenses, la fortaleza «unilateral» del dólar podría desencadenar una intervención política. Dicho esto, Estados Unidos ya tiene un gran déficit comercial, y un dólar estadounidense más fuerte se traducirá en menores precios de importación, impulsando el nivel de ingresos disponibles. Esto probablemente tendrá un impacto positivo en el crecimiento del PIB estadounidense.
Perspectivas para la renta variable japonesa
En cuanto a la tendencia de las ganancias corporativas para Japón, los ingresos y beneficios interanuales cayeron por primera vez en cinco años en la primera mitad del año fiscal (abril a septiembre de 2016) debido al fortalecimiento del yen desde 112,57 yenes por dólar a 101,35 yenes por dólar.
Sin embargo, a pesar de la fortaleza del yen, el margen de beneficio neto está en alza y está a punto de superar las expectativas del mercado alcanzando un máximo histórico este año fiscal (finalizado en marzo de 2017) gracias a los agresivos esfuerzos de reducción de costes de las empresas. Como las principales compañías siguen asumiendo un cambio dólar/yen de alrededor de 100-105, si el yen sigue más débil de lo que estas empresas esperan (por encima de 110), esperamos que el crecimiento del beneficio por acción se acelere, haciendo subir el mercado. Creemos que esto es especialmente probable dado que los recientes movimientos de la divisa moneda han sido muy rápidos.
En términos de valoración, el PER para el conjunto del mercado TOPIX es atractivo. De hecho, a finales de septiembre de 2016, los múltiples cayeron por culpa de los inversores extranjeros (véase Gráfico 3), ya que el fortalecimiento del yen desencadenó escepticismo sobre las políticas económicas del gobierno, conocida como ‘Abenomics’. Hasta ese mes, los inversores extranjeros vendieron el equivalente a seis billones de yenes interanuales netos en acciones japonesas, la mayor cifra desde que la Bolsa de Tokio comenzó a recopilar estos datos en 1982.
Sin embargo, con los rendimientos a nivel mundial cayendo y el yen debilitándose ahora frente al dólar estadounidense, los inversionistas extranjeros han vuelto a comprar hasta dos billones de yenes netos en acciones solo entre octubre y noviembre. Las condiciones de oferta/demanda en el mercado están claramente mejorando. El programa del Banco de Japón para la compra de ETFs se amplió a seis billones de yenes anuales en julio pasado y también esperamos alrededor de seis billones de yenes anuales en recompras corporativas este año fiscal.
Por último, creemos que una mejora más amplia en el gobierno corporativo de las empresas japonesas se traducirá en mayores precios de las acciones. Entre los éxitos significativos de Abenomics se encuentra la implementación del Código de la Administración de Japón en 2014 y del Código de Gobierno Corporativo de Japón en 2015. Algunos años después de la introducción de estos códigos, estamos viendo un cambio significativamente positivo en la forma en que los máximos directivos se están involucrando con los accionistas. Creemos que, de aquí en adelante, esta tendencia sólo se acelerará. Se espera que el Código de Administración sea revisado en 2017 para mejorar el monitoreo y el compromiso de las compañías de gestión de activos para ayudar a aumentar el valor para los accionistas.
En conclusión, creemos que en un mundo cada vez más incierto, Japón ofrecerá una oportunidad convincente para los inversionistas serios.
Hiroki Tsujimura es CIO de Japón de Nikko Asset Management.