Esta semana asistimos a los primeros compases de la enésima crisis en Europa desde 2010. Esta vez en Chipre, una diminuta isla que apenas aporta un 0.4% del total del PIB de la Eurozona.
Me da en la nariz que, como en ocasiones anteriores, la sangre no llegará al río. A pesar del riesgo que supone subrogar los intereses de los ciudadanos de a pie bloqueando el acceso a sus ahorros y cambiando el orden de prelación que debería penalizar antes a los tenedores de bonos senior de bancos chipriotas, el potencial de contagio hacia otros países es probablemente menor que en episodios similares sufridos desde el inicio de la crisis.
Los bancos norteamericanos, y también los europeos, gozan de una salud de balance hoy de la que no podían hacer gala hace un par de años; además el famoso “Whatever it Takes” de Draghi y la red de seguridad que proporciona a Italia o España su programa de Outright Monetary Transactions (OMT) reduce sensiblemente las probabilidades de una corrida bancaria y de un posterior colapso del sistema financiero de turno.
Sin embargo, lo que más me llama la atención es como la incidencia del ruido político sobre el desempeño de los activos de riesgo ha venido disminuyendo en los últimos meses. Un buen ejemplo lo encontramos en cómo se ha comportado el mercado de acciones después de conocer un resultado electoral a priori adverso para los intereses de los accionistas; como saben, desde 2010 hemos tenido que sufrir la volatilidad generada por un gran número de procesos electorales tanto en Europa como en USA. Fíjense en la gráfica adjunta:
El lector astuto se habrá dado cuenta ya que la duración (en días) y la profundidad de la corrección en precios consecuencia de un desenlace electoral incómodo para los accionistas, ha venido disminuyendo con el tiempo. Así, el EuroStoxx tan sólo necesitó un mes para recuperarse del susto en Italia mientras que la digestión de la victoria de Hollande en Francia casi un año antes, fue mucho más lenta y difícil.
Y este efecto no sólo se aprecia en los mercados financieros, también comienza a ser evidente en la gestión empresarial; como muestra echen un vistazo a la grafica adjunta en la que presento el índice de Incertidumbre Económica y Fiscal USA y la serie de formación de capital bruto (CAPEX + Inventarios) para ese mismo país. Es de sentido común que cuanta más incertidumbre económica y fiscal tenga que enfrentar un empresario más incómodo se sentirá a la hora de tomar decisiones de inversión y contratación de largo plazo.
Esta relación queda de manifiesto en la correlación entre ambas series que sin embargo comienza a quebrarse en julio de 2010. A partir de ese momento, los titulares en periódicos norteamericanos incluyendo palabras como “Casa Blanca”, “déficit”, “legislación” o “congreso” se disparan como también lo hace la incertidumbre con respecto a un entorno fiscal mucho más restrictivo para empresas y consumidores (¿les suena Fiscal Cliff?) pero, contra todo pronóstico, la inversión privada comienza a recuperarse alcanzando tasas cercanas al 10% que se asocian con ciclos económicos normales.
It’s the Economy, stupid!!
Y, ¿cual es el motivo de este cambio de percepción en inversores y gestores respecto al riesgo político? En mi opinión se trata de 2 factores fundamentalmente:
- Por un lado la mejora en crecimiento económico global sustentada por la creatividad de los grandes Bancos Centrales, que han puesto en práctica agresivos programas de expansión monetaria para garantizar un periodo de convalecencia lo más corto posible. Los frutos comienzan a verse ya en USA donde el americano consume de nuevo, el precio de las casas se recupera y el mercado vuelve a crear puestos de trabajo; también en China donde el crédito vuelve a fluir , y tímidamente en Europa como demuestra, entre otros indicadores, el ZEW de Expectativas Económicas.
- A pesar de este mejor tono macroeconómico, el endeudamiento del sector público y privado en las economías desarrolladas es aún demasiado elevado y la recuperación económica aún muy incipiente. El margen de maniobra de los políticos, sea cual sea su agenda en materia económica, es muy limitado de momento. Esto garantiza cierta continuidad y disminuye la incertidumbre…y el mercado no soporta la incertidumbre.
Según escribo, veo en CNBC que el Parlamento chipriota ha votado en contra del bail-in, y los mercados recuperan desde los mínimos de la sesión. El Dow Jones acaba en terreno positivo!!
Ojala la economía continúe ayudándonos porque si tenemos que confiarnos a los políticos….