El plan de la Reserva Federal para reducir de forma gradual su programa de compra de bonos, junto con un considerable incremento de las rentabilidades de los bonos del Tesoro estadounidense a diez años, han llevado a los inversores a replantearse sus asignaciones basándose en el bajo nivel del crecimiento y de los tipos de interés, así como en la elevada liquidez. Esto se ha traducido en un aumento de la volatilidad en varias clases de activos, como la renta variable asiática, que ha participado de lleno en la caída del mercado. ¿Acaso se trata de la primera señal del final de la renta variable como alternativa de rentabilidad?
La oleada de ventas de bonos del Tesoro estadounidense ha sido comprensible, pero el caso de la renta variable resulta menos claro. Aunque las valoraciones de las acciones se ven afectadas por las expectativas sobre los tipos de interés a largo plazo, lo que atrae a la mayoría de los inversores que buscan ingresos es la diferencia existente entre la rentabilidad por dividendo y los tipos disponibles para los depósitos bancarios. Las declaraciones realizadas recientemente por Ben Bernanke sugieren que es probable que los tipos de interés a corto plazo se mantengan en niveles bajos durante algún tiempo, teniendo en cuenta que, debido a la persistente debilidad del mercado laboral (a pesar de haber mejorado) y al bajo nivel de inflación, el atractivo de la rentabilidad por dividendo frente a la de los depósitos sigue muy vigente.
Asia también ofrece algunas ventajas claras frente a otras estrategias de renta variable para generar ingresos. Dado que las rentabilidades de algunas fuentes tradicionales han descendido hasta niveles poco atractivos, creemos que el crecimiento de los dividendos será un motor cada vez más importante para las estrategias de generación de ingresos. Se espera que el crecimiento económico subyacente siga siendo sólido, especialmente en comparación con las recuperaciones anémicas observadas en la mayoría de las economías occidentales. Esto debería proporcionar un crecimiento superior de los beneficios y, por lo tanto, un mayor crecimiento de los dividendos con el paso del tiempo. El argumento estructural resulta aún más atractivo. Las empresas asiáticas han cambiado en los últimos diez años y, en la actualidad, presentan características similares a las de sus homólogas occidentales. La inversión en inmovilizado es más racional y, como resultado de ello, la generación de caja es comparativamente mejor a la de las empresas estadounidenses y europeas. Este excedente de efectivo se ha utilizado para reducir deuda y ahora muchas empresas cuentan con efectivo neto en sus balances. Durante los próximos años, esperamos cada vez más noticias positivas para los accionistas, como dividendos extraordinarios, recompras de acciones y reducciones de capital. Y, lo que es más importante, creemos que se producirá un aumento de los repartos regulares de dividendos, dado que las tasas de distribución (el porcentaje del beneficio neto distribuido como dividendo) se encuentran en mínimos históricos.
El siguiente gráfico muestra cómo los dividendos no han seguido el ritmo de los beneficios en Asia durante los últimos tres años, ya que las empresas se han mostrado reticentes a elevar el reparto de dividendos en un periodo volátil. Aunque esto demuestra la poca madurez de la temática de dividendos en esta región, resulta esperanzador comprobar el número de empresas que han incrementado sus dividendos durante los últimos nueve meses como resultado de un contexto mundial más favorable. Teniendo en cuenta que las empresas siguen acumulando efectivo, creemos que esta tendencia más positiva se mantendrá y que la brecha entre los beneficios y los dividendos se reducirá. No nos sorprendería que, durante los próximos cinco años, el crecimiento de los dividendos superara al de los beneficios en el continente asiático.
Fuente: Bloomberg. Datos mensuales recalculados en base 100. Del 29/07/2005 al 31/07/2013.
Además de los cambios en el sector privado, creemos que las políticas públicas y la mayor madurez del mercado impulsarán la demanda estructural de rentabilidad. Actualmente, los consumidores asiáticos cuentan con considerables niveles de efectivo, principalmente en depósitos bancarios. A medida que servicios financieros como los seguros y la gestión de patrimonios vayan penetrando en la región y que las iniciativas de los gobiernos mejoren las prestaciones sociales, la necesidad de acumular efectivo irá disminuyendo. Del mismo modo, a medida que este dinero se invierta en vehículos de ahorro más sofisticados, la necesidad de activos que generen rentabilidad aumentará de forma considerable.
En resumen, creemos que la reciente debilidad de los mercados asiáticos representa una oportunidad para invertir en la región a valoraciones que parecen atractivas en comparación con su trayectoria histórica y con otros mercados de renta variable. La parte positiva de la renta variable asiática que reparte dividendos sigue vigente, desde un punto de vista tanto cíclico como estructural. Es probable que los tipos de interés a corto plazo se mantengan en niveles bajos durante algún tiempo, garantizando que la prima de la rentabilidad por dividendo frente a los tipos del mercado monetario siga siendo atractiva. No es el final de la renta variable como alternativa de rentabilidad: ¡simplemente resulta más barata que antes!
Opinión de Mike Kerley, gestor del fondo Henderson Horizon Asian Dividend Income Fund