El año pasado, la intervención del gobierno de Brasil en diversos sectores condujo a una mayor incertidumbre para las empresas, dando lugar a la postergación de las inversiones pro-crecimiento, que son vitales si el crecimiento económico de Brasil ha de recuperarse en 2013. En el sector de servicios públicos, el gobierno realizó cambios en los términos de concesión destinados a reducir los precios de la electricidad, mientras que en el sector bancario, los bancos públicos fueron obligados a bajar sus tasas de préstamo, apretando la rentabilidad de los bancos privados. Incluso hubo presión sobre el Banco Central de Brasil para ampliar el ciclo de rebajas a la tasa de interés, a pesar de los datos de inflación preocupantes. Esta interferencia gubernamental causó incertidumbre para los inversionistas y una caída de la inversión del sector privado, que culminaron en el lento crecimiento del producto interno bruto de 0,9% el año pasado. La previsión para 2013 es que la inversión del sector privado podría ser el factor decisivo para la economía.
El año 2013 ha comenzado con algunos signos de cambio positivo en Brasil. El gobierno ha reconocido que se necesitan inversiones por parte del sector privado para impulsar la recuperación económica. El gobierno ha vuelto a examinar sus políticas con respecto a las privatizaciones y ha aumentado las tasas de rendimiento que ofrece a los inversores privados. Esto ha dado lugar a una campaña de marketing para atraer a los inversores previamente a las subastas de concesiones de infraestructura esperadas para finales de año. Es importante destacar que, después de haber ofrecido rendimientos miserables en la última ronda, el Ministerio de Hacienda ha indicado que se ofrecerán retornos más atractivos en esta oportunidad. Además, se ha reconocido que el aumento de la inflación es un problema. Con este fin, Abril ha visto que el banco central eleve las tasas de interés desde el bajo nivel récord alcanzado el año pasado. Dada la magnitud de los recortes en el pasado, junto con la política fiscal expansiva (el uso de la recaudación de ingresos y gastos del gobierno para influir en la economía), esto no debe ser visto como un impedimento para una reaceleración del crecimiento.
Las perspectivas a largo plazo de Brasil son convincentes. El país es rico en recursos naturales y tiene tendencias demográficas favorables a largo plazo (por ejemplo, el aumento de los ingresos disponibles). Pero el gobierno a menudo ha creado problemas que han impedido a Brasil alcanzar su pleno potencial. La marea puede estar cambiando ya que los cambios incrementales descritos anteriormente indican que el gobierno está cada vez más abierto y conciliador con el sector privado a fin de promover la inversión. La celebración de la próxima Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos proveen de plazos forzosos que garantizan que el progreso ha de hacerse. Estos acontecimientos y el reciente nombramiento de un brasileño al frente de la Organización Mundial de Comercio muestran que el país estará en el centro de atención como nunca antes en los próximos años. Corresponde a los políticos asegurar que un panorama económico en mejora sea parte de este despliegue.