El mercado de renta variable brasileño, medido según el índice MSCI Brazil Total Return Index, cae casi un 25% en dólares este año (a 10 de julio de 2013), donde un 10% de la caída se debe a la debilidad del real brasileño frente al dólar. Las pérdidas en dos grandes compañías brasileñas, la petrolera Petrobras y la minera Vale, también contribuyen de forma significativa a esta caída. Creemos que buena parte de los problemas económicos actuales de Brasil se deben a una mala gestión de su economía doméstica y a la urgente necesidad de mayores incentivos para la inversión del capital privado. No creamos que haya un factor único, como pueda ser el menor crecimiento en China, la caída de los precios de las materias primas o los cambios en la política monetaria de la Reserva Federal, que pueda señalarse como culpable de esta situación; al fin y al cabo, Indonesia y Australia también exportan a China y están expuestos a las mismas fuerzas globales, y tanto sus economías como sus bolsas, gozan en general de una mejor percepción.
Podría argumentarse que la impopularidad de Brasil entre los inversionistas se debe sobre todo a la falta de confianza del inversor local y extranjero en la administración Dilma y su política económica.
Como ejemplo, las exportaciones brasileñas a China alcanzaron un máximo histórico en mayo de 2013, sumando 5.600 millones de dólares, un incremento del 5,5% respecto al mismo periodo del año pasado y cinco veces más que en 2007. (según datos de Bloomberg). La relación de Brasil con China es, de hecho, uno de los puntos fuertes de su economía, puesto que China ha ampliado la gama de productos que compra a Brasil. Podría argumentarse que la impopularidad de Brasil entre los inversionistas se debe sobre todo a la falta de confianza del inversor local y extranjero en la administración Dilma y su política económica. Las industrias financiera, minera, de transporte, de energía, las utilities y las compañías de bebidas han experimentado una creciente intervención gubernamental en su política de precios y en los impuestos, a menudo, a través de la manipulación por parte de grandes corporaciones con capital estatal que han perjudicado el interés de compañías cotizadas participadas por accionistas privados. Algunas industrias, como la de la construcción, que tiene lazos muy estrechos con el gobierno, han ido bien, pero por lo general tienen poca presencia en las bolsas y además dependen demasiado de grandes créditos concedidos por bancos estatales.
Las recientes protestas callejeras en Brasil fueron en su mayoría un medio por el que la clase media expresó su desacuerdo sobre temas de sobra conocidos por los inversionistas locales y extranjeros
La corrupción también se ha hecho más evidente en la relación entre el gobierno y algunas industrias clave. No esta claro si el gobierno brasileño actual tiene el deseo o la disciplina para reparar el daño que ha creado –este es el principal factor sorpresa, tanto positivo como negativo, que al que se enfrenta el inversor en Brasil en el futuro próximo. Las recientes protestas callejeras en Brasil fueron en su mayoría un medio por el que la clase media expresó su desacuerdo sobre temas de sobra conocidos por los inversionistas locales y extranjeros en la bolsa brasileña: que el gobierno no ha sabido invertir con inteligencia la nueva riqueza generada por las commodities, que la corrupción en el otrora intachable Partido de los Trabajadores de Dilma es cada vez mayor, y que los grandes proyectos, como los estadios para el Mundial de Futbol y los de Petrobras, han hecho un flaco favor a los proyectos de mejoras en educación o sanidad. Muchos brasileños son dolorosamente conscientes de que la descomunal apuesta del gobierno por Petrobras está desviando enormes sumas de dinero que podrían invertirse en proyectos sociales.
Este descuento ofrece a los inversionistas a largo plazo una buena oportunidad para invertir en una economía que está operando muy por debajo de su potencial de crecimiento
En cualquier caso, en la última década invertir en Brasil ha sido una buena idea. La bosa lo ha hecho muy bien (MSCI Brazil Total Return Index +538.4% versus MSCI World Total Return Index +112.4% en dólares, entre el 30 de junio de 2003 y el 30 de junio de 2013), los brasileños están mucho mejor y el país se ha abierto al comercio exterior. Sin embargo, la debilidad reciente pone de manifiesto que en los mercados emergentes, la política del gobierno, sea buena o mala, todavía tiene un impacto enorme en la economía. El comercio es un punto fuerte para Brasil de cara a 2014 ya que las exportaciones a EE.UU., Europa y Japón podrían acelerarse. Hay otros factores que podrían ayudar a los mercados financieros brasileños durante los próximos meses: en primer lugar, la decisión de subir las tasas de interés debería ayudar a contener las expectativas de inflación y como consecuencia las subidas salariales en 2014; en segundo lugar, una divisa más débil ha mejorado la competitividad comercial de Brasil; en tercer lugar, el gobierno ha prometido revisar su situación fiscal y ha dado señales de que algunos proyectos excesivos o despilfarradores, podrían eliminarse; en cuarto lugar, las protestas populares han hecho saltar la alarma en un gobierno que pensaba que la Presidente Dilma gozaba de popularidad universal; por último, creemos que Petrobras empezará a comunicar algún que otro éxito demostrable en sus yacimientos de aguas profundas –quizás no tanto, ni tan pronto como muchos críticos esperan, pero suficiente para mitigar los temores más acuciantes de los inversionistas. A niveles actuales la bolsa brasileña cotiza a un PER de 14x, a un price-to-book ratio de 1,3x y ofrece un crecimiento de beneficios en torno al 14% para los próximos 12 meses – sin embargo, hay que señalar que la volatilidad de la divisa y de los precios estimados para las materias primas provocan una amplia disparidad en el rango de estimaciones. En términos históricos, el ratio PER de 2008 era de unas 8,5x y el price-to-book ratio de 1,6x. Nuestra conclusión es que el mercado ofrece valor relativo en términos históricos pero que los beneficios empresariales están deprimidos. Este descuento puede estar justificado por los vientos de cara a los que se enfrenta Brasil de forma inmediata, aunque ofrece a los inversionistas a largo plazo una buena oportunidad para invertir en una economía que está operando muy por debajo de su potencial de crecimiento.
Columna de opinión de Christopher Palmer, director de Mercados Emergentes Globales de Henderson Global Investors.