Tras las recientes turbulencias causadas en el mercado por el COVID-19 y la consecuente desaceleración económica, los inversores tratan de encontrar nuevas fuentes de retornos. Teniendo en cuenta que el mercado no va a recuperar los máximos anteriores al comienzo de la crisis del coronavirus en un futuro cercano y con la economía soportando presiones deflacionarias, es más que probable que en los próximos 18 meses tenga lugar un nuevo movimiento a la baja incluso de mayor profundidad.
La brusca salida de un mercado alcista de más de una década de duración ha hecho que los inversores comiencen nuevamente a considerar la inversión en oro como una defensa contra la recesión. Pero, además, invertir en oro puede ser también un medio para navegar la tormenta inflacionaria que puede formarse a largo plazo, como consecuencia de las decisiones tomadas por los bancos centrales.
Invertir en oro directamente es complejo, ya que, tras la adquisición, se recibirían lingotes físicos que sería necesario almacenar en lugar seguro. Un almacenaje que resulta costoso. Sin embargo, no es necesario invertir en el metal precioso por excelencia directamente para obtener una exposición a él. Una alternativa es invertir en compañías mineras cuya actividad principal sea la exploración, extracción, procesado y comercialización de oro y otros metales preciosos.
Para obtener una cartera adecuadamente diversificada, uno de los mejores vehículos es un fondo de inversión de la categoría sectorial VDOS de Materias Primas, que invierta en este tipo de compañías mineras. De este grupo de fondos, de una selección con la mayor calificación de cinco estrellas de VDOS, Edmond de Rothschild Goldsphere es el más rentable en lo que va de año, con un 22,68% de revalorización en su clase I.
Su objetivo a largo plazo (más de cinco años) es lograr una rentabilidad superior a la de su índice de referencia, el FTSE Gold Mines Price Index (dividendos netos reinvertidos), mediante la selección discrecional de valores que operan principalmente en el sector aurífero y vinculados a la exploración, extracción, transformación y comercialización de oro.
El gestor principal del fondo es Christophe Foliot, CFA. Christophe se unió al equipo de gestión de Edmond de Rothschild Asset Management en 2003 como gestor de renta variable americana y en 2008 se convirtió en responsable de los equipos de renta variable global y americana y gestor principal del Edmond de Rothschild Goldsphere. Comenzó su carrera en 1994 en Knight-Ridder Nueva York y en 1999 se incorporó a BNP Paribas Asset Management como analista de renta variable americana. Christophe obtuvo su MBA en Finanzas por el Baruch College, de la City University of New York.
El universo invertible comprende alrededor de 150 acciones en todo el mundo con una alta concentración de Barrick & Newmont Mining, cuyo mercado supone aproximadamente el 35% o 40% del índice. Las acciones canadienses tienden a mantener una posición dominante en los índices y fondos debido a su mayor estabilidad geopolítica y sus estándares de gobernanza. El fondo ha mantenido su sesgo hacia nombres de gran capitalización y de alta calidad que tienden a resistir mejor en las recesiones del mercado, mientras que las empresas más pequeñas pueden sufrir más. El fondo también se ha alejado de las mineras con alta exposición a África.
El equipo gestor trata de identificar compañías con balances sólidos y una sólida cartera de proyectos de explotación con ventajas competitivas en costes. Esto se consigue mediante un análisis profundo del entorno geopolítico, para controlar riesgos, y mediante un análisis fundamental, tanto cualitativo como cuantitativo, de cada compañía. Se analizan con detenimiento factores como el crecimiento orgánico, el flujo de caja que genera, las necesidades de refinanciación, el capex, la calidad y el compromiso del consejo de administración, así como su experiencia e historial. A partir de aquí, se construye una cartera bastante concentrada y de pura convicción, compuesta por un número de entre 30 y 50 compañías.
Las cinco mayores posiciones en la cartera del fondo corresponden a Newmont Corporation (9,95%), Barrick Gold Corp (9,61%), Agnico-Eagle Mines Ltd (7,19%), Franco-Nevada Corp (5,61%) y Anglogold Ashanti Ltd (5,37%). Por país, Canadá (60,14%), Estados Unidos (12,96%), Australia (9,78%), Sudáfrica (9,56%) y Rusia (3,53%) representan los mayores pesos en la cartera del fondo.
Con un patrimonio bajo gestión de 35 millones de euros, la evolución del fondo por rentabilidad lo sitúa entre los mejores de su categoría, en el primer quintil, durante 2019 y 2020, batiendo al índice de su categoría en 2016 y 2018. A tres años su volatilidad es del 22,76% y del 29,96% a un año, periodo en el que registra una ratio Sharpe de 0,53 y un tracking error, respecto al índice de su categoría, del 18,98%. La inversión mínima requerida para suscribir la clase I (institucional) de este fondo es de 500.000 euros, aplicando a sus clientes una comisión fija de hasta un 1%, además de una comisión variable del 15% por resultados positivos del fondo respecto a su índice de referencia.
El fondo dispone también de una clase A cuya suscripción mínima es de una participación, siendo su último precio de valor liquidativo de 82,35 euros. Esta clase aplica a sus suscriptores una comisión fija del 2% y también una comisión variable del 15% por resultados positivos del fondo respecto a su índice de referencia.
El posicionamiento del equipo gestor sigue siendo fundamental, manteniendo compañías con perfil de riesgo defensivo y atractivo. Han ido reduciendo gradualmente la exposición a nombres de menor tamaño, con menos visibilidad en términos de aumento de producción.
En este contexto, creen que favorecer a las compañías establecidas y de calidad es la opción más sensata. En términos de posicionamiento cíclico de la industria, estiman que el último ciclo del oro comenzó con el primer recorte de tipos de la Reserva Federal (Fed). Creen que el oro cuenta con un grandísimo potencial al alza adicional, basándose en tres factores principales: no hay inflación en el corto plazo, los tipos de interés van a mantenerse bajos por un tiempo y aún no hay una solución definida para el COVID-19. Esto hace que el horizonte sea muy alentador para esta clase de activo.
Actualmente, los balances de las compañías están mucho más saneados que en el ciclo anterior. En 2015, las empresas tenían muchísima deuda, pero ese no es el caso en la actualidad. Además, las valoraciones continúan siendo atractivas respecto a picos anteriores.
Su evolución por rentabilidad en los últimos tres años, respecto al resto de fondos de su categoría, y la volatilidad incurrida en el mismo periodo, hacen a Edmond de Rothschild Goldsphere merecedor de la calificación cinco estrellas de VDOS.
Tribuna de Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS