Los hijos predilectos de la transición energética, los vehículos eléctricos, están llegando a la adolescencia. Aunque a corto plazo son inevitables algunos problemas de crecimiento, creemos que el futuro del transporte eléctrico parece saludable.
Las ventas de vehículos eléctricos crecieron en torno a un 36% interanual entre 2021 y 2022, según S&P Global Mobility. Sin embargo, el mercado debe superar aún algunos retos a corto plazo, como el encarecimiento de los precios de la electricidad debido a la actual crisis energética en Europa, la retirada de las subvenciones a estos vehículos en China, la posible eliminación de los incentivos financieros a su compra en Europa, así como la reducción general de las ventas de automóviles nuevos debido al temor sobre la economía mundial. Todas estas razones llevan a muchos analistas del sector a prever una ralentización de las ventas de coches eléctricos en 2023.
Sin embargo, en el medio y largo plazo, las previsiones son más optimistas y auguran una demanda elevada gracias a la positiva orientación de las políticas y normativas a nivel mundial para la transición energética en general y para los vehículos eléctricos en particular. Medidas como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de EE UU o la iniciativa europea REPowerEU supondrán un impulso económico que ayudará a ampliar la infraestructura necesaria y a desarrollar la tecnología clave. Además, la ampliación de la producción de baterías en ‘gigafábricas’ se traducirá en un rápido descenso de los costes.
También se resolverá el problema de la “ansiedad por la autonomía”, que frena a muchos conductores a dar el paso de un vehículo de combustión a uno eléctrico, preocupación que quedará atrás gracias a la mejora de la tecnología de las baterías, que reducirá los tiempos de carga y mejorará la autonomía de los vehículos.
El panorama descrito significa que la industria tendrá que planificar un aumento significativo de los volúmenes. Para ello, será fundamental eliminar los cuellos de botella de la cadena de suministro y garantizar un crecimiento adecuado de la producción de los metales y minerales esenciales para los trenes de potencia de los vehículos eléctricos, que toman la energía almacenada en el sistema de baterías de un vehículo y la suministran a los motores.
En este camino, habrá ganadores y perdedores. Aunque aún es difícil de predecir con certeza cuáles serán las empresas que saldrán victoriosas en la partida, sí podemos avanzar aquellos sectores que pueden tener más o menos potencial en función del comportamiento que han tenido desde que los vehículos eléctricos comenzaron a llegar al mercado.
Hasta ahora el foco principal ha estado puesto en los fabricantes de estos automóviles. La mayoría de las empresas puras, dedicadas únicamente a la producción de eléctricos, aún no han obtenido beneficios, y su éxito en un mercado altamente competitivo está lejos de estar asegurado, teniendo en cuenta el elevado coste de la investigación, el desarrollo y la producción a gran escala de estos vehículos.
A diferencia de muchos subsectores tecnológicos, la existencia de operadores tradicionales y la naturaleza de la industria automovilística, impulsada por las marcas, la hacen muy competitiva y difícil de dominar. En definitiva, dadas las dificultades para predecir ganadores claros, creemos que hay mejores formas de exponerse a este sector que invertir directamente en los fabricantes de automóviles. Por ello, pensamos que los inversores han de buscar en otros sectores para sacar partido a esta creciente demanda de coches eléctricos.
Consideramos que los proveedores de automóviles que suministran piezas clave a la industria automovilística presentan una buena oportunidad y son una forma excelente de obtener una exposición indirecta al mercado. En concreto, aquellos proveedores que desarrollan productos esenciales para los vehículos eléctricos y autónomos del futuro.
En este sentido, vemos, por ejemplo, un gran potencial a la oblea de carburo de silicio (SiC). Es una tecnología clave y constituye un material que es probable que termine conteniendo los chips de todos los vehículos eléctricos, lo que representa un importante motor potencial para el crecimiento de los fabricantes de SiC. De hecho, el Federated Hermes Impact Opportunities Equity Fund está expuesto a este sector y a otras tecnologías punteras de automoción a través de valores como la multinacional franco-italiana de semiconductores STMicroelectronics.
Un mercado tan reciente como el de los coches eléctricos, que está entrando ahora en su “adolescencia”, presenta grandes oportunidades para los inversores. No obstante, es fundamental prestar atención a las innovaciones tecnológicas que se desarrollan a gran velocidad y que marcan la evolución del sector, así como seguir con atención los cambios regulatorios que impactan directamente en la demanda de los consumidores y las ventas de la industria.