El panorama europeo para la inversión socialmente responsable (ISR) está tomando impulso y expandiendo su ámbito. En un reciente estudio sobre ISR en Europa llevado a cabo por el Eurosif en 2016*, 278 gestores de inversión declararon que más de 12 billones de euros de activos gestionados en
Europa incorporan principios de inversión socialmente responsable en mayor o menor medida. Esta elevada cifra contrasta con el escaso número de fondos que cuentan con una certificación o sello en materia de ISR, tan sólo unos cientos.
Los inversores institucionales ya no son los únicos catalizadores de la inversión socialmente responsable. Según el mismo estudio, una quinta parte de los activos ISR están en manos de inversores minoristas, lo que refleja la demanda actual proveniente de los hogares y los Millenials, que han mostrado una marcada preferencia por la inversión sostenible. Consideramos que, en un futuro no muy lejano, la inversión socialmente responsable será el enfoque generalizado del sector de la inversión y en las instituciones, y supondrá un componente fundamental del proceso de inversión.
¿Cómo pueden los inversores diferenciar entre mito y realidad?
La transparencia y la honestidad son los valores esenciales que una firma de gestión de activos debe poseer para poder calificar su enfoque de inversión como «responsable». Nuestro compromiso como signatarios de los Principios de Inversión Responsables de Naciones Unidas (UNPRI, por sus siglas en inglés) desde 2012 da fe de esta transparencia y franqueza para mejorar e involucrarnos. Lo que es más importante, el cumplimiento de los criterios ESG va más allá de ser un mero «complemento» o un nuevo estilo de inversión.
De hecho, consideramos que el deber fiduciario principal de una gestora de activos de cara a sus inversores consiste en atenuar tanto riesgo como pueda identificar. No cabe duda de que esto incluye aquellos riesgos asociados a un gobierno corporativo deficiente, a la representación insuficiente de los accionistas, al desinterés respecto de las cuestiones sociales, como la salud y la seguridad, y a los retos medioambientales.
¿Cómo implementar un enfoque basado en los criterios ESG en el día a día?
Cada fondo puede seguir un proceso de inversión diferente, con distintos universos y perfiles de riesgo, por lo que los riesgos en materia de ESG y la implementación de este enfoque variarán. No obstante, existe un denominador común a la hora de identificar y mitigar los riesgos en materia de ESG y vigilar y encarar de forma constante.
En caso de se produzcan discrepancias, los equipos de inversión toman las riendas para comprender mejor la situación y, en calidad de accionistas afectados, ejercen su derecho a influir en las empresas para lograr un desenlace responsable. Los accidentes medioambientales nunca resultan fáciles de predecir, aunque siempre se pueden extraer lecciones y mejorar los procesos de actuación. Gran parte de nuestra responsabilidad reside en la comunicación, dotando nuestras políticas e interacciones de total transparencia. La mayoría de los fondos de Carmignac dispone de informes exhaustivos y especializados en materia de criterios ESG y emisiones de carbono previa solicitud.
Los criterios ESG en los mercados emergentes: ¿suponen un obstáculo o una ventaja?
Por lo general, los gobiernos de los países emergentes y sus mercados bursátiles han tardado en implementar los estándares de los mercados desarrollados en materia de transparencia, estándares de voto y representación de los derechos de los accionistas. El enfoque de selección basado en la excelencia —ampliamente extendido—, utilizado por gestores que estructuran carteras con una asignación sectorial supeditada a los índices de referencia que incluyen las empresas con los niveles más altos de sostenibilidad, no deja lugar para las sólidas convicciones o la gestión activa— factores clave en la inversión en mercados emergentes en lo que respecta a determinados países o sectores—, al tiempo que evita por completo al resto.
Sin embargo, la aplicación de criterios de gobierno corporativo, sociales y medioambientales no dificulta necesariamente la inversión en los mercados emergentes. Los sectores infapenetrados favorecen inherentemente las temáticas sostenibles, como la mejora de las condiciones de vida, la innovación, las tecnologías limpias y la financiación del futuro.
Hoy en día, la inversión sostenible, que integra un enfoque basado en criterios ESG, debería ser la norma en el sector de la gestión de fondos. Lógicamente, su aplicación y relevancia pueden variar en función del universo en el que se inscribe el fondo. El siguiente paso para nuestro sector será el reconocimiento de que los riesgos en materia de ESG, junto con los financieros o de contabilidad, no sólo constituyen una «certificación ecológica» o un mero «complemento», sino un catalizador esencial de rentabilidad a largo plazo. En el camino hacia la inversión sostenible, los gestores de activos deben centrarse en el largo plazo, en vez de mostrar una visión cortoplacista.