Las infraestructuras cotizadas no han sido inmunes a las caídas generalizadas que el coronavirus ha traído a los mercados. No obstante, los fuertes movimientos que hemos visto en las valoraciones han creado oportunidades globales muy atractivas en títulos de infraestructuras de larga duración, que constituyen la columna vertebral de la sociedad moderna. Si bien es cierto que las perspectivas a corto plazo son aún inciertas, es importante recordar que esta clase de activos tiene la capacidad de repuntar rápidamente una vez que las aguas vuelvan a su cauce.
El sector más afectado ha sido el de infraestructuras de transporte y energía. La combinación sin precedentes de un choque en la oferta y un colapso en la demanda debido a la pandemia ha llevado a ventas indiscriminadas en los mercados. No es de extrañar que el efecto dominó de un confinamiento casi global haya provocado una caída precipitada de los viajes a nivel global. Las peculiares circunstancias en las que nos encontramos han tenido un fuerte impacto en las infraestructuras de transporte, concretamente en los aeropuertos y las carreteras de peaje, aunque el de mercancías pesadas en estas mismas carreteras permanece relativamente intacto.
En el otro lado de la ecuación, las infraestructuras de comunicaciones han demostrado su resistencia y fortaleza. El paso al teletrabajo en masa y la importancia de la conectividad a través de centros de datos, redes de banda ancha y torres de comunicaciones, han hecho que estas empresas se mantengan en una buena posición. La infraestructura social, incluidos los hospitales, también ha soportado las condiciones extremas de mercado de las últimas semanas.
Con estos movimientos y en vista de las valoraciones resultantes, hemos reducido nuestra exposición a estos sectores relativamente fuertes para financiar oportunidades en otras áreas. Aunque nosotros seguimos una estrategia de compra y retención de baja rotación, las circunstancias actuales son sin duda extraordinarias y unos mercados tan volátiles siempre ofrecen dislocaciones en las valoraciones. Hemos encontrado muy buenas oportunidades de valor relativo en el sector de servicios, que esperamos mantener y que registren crecimiento en sus dividendos. También hemos aumentado de modo selectivo nuestra exposición a infraestructuras de transporte y energía, aunque mesuradamente, conscientes de que el sentimiento negativo puede persistir una temporada antes de que los fundamentales se reafirmen.
Tras la crisis del 2008, las infraestructuras cotizadas se recuperaron a un ritmo mucho más rápido que el resto de activos, gracias a sus ingresos y flujos de caja. Creemos que esta tendencia podría darse de nuevo una vez restablecidas las condiciones normales del mercado. La atención al corto plazo en situaciones como la actual es muy comprensible, pero es fundamental que no perdamos de vista la perspectiva a largo plazo que requiere esta clase de activos.
Tribuna de Alex Araujo, gestor del M&G (Lux) Global Listed infrastructure.