En unas circunstancias como las actuales, con un sector industrial tanto de Estados Unidos como de Europa debilitado, hay que aferrarse al consumo en los hogares, que por ahora no se ve afectado por la contracción del primero.
El contexto económico en Estados Unidos no ha cambiado mucho en las últimas semanas. La actividad del sector industrial sigue disminuyendo gradualmente, ya que la disipación del estímulo fiscal de 2018 y la incertidumbre del sector privado como consecuencia de la guerra comercial afectan negativamente a la inversión.
Por el contrario, un mercado laboral saludable y un vacilante repunte de los precios de la vivienda favorecen la solidez del consumo de los hogares, lo que mantiene la economía estadounidense en el buen camino para crecer potencialmente a una tasa del 2% o ligeramente superior. En este contexto, la persistencia del reducido nivel de inflación permite a la Fed suavizar las condiciones del crédito de forma preventiva para intentar evitar una mayor ralentización económica.
En Europa, especialmente en Alemania, la actividad parece estabilizarse en mínimos. El sector industrial está contrayéndose en todas las principales economías de la zona euro mientras el consumo de los hogares se expande, favorecido por la disminución de las cifras de desempleo.
Sin embargo, todavía no existen señales de la tan esperada recuperación. El riesgo radica en que el deterioro industrial se extienda a los sectores orientados al mercado interior, y a la confianza de los consumidores. El contexto de una inflación desesperadamente reducida es suficiente para que el BCE estudie la posibilidad de una mayor relajación de la política monetaria para finales de año.
A esto habría que añadir que, en el Reino Unido, la espada de Damocles del Brexit sigue enturbiando las perspectivas de crecimiento en las islas británicas y el riesgo de una salida sin acuerdo ha aumentado materialmente, ya que el nuevo primer ministro, Boris Johnson, considera abiertamente que esta opción es viable.
Mientras tanto, Japón y Australia siguen mostrando un crecimiento positivo del PIB una vez más gracias a la demanda interna, aunque tienen cierta exposición a un aumento de las tensiones comerciales y a la consecuente ralentización económica de China.
Tribuna de Adrien Pichoud, economista jefe y gestor de carteras de SYZ AM.