Este domingo, España celebrará las terceras elecciones generales en menos de tres años y medio. Las encuestas sugieren que el voto está muy repartido entre los partidos existentes de izquierda y derecha y el nuevo contendiente de la derecha: Vox. Una vez más, no parece que ningún partido vaya a alcanzar la mayoría absoluta, por lo que el resultado más probable es un gobierno de coalición.
Cualquier coalición genera incertidumbre entre los inversores hasta que se aclare qué partidos están dispuestos a formar una alianza. La desafección con los partidos tradicionales que contribuyó al nacimiento de dos nuevos partidos –Unidas Podemos y Ciudadanos– también está detrás del auge de Vox. Creemos que la desafección política continuará siendo una tendencia mundial.
Las implicaciones para el mercado de bonos podrían derivarse de la tendencia de los partidos populistas a prometer políticas fiscales expansivas que suelen implicar mayores déficits presupuestarios. Además, la incapacidad de los partidos para ampliar el gasto público todo lo que desearía el electorado podría acabar fomentando la creación de más partidos populistas tanto de extrema izquierda como de extrema derecha.
El continuo aumento del número de partidos tiene un efecto diluido sobre el voto que se traduce en gobiernos de coalición con escasa capacidad para acometer reformas significativas. Este problema no es exclusivo de España; las elecciones generales italianas del año pasado o el cambio de rumbo del presidente francés Emmanuel Macron con respecto a la política monetaria del Banco Central Europeo son dos ejemplos de las posibles repercusiones para los inversores en renta fija.
España no debería verse muy penalizada por los inversores en bonos por cualquier concesión presupuestaria o por la incertidumbre poselectoral, teniendo en cuenta que hay otros países que también desean flexibilizar su política fiscal.
A diferencia de Italia, el entorno económico subyacente sigue siendo robusto en España, lo que debería respaldar los diferenciales de los bonos y contribuir a su estabilización en cuanto pasen las elecciones y el país cuente con un gobierno de coalición. La búsqueda de rentabilidad sigue siendo intensa, sobre todo ante la perspectiva de que el BCE mantenga su política de tipos de interés negativos.
Esta búsqueda de rentabilidad, junto con la mejora de la calidad crediticia de España, debería llevar gradualmente a los bonos españoles a cotizar con prima con respecto a los bunds alemanes.