La necesidad actual de soluciones reales a amenazas a nivel mundial como el cambio climático y la contaminación es un tema que nos concierne a todos. El Impact investing ofrece a los inversores la oportunidad de contribuir a preservar el entorno y el planeta y, al mismo tiempo, generar rendimientos financieros.
Todavía hay mucha confusión sobre lo que define el Impact investing y lo que lo separa de otras estrategias de inversión responsables, como los criterios ESG (criterios ambientales, sociales y de gobernabilidad, por su traducción del inglés) en el proceso de inversión para generar mayores rendimientos ajustados por riesgo.
Aunque los factores ESG también son importantes en el Impact investing -es más, son fundamentales- no son las compañías con perfiles ESG las que impulsan las decisiones de inversión, sino sus flujos de ingresos. Por ejemplo, una compañía de prospección petrolífera con un elevado bienestar de sus empleados, un gobierno sólido y una administración responsable de la cadena de suministro puede tener una clasificación como «la mejor en su segmento» desde una perspectiva ESG. Sin embargo, independientemente de la fortaleza de sus operaciones, no se calificaría dentro de una compañía para el Impact investing, ya que sus ingresos no se generan con la intención de combatir el calentamiento global o la contaminación.
El mercado de valores ofrece varias oportunidades valiosas de alto impacto con un potencial de retorno atractivo, especialmente en sectores orientados a la innovación. La industria alimentaria es un ejemplo: los requisitos para el etiquetado «limpio» y los ingredientes más saludables en los alimentos ahora están muy extendidos y representan un desafío para los productores tradicionales. Bajo la presión tanto de los reguladores como de los consumidores, los fabricantes de alimentos deben reconsiderar sus procesos y revisar su producción y elaboración, y no todos los costes pueden transferirse a sus clientes.
Pero cuando un sector se transforma, las restricciones para algunos pueden crear oportunidades para otros. Varias empresas pioneras, como Chr. Hansen en Dinamarca, Kerry Group en Irlanda y BRAIN en Alemania han desarrollado alternativas naturales a la sal, el azúcar y a la grasa manteniendo el sabor de sus productos originales. En consecuencia, estas empresas gozan en la actualidad de una gran demanda y están desarrollando un gran potencial de crecimiento.
Otro tema prioritario para el Impact investing es el cambio climático, un área que se extiende mucho más allá de las empresas que producen energía renovable. Existen perfiles prometedores entre las empresas que desarrollan nuevos materiales que contribuyen a reducir la huella ecológica de la industria de la construcción, como Kingspan en Irlanda y Sika en Suiza.
En definitiva, la piedra angular del Impact investing es que el desempeño no financiero se mide junto con los rendimientos financieros. Por ejemplo, además del tradicional reporte de métricas, un fondo de impacto debe divulgar ciertos indicadores clave de desempeño que muestran cómo la compañía aborda los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (u otros objetivos comparables a los ODS). Estas métricas pueden ser top-down (huella de carbono) o específicas de cada mercado, como por ejemplo el tonelaje de redes de pesca recuperadas que pueden ser utilizadas para cualquier otro tipo de proceso industrial.
Todavía hay cosas por hacer, pero mientras más indicadores estén disponibles, más puntos de comparación habrá, y más inversionistas verán el “Impact investing” como algo necesario.
Tribuna de Victoria Leggett, directora de Inversión Responsable en la división de Asset Management de Union Bancaire Privée (UBP AM)