Los futuros gestionados (managed futures) son más simples de lo que parecen. Piense en la versión a ordenador de tipos con gráficos de acciones diciéndote cuáles son los precios de rotura y los suelos de mercado. Lo que tienen en común los futuros gestionados y algunos inversores cuantitativos es la creencia de que los movimientos recientes de los precios son importantes para predecir el futuro, algo que puede ruborizar a los economistas basados en la macro. Ah, y que, cuando se trata de invertir, los humanos somos emocionales y, me atrevo a decir que, en algunas ocasiones, un poco irracionales.
Bajo la superficie, (muchos de) los fondos de futuros gestionados son simplemente estrategias cuantitativas que buscan cazar las tendencias del mercado. Estamos hablando de grandes tendencias en materias primas, tipos, divisas y acciones. Para los neófitos, hay cuatro palabras importantes. “Cuantitativo” simplemente significa que los humanos construyen los modelos, y los modelos deciden qué comprar y qué vender cada día. “Gestionado” significa que puede que a los modelos les guste hoy una operación y la odien en seis meses. Los “futuros” son el arma de inversión preferida, la manera más líquida y eficiente de apostar sobre la subida (posición larga) o caída (posición corta) en el precio de, digamos, el S&P 500 (pero no en la acción número 336). Y “tendencias” son los motores de la rentabilidad, tanto buena como mala.
Los cuantitativos utilizan estadísticas para demostrar la existencia de «dinero gratis» (exceso de rentabilidad) en el seguimiento de la tendencia. Personalmente, cuando leo un “paper” denso que me habla de construir “una estrategia de momento temporal que pueda retroceder hasta 1880”, ya estoy fuera. Necesito que sea más concreta. Millones de inversores humanos parecen estar lanzando calderilla a estas máquinas, y quiero entender por qué.
Así que veamos la historia reciente. Es enero de 2021 y el legendario inversor macro Stan Druckenmiller predice el retorno de la inflación. Unos pocos más lo vieron, la historia salió, y los precios empezaron a moverse un poquito. Dicho esto, casi todo el mundo con quien hablé de esto lo ignoró. ¿Por qué? Muchos gestores dedicados a la asignación de activos habían comprado la tesis “tipos bajos para siempre”, que influenció su construcción de carteras, y dicho lo mismo a sus clientes. Unas cuantas migajas no fueron suficientes para romper el libro de jugadas. Incluso a medida que se iban acumulando los datos, algunos se acobardaron y se refugiaron en el argumento de lo «transitorio»: yo tenía razón, dijeron, sólo hay que darle tiempo. Entre tanto, los futuros gestionados captaron estas débiles señales y empezaron a posicionarse. Dicho de manera simple, cuando el mundo cambia, es difícil para la gente desmarcarse de una posición fuerte de consenso.
En algún momento más tarde, hay una fase de “apostarlo todo”. Los medios de comunicación se centran en unos pocos “contrarians” que lo vieron pronto. La predicción de “quizá el 4-5%” de Druckenmiller ya eran noticias viejas para mayo. El tipo ya estaba prediciendo un 6%. Espera, este banco ha predicho un 8%. ¿He oído un 10%? Cada predicción más extrema que la anterior consigue sus minutos de fama en los medios de comunicación. El ritmo de los tambores amedrenta a millones de inversores para que reajusten las expectativas cada vez más alto, a veces mucho más allá de lo que los fundamentos justifican. Gráficos considerados “imposibles” hace un año ahora son “conservadores”. Mientras tanto, los fondos de futuros gestionados siguen la corriente, posicionando sus carteras de acuerdo con lo que muestran los datos y beneficiándose de ello.
Por supuesto, al final la tendencia se rompe: o bien se desvanece o experimenta un fuerte retroceso. Y aquí es donde, irónicamente, debemos invocar la crítica de Warren Buffett a muchos inversores: cortan sus flores y riegan sus malas hierbas (quiere decir que duplican pérdidas recientes y cortan los éxitos recientes, ignorando las tendencias). Los fondos de futuros gestionados hacen lo contrario. Una vez acabada la tendencia, simplemente siguen adelante. Es aquí donde el componente cuantitativo tiene una enorme ventaja. A los modelos no les da miedo devolver beneficios que ya hemos reservado mentalmente, incurrir en pérdidas y admitir la derrota, o sumarse a una operación popular y ver cómo se revierte de la noche a la mañana. Tienden a dejar que los ganadores corran – porque están ganando- y se deshacen rápido de aquellos que pierden. Desde un punto de vista de trading, son fríos y carentes de emoción.
Desde esta perspectiva, a los futuros gestionados les gusta el cambio de régimen, en el que desechamos el viejo consenso por otro nuevo. Es aquí donde muchas veces ocurre lo inesperado: piensen en la crisis puntocom o en la Crisis Global Financiera. O en el último año y medio: la inflación pasa de cero a cerca del 10%, el petróleo va de negativo a 120 dólares el barril y las principales divisas retroceden a mínimos de hace 20 años. Por supuesto, no aciertan todo el tiempo: a los mercados les encantan las reversiones violentas y abundan los titulares falsos. Pero esto es válido para cualquier estrategia de inversión.
La clave, por tanto, es comprender el set de oportunidades, o preguntarse si hay muchos peces en el mar. Después de una década de vientos de cola extremos, los mercados están afrontando vientos de cara procedentes del endurecimiento monetario, la desglobalización y la Guerra Fría 2.0. Ninguno de nosotros es suficientemente listo para saber con precisión cómo se desarrolla todo esto, pero parece una buena apuesta que el consenso de mercado seguirá cambiando y lo inesperado seguirá sucediendo. De media, lo “inesperado” podría significar que hay muchos “peces” en el estanque de los futuros gestionados.
La información o los datos contenidos en el presente documento no constituyen en modo alguno una oferta, recomendación o consejo para comprar o vender acciones de las participaciones del Fondo. Los inversores deben consultar la información clave para inversores («KIID») y el folleto del Fondo disponible en https://www.imgp.com para obtener más detalles sobre los riesgos implicados.