Es un hecho que el coronavirus Covid-19 va a generar una crisis económica. Para evitar que sea tan intensa, los gobiernos de países donde el mercado informal es muy pequeño están pagando parte del salario de las empresas privadas para evitar que quiebren y se quede la gente sin empleo o repartiendo dinero a la gente, ya que por sus declaraciones fiscales saben como ubicarlos.
Desafortunadamente, en países donde el mercado informal es muy grande, estas medidas no cubren a los más necesitados. En México el 95% de los 6,3 millones de negocios tienen menos de 10 empleados; 71,8% de los ocupados se dedican a actividades de comercio y servicios; y más de la mitad de la gente que trabaja lo hacen en el mercado informal, o sea 31,3 millones de personas.
Para amortiguar la crisis se tiene que apoyar a todas las empresas, pequeñas y grandes, así como a las personas del sector informal. Se requiere generarles liquidez a todos. La decisión de posponer el pago de los créditos bancarios por 4 meses es muy buena, pero debe ampliarse a los créditos de otras entidades financieras y las tiendas comerciales que es la principal fuente de financiamiento de las personas de menos recursos. Para las empresas también se puede dar ese mismo tiempo para el pago de impuestos y seguridad social y otorgarles créditos en condiciones favorables.
De manera paralela e inmediata hay que instrumentar un seguro de desempleo generalizado para apoyar a los que trabajan en las fondas, torterias, comercio informal, servicios como taxistas, etc. Para esto es necesario identificar al grupo al cual apoyar, el mecanismo de repartición del dinero y la supervisión del programa. La tarea no es fácil. Se puede partir de la información que hay en el Seguro Popular, quienes están inscritos no pertenecen ni al IMSS ni al ISSSTE, Prospera, IMSS Oportunidades y demás programas asistenciales que tiene el gobierno. Con información del INEGI se pueden ubicar a las empresas pequeñas, en el caso de taxistas se tienen los permisos expedidos. A la vez es necesario establecer mecanismos efectivos para la dispersión de los recursos, para que lleguen a quien están destinados.
Algunos sectores ya están resintiendo la falta de ingresos. Conforme avance el tiempo esa situación se va a generalizar y si a una buena parte de la población no tiene recursos para subsistir, los problemas de inseguridad van a incrementarse con graves consecuencias sociales. Posponer el pago de las empresas y el seguro de desempleo generalizado podría ser costoso, pero más costoso va a ser que quiebren las empresas y los problemas sociales que se pueden generar.
Para financiar el seguro del desempleo generalizado se requieren muchos recursos, los cuáles se pueden obtener cancelando el proyecto de la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, los cuáles cada vez tienen menor sustento. Toda la sociedad apoyaría incluso un incremento del déficit de las finanzas públicas si los recursos que hay se canalizan para ayudar a la gente en este momento y no en proyectos sin rentabilidad económica. El gobierno actual es muy proclive a los programas asistenciales, en las condiciones actuales es urgente un programa de dichas características para que la gente que no reciba ingresos trabajando tenga al menos algo de dinero para subsistir. El programa debería existir solamente durante la parte crítica de la crisis económica, que será hasta que se mantenga el distanciamiento social y se limiten las actividades económicas. La grave crisis que enfrentamos puede tener peores consecuencias económicas que las que experimentamos en 1982, 1994 y 2009, y de más larga la recuperación. Por eso se requieren medidas radicales para evitarlas.
Columna de Francisco Padilla Catalán