La administración de carteras de inversión es el arte y la ciencia de tomar decisiones mezclando inversión y política, enlazando las inversiones con los objetivos. En Crèdit Andorrà, el grupo de asesoría está dedicado a la estructuración de carteras de inversión y a guiar a los clientes en los mercados de capitales.
Hay dos categorías de inversores en los mercados financieros: inversores individuales e inversores institucionales. El término inversor institucional es lo que su nombre indica: grandes instituciones, tales como bancos, compañías de seguros, fondos de pensiones y fondos mutuos.
Los inversores institucionales superan a los inversores individuales
Los clientes institucionales suelen usar un índice de referencia (benchmark) para gestionar sus carteras, lo que significa que deben seguir unas reglas definidas de asignación de activos de las que no pueden desviarse demasiado. Estas reglas son fuertes restricciones, con un nivel definido de exposición activa (también llamado tracking error) que ellos pueden implementar. Estas fuertes restricciones les obligan a adquirir activos sobre los que tienen una perspectiva negativa, lo cual es sumamente ineficiente.
El tener más restricciones es malo para la gestión de carteras si se tiene talento, pues no es posible implementar del todo las perspectivas que se tienen del mercado de capitales. Como la mayoría de las carteras de los inversores individuales no tienen un índice de referencia, los rendimientos de las carteras deberían, en general, superar a los inversores institucionales. Sin embargo, se está viendo lo contrario, pues los inversores institucionales superan a los inversores individuales en un 1% anual de media. Exploramos las razones detrás de este fenómeno y qué se podría hacer para reducir esta brecha de rendimiento.
Las diferencias en habilidades no son la razón principal de este mayor rendimiento
Se podría pensar que este mayor rendimiento principalmente viene de las habilidades. El dinero institucional, al que también se llama dinero inteligente, es gestionado por profesionales que no solo tienen mucha experiencia en la gestión de activos, sino que también dedican el 100% de su tiempo a esta actividad. Por otra parte, los inversores individuales suelen gestionar su cartera cuando tienen tiempo, principalmente durante el fin de semana o en las noches, y no siempre tienen unos conocimientos técnicos para hacerlo.
Sin embargo, la brecha de rendimiento no se debe a las diferencias en habilidades, sino a una serie de errores básicos que cometen los inversores individuales, los cuales se pueden corregir fácilmente.
Gracias a los errores en el comportamiento a la hora de invertir
Por ejemplo, se pueden detectar algunos patrones que sesgan el comportamiento de los inversores y generan un impacto negativo en los rendimientos de la cartera. La mayoría de los clientes tienen un sesgo doméstico, que es una tendencia natural del inversor en invertir altas cantidades en mercados locales puesto que son los que mejor conocen. Esto causa una innecesaria concentración de activos y una menor diversificación de la cartera.
Además, muchos inversores latinoamericanos tienden también a buscar activos que proporcionan dividendos, ya que los perciben como de menor riesgo. Esto no es cierto; como la demanda por este tipo de activos es alta, terminan siendo caros desde un punto de vista de valoración. Finalmente el inversor individual tiene un sesgo de aversión a la pérdida. La aversión a la pérdida hace referencia a la fuerte tendencia que tienen las personas a preferir evitar pérdidas antes que realizar beneficios. Como resultado, los inversores mantienen activos con grandes pérdidas en sus carteras durante años aunque dichos activos tengan muy pocas probabilidades de recuperarse.
Creemos que los inversores individuales podrían reducir la brecha de rendimiento frente a los inversores institucionales simplemente centrándose en tres aspectos de la gestión de carteras:
- Centrarse en la diversificación a través de inversiones alternativas. Todo el mundo sabe que la diversificación es clave en la administración de carteras. Pero la realidad es que pocas carteras están bien diversificadas en los bancos privados. Muchas carteras de clientes latinoamericanos están solo invertidas en acciones norteamericanas y bonos de mercados emergentes, lo cual es una estrategia que ha funcionado muy bien en los últimos tres años. Hay beneficios en tener exposición directa a activos específicos para reducir el coste de las comisiones de gestión; sin embargo es también primordial usar fondos para beneficiarse de la diversificación. De hecho, es más inteligente usar fondos en las siguientes clases de activos: bonos high yield, acciones preferentes, bonos catastróficos, acciones de baja capitalización y acciones de mercados emergentes. Creemos que la mayoría de las carteras deberían tener una exposición a activos alternativos. Se definen como alternativos los activos que tienen baja correlación con la renta variable y la renta fija. Son estrategias tales como: renta variable long/short, CTAs, Global Macro, Merger Arbitrage, inmobiliarias y renta variable privada. Añadir activos alternativos permite que la cartera sea más robusta durante las fases de corrección del mercado. En otros términos, reduce el riesgo a la baja.
- Centrarse en la correcta asignación por tipo de activo en vez de en la selección de activos. El segundo consejo es dejar de perder demasiado tiempo en la selección adecuada de activos individuales. Lo que importa es la asignación por tipo de activo, de donde vendrá la mayor parte del rendimiento de la cartera. Se debería implementar un enfoque top-down para determinar la correcta exposición a renta variable versus renta fija, a nivel regional y sectorial. De hecho, lo importante no es si se invierte en Facebook en lugar de Google, sino la exposición a tecnología frente a energía, ya que tecnología ha sido el sector con mejor comportamiento en los EE.UU. este año y energía el peor. Las acciones dentro del mismo sector tienden a estar altamente correlacionadas en general. Un error común de los inversores individuales es hacer lo contrario. Se centran en las ideas de compra/venta aplicando un enfoque bottom-up sin tener en cuenta la interconexión entre todas esas ideas. Aún peor, suelen acumular todas las ideas de compra/venta sin tener objetivos de rentabilidad específicos ni límites de pérdida. Si las ideas funcionan, venderán (la mayoría de las veces demasiado pronto). Y si las ideas no funcionan, mantendrán el activo hasta que recuperen sus pérdidas. Esto es una mala idea, ya que las rentabilidades se autocorrelacionan (después de una rentabilidad negativa, un activo tiene más probabilidades de bajar que de subir).
- No sobrerreaccionar tomando más riesgos de los que puede permitirse. Después de una corrección de mercado, algunos inversores individuales comienzan a sentirse nerviosos y prefieren vender sus posiciones, básicamente vendiendo en el peor momento. Esto sucede cuando tomaron más riesgos de los que podían permitirse. La pregunta más importante que los inversores deben poder contestar es cuánto pueden perder antes de comenzar a vender sus posiciones. Esta pregunta les permite saber realmente su capacidad de asumir pérdidas. Una vez que se cuantifique que lo máximo que se está dispuesto a perder es un 20% (por ejemplo), se puede gestionar la exposición al riesgo en consecuencia. Para gestionar el riesgo, se necesita reequilibrar la cartera de forma regular. Como la renta variable suele tender a superar a la renta fija, su peso en la cartera aumenta con el tiempo. El reequilibrio permite reajustar la cartera a las ponderaciones inicialmente propuestas.
Conclusión
Hemos visto que el dinero institucional tiende a tener un índice de referencia, lo que añade restricciones para la gestión de la cartera de inversión. Los inversores individuales, por otro lado, no tienen todas esas limitaciones. Al centrarse en la diversificación, la asignación de activos y la tolerancia al riesgo, pueden generar alfa y gestionar los riesgos de manera eficiente a largo plazo.
El equipo de asesoría de las Américas de la firma está compuesto por tres especialistas en los mercados de capitales. Con más de 15 años de experiencia en mercados globales que han adquirido en todo el mundo, están a su disposición para revisar su cartera de inversión y mejorar el perfil de riesgo/rentabilidad de su cartera.
Tribuna de Stephane Prigent, asesor de inversiones de Banco Crèdit Andorrà Panamá. Crèdit Andorrà Financial Group Research.