El riesgo de inflación es un impulsor de los precios de los bonos soberanos. En los últimos meses, los mercados han llegado a creer que los bancos centrales están perdiendo su anclas de inflación y que es poco probable que alcanzasen sus objetivos de nivel de precios en los próximos años. Con prácticamente todas las medidas de inflación en declive, ahora más de 13 billones de dólares en bonos presentan un rendimiento negativo como resultado.
Ahorraré para otro momento la explicación de por qué creemos que los tipos de interés permanecerán bajos por más tiempo (o quizá para siempre). En este artículo, me centraré en un área que sufre una inflación significativa, la carne de cerdo, y en una industria que creemos que podría estar en peligro.
Los precios de la carne de cerdo se han disparado aproximadamente en un 50% en los últimos meses, y esto ha atraído la atención de los analistas en las dos últimas reuniones semanales sobre sectores globales en MFS.
¿Qué es lo que ha ocurrido? Un brote de peste porcina africana
Si bien no es perjudicial para los humanos, la enfermedad mata a los cerdos en una semana. Desde el primer brote en China en agosto del año pasado, han surgido más de 100 brotes adicionales, junto con informes recientes de que la enfermedad se ha extendido a Corea del Norte y Vietnam. No hay cura, y las compañías farmacéuticas con las que MFS ha hablado sugieren que la vacuna para proteger a los cerdos contra esta enfermedad está a tres o cuatro años de completar su desarrollo.
China es el mayor productor de cerdo del mundo y, hasta ahora, un tercio de la población de cerdos de China ha sucumbido. Esto representa más de la mitad de la producción mundial de carne porcina. Una vez conseguida erradicar la enfermedad, es probable que tome entre dos y tres años reactivar la producción.
El impacto potencial en el suministro mundial de carne de cerdo es material. Nunca hemos visto una escasez potencial de proteínas de este tamaño. Por lo que podemos esperar, no solo un aumento en los precios de la carne porcina, sino en otras proteínas, como la carne de res o de pollo, conforme los consumidores sustituyen la carne de cerdo por otras carnes. Desafortunadamente, este no es el tipo de inflación que los bancos centrales han estado intentando diseñar para luchar contra las consecuencias deflacionarias de la crisis financiera global.
¿Quién está en riesgo?
En los últimos años, los restaurantes han sido capaces de aumentar los precios para cubrir el aumento de los costes laborales y los precios de las materias primas. El gráfico ilustra el incremento cada vez mayor de la brecha entre los costes de los alimentos consumidos fuera del hogar con los costes de los alimentos consumidos en el hogar.
La brecha entre estos los dos se ha disparado a niveles anormales y puede explicar por qué nuestros analistas han notado un descenso en el tráfico de todas las categorías de restaurantes en los últimos 12 meses. Mientras que salir a comer fuera puede que no sea prohibitivo para la base de consumidores que trabaja a tiempo completo, el consumidor con cierta conciencia de los precios puede que vea mayor valor en comer en casa. Consecuentemente, es posible las futuras subidas de precio por parte de los restaurantes ya no estén en el menú.
Presión en los márgenes
En el largo plazo, solo hay cuatro cuestiones que importan en los precios de los activos: unidades, precios, margen y beneficios. Si la producción de unidades se ha vuelto negativa y los precios han alcanzado su punto máximo, ¿qué pasará con los márgenes de los restaurantes y con los beneficios si la peste porcina africana empeora? Los márgenes se verán probablemente presionados. Sin embargo, en lugar de simplemente evitar los restaurantes, los inversores pueden considerar categorías con una menor exposición al precios de las proteínas, como los vendedores de café, que pueden tener una mejor oportunidad de mantener sus márgenes.
A los economistas les encanta citar a Milton Friedman, que una vez dijo “la inflación está en todas partes y es siempre un fenómeno monetario”. Pero ¿lo es realmente? A mí me parece que la inflación es una función tanto de los fundamentales de la empresa y de la industria como de las políticas monetarias. Tomemos, por ejemplo, la última década donde los efectos desinflacionistas de la tecnología han sido increíbles.
Estas son las cuestiones que discutimos, debatimos y desafiamos una y otra vez en nuestras reuniones sectoriales, nos preguntamos quién tiene poder de fijación de precios y quién no. Creo que mostrar una mayor atención a la actividad de una empresa y a cómo desempeña su actividad es una forma mejor de invertir que buscar datos macroeconómicos en tablas y gráficos y centrarse en los discursos del banco central.
Columna de Robert M. Almeida, estratega de inversiones en MFS Investment Management.
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