Las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 se han visto alteradas por una serie de acontecimientos políticos ocurridos en las últimas semanas. He aquí un breve repaso a cómo abordaría cualquiera de los dos gobiernos estos retos y sus posibles repercusiones en la estabilidad geopolítica, la política de seguridad nacional estadounidense y los mercados. La vicepresidenta Kamala Harris ha asumido un importante papel en la política exterior de la administración Biden. En casi todos los ámbitos, la posición de la vicepresidenta en materia de política exterior se asemeja mucho a las del presidente Biden. Así pues, en lo que respecta a una posible política exterior de la administración Harris, deberíamos esperar «más de lo mismo» y una continuidad de enfoque y en el personal.
Esto significa seguir centrándose en la protección y promoción de sectores estratégicos en industrias críticas para la competencia de grandes potencias con China, como la inteligencia artificial, la cuántica, la biotecnología y otras (Harris, en particular, ha sido partidaria de los controles de exportación estadounidenses y de las restricciones a la inversión exterior en semiconductores avanzados). También significa seguir centrándose en profundizar las relaciones con los aliados de EE.UU. tanto en el ámbito económico como en el de la seguridad nacional, incluido el apoyo continuo de EE.UU. a Ucrania y Taiwán, y el aumento de la confianza en la OTAN y otras organizaciones o iniciativas multilaterales. Su elección de Tim Walz como su compañero de campaña podría ser un factor diferenciado in las relaciones con China, ya que Walz – aunque muy crítico con el Partido Comunista Chino – tiene una fuerte relación personal con el país y su cultura.
Trump: Es probable que la política refleje un enfoque similar al de su primera administración
En resumen, esperaría una política exterior estadounidense más transaccional, similar a la que vimos durante la primera administración del presidente Donald Trump, en particular con respecto a Ucrania y Rusia, e incluyendo a Taiwán.
El comercio también marcaría probablemente la política exterior estadounidense en una segunda administración Trump. La promesa del anterior presidente de imponer importantes aranceles comerciales a China -así como a algunos aliados de EE. UU. en Europa y el Indo-Pacífico- sería probablemente una característica clave del enfoque de Trump 2.0 hacia el mundo y casi con toda seguridad añadiría nuevas tensiones a las relaciones entre EE. UU. y China, así como nuevas fricciones con los aliados tradicionales de EE. UU.
Consecuencias para la inversión: Más ganadores y perdedores en la «nueva era» independientemente de la política
Independientemente del resultado de noviembre y de las diferentes prioridades políticas de la vicepresidenta Harris y del expresidente Trump, el entorno geopolítico mundial seguirá siendo desafiante, probablemente durante los próximos años. En un entorno de seguridad nacional tan incierto, los líderes estadounidenses y otros responsables políticos de todo el mundo seguirán haciendo hincapié en la seguridad nacional, a menudo a expensas de la eficiencia económica.
Por lo tanto, los inversores deberían prepararse para un contexto muy diferente al de épocas anteriores, que incluye un proteccionismo selectivo como nueva normalidad, una probabilidad creciente de inflación y tipos de interés estructuralmente más altos, ciclos macroeconómicos más diferenciados y un crecimiento mundial inferior al que vimos durante el periodo de «ricitos de oro» de la globalización.