El conflicto comercial entre China y Estados Unidos ha afectado a la actividad manufacturera en todo el mundo, y Europa se ha visto atrapada en medio. La actividad de las fábricas se ha ido ralentizando en las principales economías, lo que ha provocado dudas en las compañías a la hora de invertir.
Esta situación se ha sentido especialmente en Europa, que se muestra muy dependiente del comercio internacional. El sector automovilístico alemán, por ejemplo, se ha visto particularmente afectado. Irónicamente, en Estados Unidos, donde las exportaciones y la actividad manufacturera representan en torno al 12% de la producción económica (1), el impacto ha sido menor.
¿Tendremos entonces una recesión? En Estados Unidos estamos viendo dos economías. A pesar de la debilidad de la actividad manufacturera, los fundamentales de consumo se han mostrado sólidos. Si la situación se mantiene como hasta ahora, no creo que entremos en recesión el año que viene.
La tasa de desempleo estadounidense se mantiene por debajo del 4% (2), el crecimiento salarial continúa siendo sólido y el consumo es positivo. La demanda interna también se ha mantenido razonablemente sólida en Europa y China. Aun en el caso de que el comercio continúe afectando a la economía, los inversores deben recordar que las buenas compañías son flexibles y pueden adaptarse a las nuevas circunstancias.
Fuente: FactSet, Markit, Refinitiv Datastream. Índice de gerentes de compras (PMI) a 30 noviembre 2019. Ventas minoristas a 30 septiembre 2019.
1. Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos y Banco de la Reserva Federal de San Luis, a 30 septiembre 2019.
2. Oficina de Estadísticas del Mercado Laboral de Estados Unidos, octubre 2019.
Tribuna de Darrell Spence, economista de Capital Group, y Alan Berro, gestor de Capital Group.