Los fondos de inversión han servido su propósito desde que se creó el primero en Los Países Bajos en 1774 y, si bien han cambiado, necesitan un toque extra para que puedan trascender un poco más. Este modesto modificador es claramente la tecnología, y hablaré en este espacio de las diferentes ventajas y aplicaciones que ésta puede tener en el mundo de los fondos de inversión.
Democratizando
En todas las industrias que han sido tocadas por la tecnología, la democratización —derivada de la reducción de costos— ha sido de los primeros beneficios. Este tipo de prerrogativa es especialmente importante en la industria financiera, incluidos los fondos de inversión. Siendo México un país en el que tan solo el 30% de las personas invierte, es importante y necesario facilitar el acceso a vehículos de inversión como los fondos de inversión.
Reducir las barreras de entrada y las comisiones será uno de los primeros pasos en los que la tecnología ayudará al país y a todos los mexicanos. Es bien sabido que los montos de apertura de contrato eran muy altos, siendo 100.000 pesos mexicanos el promedio entre las operadoras. Hoy en día, hay muchas opciones que empiezan desde 10.000, beneficiando a un gran número de personas. Esta reducción y beneficio a las personas no es más que un síntoma de lo que la tecnología implica para las empresas. La posibilidad de utilizar código abierto y tener una base de programadores revisando y mejorando cada línea reduce altos costos y robustece el ecosistema, creando un círculo virtuoso.
Complementando
Desde el principio de los tiempos, la tecnología ha sido vista como el enemigo del humano, la eterna suplente de las personas. Conforme la tecnología se ha ido desarrollando, hemos visto que ha sido un miedo infundado y, sobretodo, dañino. La tecnología ha servido como una herramienta de progreso para el ser humano, pero a fin de cuentas a nuestra merced. Así como un martillo es inútil sin alguien que agarre el mango y lo utilice con un fin para el que es apto, la tecnología se hace inútil si le quitamos el factor humano. Nadie entiende a una persona como lo hace otra persona, y es algo que no se puede dejar pasar.
Transparentando (Rindiendo cuentas, enseñando…)
Las finanzas tienen un estigma. Las persiguen adjetivos calificativos como «difíciles» y «confusas» entre muchos otros. Esto se ha debido a la sofisticación a la que hemos apelado a la hora de crear instrumentos financieros, estrategias para tener ganancias extraordinarias e incluso el arquetipo de lo que significa ser un verdadero «Lobo de Wall Street».
La tecnología —el internet en específico— ha permitido la masificación de la información, y si bien esto ha resultado en poligamia informática, es una gran oportunidad para enseñar a más personas sobre finanzas: qué son y cómo funcionan.
Asimismo, el que las personas tengan la posibilidad de acceder a sus saldos en cualquier instante desde cualquier lugar es algo sin precedentes. Ya no se tiene que esperar al estado de cuenta mensual, simplemente se necesita llevar la mano al bolsillo, desbloquear el celular y al alcance de un dedo se tienen los rendimientos diarios y el saldo al día.
Optimizando
Si algo he visto de primera mano que ha facilitado la tecnología, es la optimización de procesos anticuados y burocráticos. Esta optimización es la que ha llevado a la reducción de costos previamente mencionada. Reduciendo tiempos de espera en la apertura de contratos, en ejecución de órdenes y en resolución de dudas, es definitivo que la tecnología ha ayudado a muchas empresas financieras a reinventarse.
Un punto que no se debe de descuidar cuando se habla de tecnología —y que ha afectado a diversa empresas de base tecnológica— es la regulación. Siendo la tecnología tan cambiante, las leyes tienen que empezar a modificarse para cubrir escenarios que antes no estaban considerados. Está en puerta la Ley Fintech (Ley de Tecnología Financiera) la cual esperamos facilite la adopción de tecnología de alto nivel, y nos permita seguir mejorando la experiencia de inversión para las personas y la seguridad para las empresas y el país.
Sigamos la conversación
La tecnología avanza cada día, y no podemos ser ajenos a ella. Platiquemos más sobre más ejemplos y los beneficios tangibles. Es momento de abordar la conversación. Es momento de renovarse o morir.
Aprovechemos la tecnología, pero sin descuidar —y mucho menos sustituir— a las tan valiosas personas.
Columna de Luis Kentzler, product manager de GBMfondos