Tras nuestro artículo sobre resultados del primer trimestre 2020 de los bancos, los resultados del segundo trimestre confirman que la COVID-19 es un problema más relacionado con los beneficios que con el balance de situación. Dada la mayor visibilidad sobre las perspectivas macro y la anticipación de muchos emisores para encarar los efectos derivados de la COVID-19, creemos que el sector ha alcanzado un punto de inflexión al haber absorbido casi todo el impacto negativo de la pandemia. Desde una perspectiva del crédito, la resistente solvencia del sector financiero y su capacidad para absorber los perjuicios del virus vía beneficios sigue siendo el pilar central de la visión optimista que albergamos sobre la deuda subordinada del sector. Los organismos reguladores también comparten esa visión, como muestra el reciente análisis del Banco Central Europeo (BCE) al recalcar la resiliencia del sector durante esta prueba de estrés de la vida real.
Beneficios de los bancos en el segundo trimestre: favorables a los bonistas
No cabe duda de que, si nos atenemos estrictamente a los beneficios, los resultados del segundo trimestre siguieron la ardua tendencia de los registrados en el trimestre anterior. La presión sobre los márgenes de intereses, las elevadas provisiones para fallidos préstamos y el deterioro puntual del fondo de comercio han creado presión en las ganancias generales, que solo han podido contrarrestar ciertos bancos gracias a otro trimestre récord de ingresos corporativos y de banca de inversión (CIB por sus siglas en inglés). El capital ha sido indiscutiblemente la gran baza positiva, alejado de los dolorosos titulares de la prensa. Hemos mantenido el mismo ejemplo de bancos en los Gráficos 1 y 2 que usamos en nuestro último artículo; el Gráfico 1 muestra que los coeficientes de capital de Tier1 de acciones ordinarias (CET1) se han recuperado y que el capital excedente continúa creciendo.
Aunque los bancos redujeron sus posiciones de capital en el primer trimestre debido a la inflación de activos ponderada por riesgo, el segundo trimestre vino marcado por una nueva ronda de relajación reguladora y de menores contratiempos por la mayor actividad de clientes que motivaron una recuperación de las ratios CET1 hasta alcanzar niveles previos a la COVID-19. Esto, unido a la moderación de los requisitos de capital aplicada durante el primer trimestre, ha permitido que excedente de capital siga aumentando. A modo de ejemplo, excedente de capital de Barclays se incrementó de 4.000 millones de GBP en diciembre de 2019 a 10.000 millones en junio de 2020 al aumentar el CET1 y moderarse los requisitos de capital durante el primer semestre.
Las provisiones para préstamos fallidos (LLP, por sus siglas en inglés) continuaron en el candelero después de que los bancos volvieran a ajustar sus expectativas macroeconómicas y complementasen las provisiones para los sectores afectados por la COVID-19. El coste del riesgo (provisiones para préstamos fallidos medido como porcentaje de los préstamos) se redujo ligeramente desde los niveles del primer trimestre de 2020 a alrededor del 1,1 % en términos anualizados, una tasa que sigue siendo alta. No obstante, en términos agregados, los beneficios de los bancos antes de provisiones (primera línea de defensa) siguen siendo suficientes para absorber los préstamos fallidos sin deteriorar las posiciones de capital excedente. Por otro lado, la previsión sobre préstamos fallidos para todo el ejercicio sugiere que los bancos se prepararon para encarar los efectos de la COVID-19 en el primer y segundo trimestre (al cubrir más de la mitad de las necesidades de provisiones del ejercicio), lo que debería aliviar los contratiempos en el transcurso del segundo semestre del año. Aunque los datos entrantes (PIB, desempleo) variaban de un banco a otro, en su conjunto, las hipótesis usadas resultaron acordes con las previsiones oficiales y el consenso del mercado, lo que otorga tranquilidad en las cifras de provisiones y el pronóstico de los bancos.
El análisis de vulnerabilidad llevado a cabo por el BCE muestra la capacidad de los bancos para soportar las pruebas de estrés de la vida real
Paralelamente, el BCE ha realizado un análisis de vulnerabilidad mediante un modelo que simula el posible impacto de la pandemia por COVID-19 en las posiciones de capital de los bancos. El escenario central (el más probable de acuerdo con el BCE) presupone que el PIB de la Eurozona caerá un 8,7 % en 2020, con una lenta recuperación hasta finales de 2022. En este caso, se estima que las posiciones de solvencia bancaria se mantendrán firmes en el 12,6 %, lo que supone un descenso del 1,9 % durante los ejercicios 2020-2022, comparado con la nivel de partida del 14,5 %, logrando así un considerable colchón para cumplir los requisitos de capital.
Este análisis presupone unas provisiones para préstamos fallidos del orden de 200.000 millones de EUR y unas pérdidas totales de 300.000 millones de euros (incluido el riesgo de crédito, de mercado y operativo) en un horizonte de tres años, que serán plenamente absorbidas por los beneficios generados antes de provisiones. En caso de deteriorarse la situación, los bancos europeos cuentan con un volumen de capital excedente superior a 350.000 millones de euros que podrían utilizar para absorber pérdidas adicionales inesperadas. Esto representa un mensaje inequívoco del BCE sobre la resiliencia del sector bancario europeo.
Los beneficios del primer semestre de las aseguradoras resisten, a pesar de los focos de debilidad
Los resultados de las aseguradoras correspondientes al primer semestre de 2020 (normalmente estas compañías informan de sus resultados con frecuencia semestral en vez de trimestral) también constataron la resistencia del sector. Aunque la solvencia media del sector ha disminuido comparado con el ejercicio fiscal 2019, se mantiene a niveles sólidos, al rozar casi el 200 % (respecto a alrededor del 215 % registrado en el ejercicio fiscal 2019), es decir, dos veces el nivel exigido, véase el Gráfico 3. El descenso se atribuye, en su mayoría, a los efectos del mercado, concretamente la caída de los tipos de interés y el retroceso de los activos de riesgo (renta variable, deuda privada, etc).
Observando las ganancias del sector, vemos que la rentabilidad media sobre recursos propios bajó de casi el 10% a algo más del 7% en el primer semestre del año, lo que refleja el menor impacto de la COVID-19 en los modelos de negocio de las aseguradoras en comparación con los bancos. No obstante, hubo varias líneas de negocio ajenas al ramo vida que se vieron muy afectadas, principalmente por interrupciones de la actividad y cancelaciones de eventos, aparte de otros efectos secundarios (por ejemplo, el aumento de la mortalidad), que también perjudicaron a las compañías de seguros de vida, aunque en menor grado. Como consecuencia de ello, algunas compañías de seguros o reaseguros comerciales no de vida acusaron efectos de mayor relieve que las entidades orientadas al sector minorista o aseguradoras diversificadas. Sin embargo, en conjunto, los niveles de rentabilidad operativa del sector se mantienen firmes en un contexto de mercado desafiante.
Perspectivas para el segundo semestre: la luz al final de túnel
Después de un complicado primer semestre del año, tanto los bancos como las aseguradoras han tomado medidas para prepararse al impacto de la COVID-19, que ha causado una presión bajista en la rentabilidad, más en los primeros que en los segundos. Aunque creemos que el segundo semestre probablemente continúe presentando retos en lo que se refiere a beneficios, prevemos que la presión se irá aliviando gradualmente al haberse alcanzado el punto de inflexión. Más importante aún, la solvencia del sector bancario y asegurador europeo se mantiene firme como una roca, lo que brinda una fuerte protección a los bonistas frente al riesgo de impago del cupón y el principal en deuda subordinada. Al ser esto último el principal aliciente para los titulares de bonos subordinados, esta ventaja favorece a esta clase de activos, cuyas valoraciones continúan siendo atractivas, en nuestra opinión. Creemos que el análisis de vulnerabilidad del BCE proporciona una tranquilidad adicional a los bonistas.
Columna de Romain Miginiac, responsable de research de Atlanticomnium, firma especializada en inversión en deuda corporativa que gestiona múltiples estrategias de GAM Investments.
Anotaciones:
1La muestra incluye UBS, Credit Suisse, Standard Chartered, HSBC, Deutsche Bank, Barclays y Banco Santander. Solo con fines ilustrativos.
2La muestra incluye M&G Plc, Generali, Aegon, Allianz, CNP, AXA, Phoenix, Scor, Aviva, Achmea, Ageas, Intesa Vita, Credit Agricole Assurances, Unipol Gruppo. Legal & General, Just Group, NN Group, Direct Line, Talanx, Munich Re, RSA Insurance Group, Admiral Group y Royal London. Solo con fines ilustrativos.
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