Desde principios de año, los mercados de valores han atravesado un período turbulento. Incluso antes de la COVID-19, los mercados estaban en alza, con el growth y la tecnología en cabeza. Después, llegó la crisis del COVID y asistimos al colapso más rápido de la historia de los mercados, seguido a su vez de la recuperación más vertiginosa.
Gran parte de este último movimiento se ha explicado como consecuencia de las extraordinarias medidas adoptadas por los bancos centrales, quienes se lanzaron a ofrecer liquidez con una intensidadsin precedentes. Pese a que esto explica la recuperación general de los mercados, no explica las distintas rotaciones que se han venido produciendo. Goldman Sachs monitoriza una serie de cestas de compañías expuestas a factor risks clave y, en el gráfico siguiente, se recogen las compañías que perdieron más momentum en los últimos 12 meses.
Desde los niveles mínimos de la caída, esta cesta repuntó un 140% con el pico de hace tres días (en la fecha en que se redactó el presente documento), y un +80% desde la corrección de mediados de mayo. Se trata de compañías que todo inversor con un enfoque fundamental rechazaría tener en cartera, mientras que los gestores de estrategias long-short posiblemente las tuvieran presentes entre sus posiciones cortas.
En menor medida, otras cestas registraron una evolución similar, como el value, y cestas con exposición al “healthcare risk”, formada por empresas que se beneficiarían de una recuperación del COVID-19 (aunque se estableció hace solo tres meses como una cesta que reflejara los riesgos ligados al COVID).
El análisis de estos cambios insólitos nos ha llevado al excepcional resurgir del inversor retail. A raíz del confinamiento, muchas personas han estado aburridas y buscando cosas que hacer en casa, ¿y qué mejor forma de conseguir una dosis de dopamina que realizar transacciones en los mercados?
Ha tenido lugar un gran aumento de aperturas de cuentas y de los niveles de transacciones bursátiles, como se refleja en estos dos gráficos. Con un promedio razonablemente constante de dos millones de transacciones al día a lo largo de los últimos cuatro años, las operaciones diarias se multiplicaron por más de tres hasta alcanzar los siete millones.
En las grandes plataformas online de EE. UU., subieron de manera considerable las aperturas de cuentas nuevas. Fidelity registró 1,2 millones de aperturas de cuentas nuevas en el período comprendido entre marzo y mayo de 2020, un +77% en términos interanuales. En el primer trimestre, TD Ameritrade tuvo un crecimiento del +249% en cuentas nuevas.
No obstante, quizás los datos más reveladores sean los de la plataforma Robinhood. A finales de 2019, Robinhood contaba con 10 millones de cuentas activas y, en el primer trimestre de 2020, registró un incremento interanual del 30% en aperturas de cuentas nuevas. La edad media de sus usuarios es de 31 años y este es un parámetro clave, ya que está emergiendo un nuevo estrato de la sociedad que, tradicionalmente, rehuía el mercado de valores, y sus integrantes tienen una forma muy distinta de invertir y realizar transacciones. Se guían por la amplificación que generan las redes sociales. Ya no se confía en personas trajeadas que debaten sobre las valoraciones en la CNBC; se trata, en cambio, de quién genera más ruido mediático y quién tiene el mayor número de seguidores.
A la cabeza de todas estas voces se encuentra el fundador de Barstool Sports, que ahora administra una cuenta de Twitter sobre inversiones intradía con más de 1,5 millones de seguidores: Davey the Day Trader, también conocido como Dave Portnoy. Su mensaje no contiene ni un dato haciendo referencia a las valoraciones bursatiles.
Estas nuevas voces del mercado se centran en ser la antítesis de los inversores tradicionales. En su opinión, si Warren Buffett ha vendido sus acciones de aerolíneas, entonces debe ser el momento de comprarlas. Este grupo de inversores ha pasado de concentrar sus adquisiciones en los ganadores del “quédate en casa” durante la caída del mercado a optar por oportunidades de recuperación denostadas, como las aerolíneas en dificultades o grupos en bancarrota , como por ejemplo, Hertz y Chesapeake Energy.
Parece que el desempleo, las tensiones comerciales, el malestar social, el riesgo ligado al COVID y las próximas elecciones estadounidenses no merecen ninguna atención y, desde luego, tampoco ningún descuento. Cuando Hertz se declaró en quiebra a finales de mayo y Carl Icahn se deshizo de su participación en la empresa a 72 centavos por acción, el rebaño de inversores intradía se apuró a adquirir acciones que, a continuación, superaron los 6 dólares en cuestión de días antes de asentarse en los 3 dólares.
El megáfono social era tan alto que, a principios de esta semana, los inversores se abalanzaron sobre la empresa china Fangdd debido a la creencia errónea de que era algún tipo de sociedad FANG (Facebook, Amazon, Netflix y Alphabet) con apalancamiento, para descubrir después que, en realidad, era una sociedad inmobiliaria de China. Las acciones se dispararon de 10 dólares a 40 dólares en un día, antes de caer bruscamente.
Esto nos recuerda al frenesí que supuso la burbuja puntocom en el año 2000. La situación está empezando a tener muchas de aquellas marcas distintivas, aunque hay una cantidad significativa de empresas growth de buena calidad que no son caras, de modo que el entorno es claramente diferente.
Además, la avalancha de dinero en sí constituye un argumento convincente para la compra continuada de renta variable. Independientemente de si se basa o no en los fundamentales (¿ha quedado obsoleta quizá la inversión fundamental?), ¿es esta la nueva era de la inversión social, más parecida a Las Vegas que a los mercados tradicionales?
Cabe recordar que los valores de renta variable son solo instrumentos de segunda mano y se pueden negociar a cualquier precio que alguien esté dispuesto a pagar. Hay muchos inversores más jóvenes hoy en día que valoran mucho el concepto o la temática que hay detrás de una compañía, como el caso de Tesla, que representa el paradigma del cambio a la electricidad y al transporte como servicio. Dado que el precio de las acciones de Tesla alcanzó los 1000 dólares esta semana y su valor de mercado, de 180 000 millones de dólares, se acerca al de Toyota (la mayor marca de automóviles del mundo), procuremos pasar por alto que Tesla fabricó solo 367.000 vehículos en 2019, en comparación con los 10,7 millones de Toyota.
Con el tiempo, y a medida que la avalancha de dinero se desvanezca, creemos que los fundamentales volverán a recuperar su sitio. Pero mientras tanto, para las estrategias que se rigen por un enfoque fundamental, debemos ser conscientes de esta fuerza nueva en juego. Esta semana, en un solo día, Apple negoció 1,2 millones de opciones, pero el open interest al final del día fue solo de 135.000. Esto supone una actividad intradía de 35.000 millones de dólares en un único nombre. Se trata de un factor de riesgo nuevo que se deberá tomar en consideración a la hora de crear carteras mientras estas fuerzas mantengan su solidez.
Mientras tanto, esperaré para abrir mi propia cuenta de Robinhood. Cuando trataba de recabar datos para este artículo, descubrí que tenía que registrarme para tener una cuenta. Esta es una captura de pantalla de Robinhood, del sitio web del Reino Unido. En la fecha de redacción del presente documento, soy el número 225 247 de la lista de espera, y ésta es solo del Reino Unido. Si esta no es la definición de burbuja, entonces no sé cuál es.
Columna de Mark Hawtin, director de inversiones en GAM Investments.
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