Imagine un helicóptero volando por encima, derramando billetes de mil dólares por todo su patio trasero. Esta es la imagen que me vino a la mente cuando leí sobre el «helicóptero de dinero», una propuesta alternativa a la expansión cuantitativa (QE) de los bancos centrales. Los titulares más recientes sobre este tema se han centrado en Japón. A medida que el Banco de Japón se aproxima a los límites prácticos de su compra de deuda pública, varios economistas han argumentado que podría ser el momento de considerar el helicóptero del dinero.
Resumiendo, el helicóptero de dinero es una transferencia directa del dinero para aumentar artificialmente la inflación en una economía que funciona substancialmente por debajo de su potencial. Hasta ahora, el QE convencional del Banco de Japón no ha logrado la meta de inflación del 2%. De acuerdo con un documento de la Fed de St. Louis, esto podría deberse a las expectativas y a la disminución de la credibilidad de la política monetaria. Dado que el helicóptero de dinero es gratuito y nunca tiene que ser reembolsado, este enfoque podría tener mejores oportunidades para que Japón alcance sus metas de inflación.
Una forma de helicóptero de dinero que la emisión de un bono perpetuo de con cupón cero (sin vencimiento) por el Ministerio de Hacienda al Banco de Japón. El Banco de Japón «imprime dinero» a través de un crédito electrónico de efectivo en su balance, y utiliza el efectivo para comprar los bonos. Debido a que los bonos no pagan ningún cupón ni principal, el Ministerio de Hacienda nunca tendría que devolver el dinero.
¿Para siempre?
Con este dinero gratis, el gobierno debería ser capaz de embarcarse en el programa de obras públicas más ambicioso de la historia que contrate gente para mejorar las carreteras, por ejemplo, o simplemente deposite el dinero directamente en las cuentas bancarias de sus ciudadanos.
Pero una vez que esto sucede, ¿cómo podremos desenganchar a la gente del dinero gratis? ¿Se puede poner en marcha este programa de forma gradual? ¿Qué pasa si el Banco de Japón gestiona las expectativas declarando explícitamente que este sería un «evento único que nunca se repetirá»? ¿Conducir esto realmente a un aumento gradual de la inflación, al crecimiento de los salarios, a una leve depreciación del yen y al crecimiento del PIB nominal?
La evidencia empírica es variada en este caso.La experiencia histórica bien documentada de Alemania en 1923, Hungría en 1946 y, más recientemente, Zimbabwe en 2008 fueron desastrosas. A riesgo de una simplificación excesiva, el tono de las políticas que emprendieron estos países resulto un drástico aumento de la oferta monetaria, que dio lugar a la hiperinflación y a la devaluación de la moneda, y terminó en una gran recesión económica y una crisis política.
Sin embargo, otras pruebas históricas menos conocidas apuntan a una conclusión opuesta. Un estudio reciente del Levy Economic Institute sobre la economía canadiense entre 1935 y 1975 concluyó que la monetización permanente de la deuda, sin la intención de devolverla posteriormente, no produjo hiperinflación o una inflación excepcionalmente alta. El enorme aumento de la oferta monetaria y del crédito generado por el banco central canadiense fue absorbido por una amplia expansión de la producción industrial y el empleo.
En definitiva, no sabemos si el helicóptero de dinero funcionará. La evidencia histórica ha sido mixta, con casos de éxito y fracaso. Aunque esta herramienta sigue teniendo muy bajas probabilidades de ser implementada, no debería sorprendernos si se consigue poner en marcha algún tipo similar. El gobernador del Banco Central de Japón, Haruhiko Kuroda, es conocido por sorprender al mercado, como lo hizo cuando introdujo las tasas de interés negativas varios días después de señalar lo contrario. Sería ciertamente un experimento audaz del que el resto del mundo desarrollado podría aprender.
Teresa Kong es portfolio manager de Matthews Asia.