La esencia misma de la palabra ‘frontera’ evoca la idea de estar al filo: la frontera salvaje, la última frontera, la nueva frontera, el límite de la civilización. De hecho, para estar ahí como inversor se necesita, como diría el capitán Kirk de Star Trek: “to boldly go”, es decir, ir con osadía o atrevimiento.
No es sorprendente que los mercados frontera hayan captado la atención de muchos invasores durante los últimos años, dadas sus perspectivas de mayores retornos en comparación con mercados emergentes más tradicionales y desde luego, con los mercados desarrollados, al tiempo que mantenían su baja correlación con los mercados más maduros y con otros activos de riesgo.
Durante un tiempo, los mercados frontera se consideraron una historia con una única dimensión: crecimiento espoleado por la abundancia de recursos naturales. Y es cierto que la demanda sostenida de materias primas por parte de mercados en desarrollo como China e India han ayudado a estas economías frontera ricas en recursos.
Pero además, la mejora de medidas macroeconómicas, una mayor estabilidad política, la toma de decisiones más informadas y la creación de instituciones independientes (políticamente) bien manejadas, han ayudado al desarrollo de naciones que no son ricas en recursos naturales. Tanzania, por ejemplo, acometió reformas estructurales generalizadas en los años 90 mejorando su economía interna y promoviendo la llegada de capital extranjero.
En muchos casos, se ha conseguido obtener crecimiento sin recalentamiento. En general vemos inflaciones contenidas, tipos de cambio estables y niveles de deuda pública y externa en receso.
Actualmente el crecimiento también se apoya en una población joven y en crecimiento, provocando que la fuerza laboral de los mercados frontera crezca más deprisa que la población que depende de ella. Así, se liberan recursos que se destinan a invertir en desarrollo económico. Este fenómeno, conocido como “dividendo demográfico”, puede contribuir a mejorar la renta per cápita, el consumo interno y a un crecimiento sostenible. En combinación con las mejoras en infraestructuras básicas como carreteras, ferrocarriles, plantas de generación eléctrica y aeropuertos, se consigue una normalización de la función productiva y la asignación eficaz de la fuerza laboral, el transporte de bienes y en general, la actividad empresarial.
Como oportunidad de inversión, los mercados frontera suelen asociarse con la renta variable, gracias al lanzamiento de varios índices frontera de renta variable desde 2007. En renta fija, el universo de los mercados frontera también cuenta con una pequeña base de inversores que se ha visto ampliada tras el lanzamiento del índice de bonos en moneda fuerte JP Morgan NEXGEM en diciembre de 2011. A medida que avance el tiempo, creemos que el universo de renta fija de los mercados frontera ganará atractivo a medida que mejora la liquidez y se reducen las primas de riesgo, de forma similar a lo que se ha visto en los principales mercados emergentes durante las últimas décadas.
Consideramos esencial que los inversores se acerquen a los mercados frontera con un enfoque pragmático. Por cada tres o cuatro ejemplos de mercados frontera que muestran una mejora económica y política, nos encontramos con uno que apenas avanza, o incluso empeora. Aunque en nuestra opinión, éstos son cada vez más minoritarios. Sin embargo, como existen es esencial que la inversión se haga tras un cuidadoso análisis de los riesgos.
El caso de invertir en mercados frontera va más allá de la búsqueda de mayores retornos y menor correlación con otros activos de riesgo. Profundizando, se observa cómo los mercados frontera se apoyan en mejoras de instituciones y políticas públicas, una población en edad laboral boyante y la inversión en infraestructuras clave. No cabe duda de que las economías frontera necesitarán tiempo para alcanzar a países más desarrollados pero creemos que el inversor paciente se beneficiará a medio y largo plazo.
Columna de opinión de Kevin Daly, gestor de inversiones senior de Deuda de Mercados Emergentes de Aberdeen Asset Management