Antes de profundizar en las oportunidades de ingresos, es fundamental abordar la situación actual de la inflación, ya que sigue siendo un tema central para los mercados. En el último año, se han logrado avances significativos en la gestión de las tasas de inflación. El índice subyacente de gastos en consumo personal (PCE), el indicador de inflación preferido de la Reserva Federal (Fed), ha descendido desde su máximo del 5,6 % a principios de 2022 hasta aproximadamente el 2,6 % actual. Aunque se esperaban avances iniciales en la reducción de la inflación, los últimos pasos para lograr el objetivo de la Fed están resultando difíciles. Esta dificultad ha provocado fluctuaciones en el mercado y ajustes en las expectativas sobre las tasas de interés y el calendario de rebajas de tasas de la Fed.
Es importante recordar que la Fed funciona con un doble mandato: garantizar la estabilidad de los precios mediante objetivos de inflación y fomentar el máximo empleo. El mercado laboral está volviendo poco a poco a lo que nos parece una situación más normalizada. En 2023, la tasa de desempleo apenas fluctuó, pasando del 3,5 % al 3,7 %. Sin embargo, en el primer semestre de 2024 aumentó de forma más significativas, al alcanzar el 4,1 % en junio. Otros indicadores, como las vacantes de empleo, las tasas de abandono y la confianza de los consumidores, han vuelto prácticamente a los niveles de antes de la pandemia. Es probable que estos signos tranquilicen a la Fed, ya que las perturbaciones del mercado laboral ocasionadas por la COVID-19 están remitiendo.
Las expectativas de rebajas de las tasas de interés han cambiado drásticamente en los últimos 6 a 9 meses. Al final de 2023, los mercados preveían una serie de rebajas de tasas en 2024. Sin embargo, al ralentizarse la desinflación, estas expectativas se ajustaron. Hace unos meses, el mercado de futuros preveía una única rebaja de tasas para 2024. La reciente evolución de la inflación y el deterioro del mercado laboral han vuelto a alterar estas perspectivas. Cabe destacar que el paso de la Fed del endurecimiento a la relajación no tiene por qué ser inmediato. Podría haber un cambio gradual hacia una postura más neutral o normal, a medida que el crecimiento del producto interior bruto se ralentice, las condiciones del mercado laboral se suavicen aún más y los objetivos de inflación casi se alcancen. Esto prepara el escenario para 4-6 posibles rebajas de tasas en la primera mitad de 2025. Prevemos que la normalización de la política de la Fed será beneficiosa para las apuestas más sensibles a las tasas dentro de los mercados de renta variable y de renta fija.
Las expectativas sobre las tasas de interés han influido en la dinámica del mercado. En un entorno de tasas ajustadas con una economía en desaceleración, las empresas que han registrado un crecimiento constante han obtenido una rentabilidad superior. Esta tendencia ha dado lugar a un mercado de renta variable más estrecho, dominado por unos pocos valores de crecimiento de gran capitalización, a menudo denominados los «Siete Magníficos» (Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla). Sin embargo, con las menores probabilidades de recesión en EE. UU. comparado con el año pasado, podría haber un liderazgo más amplio del mercado en varios sectores. Alrededor del 40 % de las empresas del S&P 500 cotizan actualmente más de un 10 % por debajo de sus máximos recientes1, lo que pone de relieve las oportunidades de diversificación sectorial en los sectores financiero, tecnológico, energético, de salud y de suministros públicos. También observamos potencial de diversificación mediante acciones ordinarias, convertibles y otras inversiones híbridas en renta variable.
La temporada de publicación de resultados del segundo trimestre ya ha empezado y el listón está muy alto. Por lo que respecta a la inversión en renta variable, seguiremos atentos a los beneficios y las expectativas de cara al futuro. Vemos un cierto conflicto entre la desaceleración del crecimiento, la aparente prudencia de la Fed a la hora de normalizar y rebajar las tasas de interés, y las expectativas de beneficios tan sólidas que tienen muchos analistas.
Los últimos 12 a 18 meses ofrecieron niveles de rendimiento, niveles de diferenciales y precios globales de los valores investment grade bastante atractivos. En muchos casos, las oportunidades de rendimiento fueron las más atractivas para la renta fija de alta calidad que hemos visto en los últimos 10 o incluso 15 años, en el período en el que las tasas de interés ha sido mucho más bajos en general, cerca del límite inferior de cero. Estas oportunidades atractivas se encontraban sobre todo en el crédito corporativo, en particular los bonos corporativos investment grade y los bonos corporativos high yield.
Pero durante el último año más o menos, los rendimientos han caído. Hemos observado cómo los diferenciales se reducían de forma bastante drástica dentro del crédito corporativo. En nuestra opinión, el mercado ha vuelto una vez más a una postura de valor más razonable.
Si las tasas de interés cayeran gradualmente a lo largo de la curva de rendimientos, esto nos seguiría pareciendo positivo desde el punto de vista de la inversión. Pero, en nuestra opinión, el atractivo real del valor relativo no es tan convincente ahora como lo ha sido durante la mayor parte de los últimos 12 a 18 meses.
Dicho esto, la exposición al crédito sigue nos sigue interesando; las empresas investment grade y high yield continúan generando rendimientos que siguen siendo bastante atractivos. Sin embargo, ahora somos más selectivos. Queremos asegurarnos de que nos compensa adecuadamente el riesgo cada vez mayor que asumimos, especialmente en una fase en la que creemos que es razonable suponer que habrá una moderación o desaceleración del crecimiento económico. Muchas empresas del high yield se comportaron bien en el entorno de bajas tasas del pasado y ahora afrontan vencimientos y la perspectiva de refinanciar la deuda a tasas mucho más altas. Por tanto, vamos a ser un poco más selectivos y prudentes cono respecto a ellos.
Ante la posibilidad de que el crecimiento económico de EE. UU. se desacelere y acontecimientos importantes como las próximas elecciones presidenciales, nos parece fundamental adoptar una estrategia de inversión flexible. Nuestro enfoque equilibra la renta variable y la renta fija, ajustándose de forma dinámica en función de las condiciones del mercado y las oportunidades de ingresos. Esta estrategia ágil resulta crucial para sortear la posible volatilidad y beneficiarse de las oportunidades de ingresos en tiempos inciertos. Además, cuenta con un track record demostrado, ya que el Franklin Income Investors celebra este año su 25 aniversario de vida.
Tribuna de Edward Perks, director de inversiones de Franklin Income Investors.
Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital. Los bonos high yield de calificación baja están sujetos a una volatilidad de precios, una falta de liquidez y una posibilidad de impago mayores. Los valores de renta fija implican riesgos de tipo de interés, de crédito, de inflación y de reinversión, así como la posible pérdida del activo principal. A medida que suben las tasas de interés, el valor de los títulos de renta fija disminuye. Las variaciones de la calificación crediticia de un bono o de la calificación crediticia o solvencia financiera del garante, asegurador o emisor del bono pueden afectar a su valor. Los valores de renta variable están sujetos a fluctuaciones de precios y a posibles pérdidas de capital. Las inversiones internacionales están sujetas a riesgos especiales, entre los que se incluyen el riesgo de fluctuaciones cambiarias y de incertidumbre social, económica y política, los cuales podrían generar un aumento de la volatilidad. Estos riesgos son más acentuados en los mercados emergentes.