El sector alimentario se enfrenta a desafíos críticos y urgentes en términos de sostenibilidad y eficiencia. La demanda mundial de alimentos sigue en aumento, lo que ejerce una presión considerable sobre los recursos naturales y agrícolas del planeta. Además, el cambio climático amenaza la estabilidad de los sistemas de producción, y el desperdicio de alimentos se ha convertido en un problema global. Para satisfacer las necesidades de las futuras generaciones, proyectadas en alcanzar los 9,800 millones para el año 2050, hay que incrementar en un 70% la producción alimentaria en los próximos 30 años, minimizando al mismo tiempo el impacto ambiental.
Ante esta situación, es necesario replantear el modelo de producción actual adoptando enfoques innovadores que permitan transitar hacia un sistema más eficiente en términos ambientales, sociales y económicos. El desarrollo y la implementación de nuevas tecnologías disruptivas aplicadas a lo largo de toda la cadena de valor agroalimentaria ofrece la oportunidad de conjugar estas necesidades y transformarlas en una oportunidad, no solo para el planeta y las personas que lo habitan, sino también a nivel empresarial y económico.
De ahí que la revolución tecnológica en el sector alimentario, conocida también como «Foodtech», ha ganado un gran impulso en los últimos años. La inteligencia artificial, la biotecnología, la digitalización del campo y la agricultura de precisión son solo algunos ejemplos de las tecnologías que están conquistando rápidamente este sector, ofreciendo soluciones innovadoras a los desafíos mencionados anteriormente.
El sector Foodtech experimentó un impresionante crecimiento en inversión a lo largo de 2021, catapultando estas tecnologías a nuevas alturas y desatando una auténtica «fiebre» inversora, con rondas récord y una inversión total de 53.200 millones de dólares. El panorama actual, marcado por un contexto económico más cauteloso, revela datos muy interesantes que nos orientan hacia el rumbo que está tomando este sector y las nuevas oportunidades que se presentan.
El informe Global Agrifoodtech Investment Report 2023, elaborado por Agfunder y Temasek, pone de manifiesto que el sector ha recibido una inversión total de 29.600 millones de dólares en 2022, una disminución alineada con la tendencia general que ha afectado al venture capital en todos los sectores. Sin embargo, no debemos subestimar el potencial transformador que se está gestando en este ámbito. Si el motor inversor en 2021 había sido el segmento de Food Delivery, hay una nueva corriente inversora hacia las fases de producción primaria y transformación de los alimentos, con un gran interés hacia las tecnologías más conectadas con Climate Tech. La bioenergía, los biomateriales, la agricultura de precisión y los nuevos sistemas de cultivo han experimentado un crecimiento notable en este último año, captando el interés de inversores a escala global.
El informe State of European Tech de Atomico también respalda esta evolución, destacando como un 15% del capital invertido en empresas europeas en 2022 se destinó a compañías «Planet Positive». La acción climática ejerce claramente de locomotora, recibiendo una cantidad significativa de fondos, que se han visto multiplicado por cuatro en este año.
En resumen, la innovación tecnológica en el sector alimentario no solo mejora la eficiencia y la sostenibilidad, sino que también impulsa la rentabilidad al reducir costos operativos y aprovechar la creciente demanda global de alimentos saludables y sostenibles. Al abrazar la acción climática y adoptar soluciones innovadoras, estamos sembrando las semillas de un mundo sostenible y eficiente, donde la seguridad alimentaria, la conservación de los recursos naturales y el bienestar de las generaciones venideras son prioridades fundamentales.
Nos encontramos ante un sector que tiene un valor global actual de 13 billones de dólares, con una proyección de crecimiento que lo llevará a superar los 23 billones de dólares para el año 2050. A pesar de su inmenso potencial, resulta sorprendente que este mercado se encuentre aún rezagado en la adopción generalizada de las nuevas tecnologías, comparado con otros sectores. La oportunidad de ser partícipes del cambio y generar un impacto positivo en los ámbitos ambiental, social y económico está a la vista y esperando ser aprovechada.