Durante las últimas semanas, la Reserva Federal de EE.UU. ha esbozado sus planes para reducir el tamaño de su balance y ha subido el tipo de los fondos de la Fed 25 puntos básicos, el segundo movimiento de estas características en seis meses, y se esperan más. Las tensiones que se observan en el mercado laboral han llevado a la presidenta de la Fed Janet Yellen a adoptar un sesgo menos expansivo.
Combinada con el efecto Trump, la normalización de la política monetaria de la Fed ha provocado un desembarco en masa en los valores cíclicos del sector financiero, principalmente bancos. En cierta medida, este movimiento se ha realizado a expensas de las empresas especializadas en pagos y tecnologías financieras.
Las acciones del sector bancario se han revalorizado con fuerza, y con razón. Las subidas de los tipos de interés se traducen en mejoras de los márgenes de intermediación. Sin embargo, es cuestionable la salida de las fintech que ha traído consigo el movimiento reflacionista.
En mi opinión, se necesita un enfoque más equilibrado. El crecimiento cíclico de unos no niega necesariamente el crecimiento estructural de los otros
¿Demasiado grandes para cambiar?
Allí donde la crisis financiera suscitó la pregunta de si los gigantes bancarios eran «demasiado grandes para quebrar», las fintech están planteando si son «demasiado grandes para cambiar». Durante décadas, los grandes bancos han disfrutado de una defensa natural en forma de inercia de los clientes. Ello se ha debido a la escasa transparencia y la comodidad de los productos empaquetados, que les han permitido actuar como una «ventanilla única» para la contratación de servicios financieros.
Sin embargo, el desarrollo tecnológico, los nuevos marcos legales para mejorar la transparencia y el auge de los millennials, que están totalmente familiarizados con lo digital y ya utilizan proveedores de pagos no convencionales como Apple, Google, PayPal y Facebook, sugieren que la era de la banca «por inercia» podría estar tocando a su fin.
Las autoridades de varios territorios han aprobado políticas para fomentar una mayor competencia. Por ejemplo, la iniciativa Open Banking, que ha puesto en marcha la Autoridad de Competencia y Mercados del Reino Unido, se espera que cambie profundamente la forma en que los clientes interactúan con los bancos.
Esta iniciativa facilitará la difusión de los datos y dará más libertad a los clientes para adaptar los servicios bancarios. Casi con toda probabilidad, la práctica generalizada de empaquetar productos dejará de ser tan efectiva para los bancos, lo que tendrá consecuencias para la costumbre actual de emplear los productos de margen alto para subvencionar los de margen bajo.
Crecimiento meteórico de la inversión en fintech
Los grandes bancos suelen ser organizaciones complejas y muchos de ellos acumulan un gran déficit de inversión en las TI. Según un estudio elaborado por Redburn, los bancos de Norteamérica, Europa, Asia-Pacífico y Latinoamérica invirtieron 241.000 millones de dólares en infraestructura tecnológica el año pasado, pero solo una cuarta parte se destinó a innovación. Tres cuartas partes de esta cantidad se gastó en mantenimiento.
El imponente desafío al que se enfrentan los bancos tradicionales se sustancia en un dato: JP Morgan, el mayor banco del mundo por capitalización bursátil, gastó el año pasado alrededor de 3.000 millones de dólares en TI, mientras que Google y Amazon gastaron 14.000 y 16.000 millones de dólares, respectivamente, en I+D. No es una comparación directa, pero sí tiene valor simbólico.
Un dato destacado es que el crecimiento de la inversión en tecnologías financieras ha explotado, pasando de 5.500 millones de dólares en 2005 a más de 100.000 millones en la actualidad
Los avances más interesantes en las fintech están produciéndose en China, donde los gigantes tecnológicos como Alibaba (comercio electrónico), Tencent (mensajería) y Baidu (motor de búsqueda) cuentan con grandes negocios de pagos digitales. Su dimensión es extraordinaria: Alipay, por ejemplo, posee una base de clientes en la región que llega a los 400 millones de personas. Lo que está ocurriendo en China constituye un toque de atención para los bancos occidentales, donde los factores culturales son un obstáculo clave para la innovación.
Los grandes impedimentos para la innovación en los bancos occidentales
Fuente: Redburn, There Will be Blood: Technology Eroding Financial Services, mayo de 2017
Posicionamiento actual
Como todas las innovaciones, las fintech no son inmunes a periodos de masificación, en lo que respecta a la inversión, o de efervescencia, en lo que a expectativas bursátiles se refiere. Sin embargo, en mi opinión sigue habiendo un buen puñado de negocios con precios razonables que ofrecen exposición a esta área de rápido crecimiento. Los fondos de Jupiter que invierten en el sector financiero están expuestos a esta temática a través de empresas como Temenos, que es un líder mundial en soluciones bancarias, y empresas de pagos digitales como PayPal y Global Payments, así como empresas de tarjetas de crédito tradicionales como Visa y Mastercard. Estas empresas ofrecen exposición a las inversiones en TI que tanto necesitan los bancos, así como a la transición estructural general hacia una sociedad sin dinero en efectivo.
Eso no significa que estemos evitando los motores cíclicos actuales. Los fondos del sector financiero que gestiono tienen invertido alrededor del 40% de su patrimonio en acciones de bancos. Esta exposición es selectiva y mantengo mi postura de no tratar de adivinar la trayectoria de los tipos de interés y la agenda de estímulos del presidente Trump. Los fondos tienen en cartera una combinación de valores del sector financiero, por ejemplo bancos defensivos, lo que engloba entidades bien capitalizadas con dividendos sólidos de los países nórdicos, Suiza y EE. UU. A través de estas posiciones, los fondos también están expuestos a las posibles subidas de los tipos de interés en EE. UU. y a la aceleración económica de Europa. Un factor importante es que las rentabilidades por dividendo de estas posiciones ofrecen una cobertura potencial frente al riesgo de decepciones económicas en EE. UU. o Europa.
Aunque la dirección de los tipos de interés es importante, conviene recordar que el sector financiero mundial ofrece oportunidades para invertir en una amplia selección de temáticas de crecimiento económico y estructural. El énfasis en la recuperación cíclica puede impulsar la actividad a corto plazo, pero creo que no sería sensato obviar las oportunidades que presentan los cambios estructurales que están ocurriendo en el sector.
Guy de Blonay es gestor del Jupiter Global Financials Fund de Jupiter AM