“¿Sabe usted lo único que me da placer? Ver los dividendos procedentes de mis inversiones”.
John Davison Rockefeller
Los fondos de inversión de temática de dividendo llevan unos años sin despertar el interés del mercado, a pesar de ser una de las más antiguas dentro del mundo de la gestión (si no la que más). La excelente evolución de los índices desde el año 2008, sobre todo los americanos, con unas volatilidades bajo control -salvo momentos puntuales como la pandemia o la guerra de Ucrania-, la irrupción de la inteligencia artificial y el fuerte impulso que ha dado a algunas empresas de crecimiento (las 7 magníficas en EE.UU. o las Granolas en Europa), las políticas monetarias de los bancos centrales o la cada vez mayor implantación de la gestión pasiva están detrás de esta falta de interés.
Si a lo anterior añadimos que a menudo se vincula a los fondos de dividendo, sobre todo en España y con parte de razón, con la inversión en empresas que operan en negocios decadentes, aburridos y destructores de valor, en el que la remuneración al accionista no compensa la bajada en cotización, ya tenemos el caldo de cultivo que explica la salida de patrimonio de este tipo de fondos en los 3 últimos años (21.000 millones de dólares).
Todos sabemos que los mercados tienen comportamientos pendulares, de “amor/odio”, en el que la psicología y las modas son componentes decisivos. Pero también coincidimos en que no todo es blanco o negro. Si echamos un vistazo a la cartera del inversor más famoso de nuestros tiempos, Warren Buffet, concluimos que sus excelentes rentabilidades son fruto de la combinación de empresas de crecimiento como Apple o Paramount Global o, en su día, Quiagen u Organon, con empresas que operan en mercados maduros y “aburridos” como Chevron, Bank of America, Kraft Heinz, Coca Cola u Occidental Petroleum, con unas rentabilidades por dividendo más que aceptables y con una capacidad de defraudar en resultados menor que en las empresas de crecimiento.
Esta, bajo nuestro punto de vista, es la clave a la hora de enfocar los fondos de dividendo: se erigen como una excelente alternativa para cubrir el espacio entre el mercado de bonos y las empresas de crecimiento de perfil más especulativo. O, dicho de otra manera, complementan (esta palabra es fundamental) perfectamente tanto a los inversores conservadores como a los más especulativos en tanto y en cuanto a estos últimos les ofrece una alternativa para descorrelacionarse del mercado y a los primeros les ofrece la posibilidad de obtener mayor rentabilidad asumiendo menores riesgos que en una inversión en renta variable al uso. De hecho, las estadísticas de los últimos 100 años demuestran que, en mercados bajistas, el comportamiento de las acciones de dividendo es mejor en un 69% de las ocasiones frente a aquellas que no pagan dividendo, mientras que en periodos alcistas, las primeras superan a las segundas en un 44% de las ocasiones.
Con todo, sí nos gustaría hacer algunas puntualizaciones acerca de los fondos de dividendo:
- Invertir en un fondo de dividendo no tiene por qué ser sinónimo de bajas rentabilidades, pero sí de menor volatilidad, como ha demostrado nuestro propio fondo, Finaccess Estrategia Dividendo. Empresas a lo largo y ancho de Europa o EE.UU han demostrado que son capaces de crear valor para el accionista a través de buenas revalorizaciones bursátiles y el pago de un dividendo más que razonable: Logista, Inditex, Iberdrola, Vidrala o Renta 4 en España, Munich Re, Schneider Electric, Axa, ASML, Stellantis, Danone o Total Energies en el resto de Europa y Coca Cola, PepsiCo, Metlife o American Express en EE.UU. constituyen algunos ejemplos. Es posible, e incluso deseable, combinar dentro de una estrategia de dividendo empresas de crecimiento que operan en mercados con fuertes potenciales (suelen tener dividendos más bajos, pero con capacidad para elevarlos en el medio/largo plazo) junto con otras de perfil más maduro, siendo todas ellas empresas de calidad, con balances saneados y dividendos sostenibles y/o crecientes.
- Relacionado con la última parte del punto anterior, creemos que el objetivo de este tipo de fondos no debe limitarse a invertir en valores con altas rentabilidades por dividendo, ya que es una variable retrospectiva y no implica, necesariamente, que ésta se repita en el futuro (tal y como hemos visto a lo largo de los años: recordemos el sector bancario y alguna gran teleco). También puede llevar a una concentración sectorial y de riesgo no deseada. Es aquí donde la gestión activa de fondos de dividendo es clave, dando un alto peso al análisis fundamental y con especial énfasis en la sostenibilidad de la remuneración al accionista y a la capacidad de generación de caja en el futuro. Otra variable que hemos de tener en cuenta son los programas de recompras de acciones (para su posterior amortización), que nos parecen una forma de creación de valor para el accionista más que interesante al implicar también un mensaje de confianza en la futura marcha de la empresa.
- Como llevamos comentando un tiempo, existe una gran cantidad de dinero embolsado en fondos monetarios y de renta fija. Tan solo en 2023, en España casi el 47% del total de patrimonio en fondos de inversión se encontraba invertido en fondos de renta fija (crecimiento del 31% en patrimonio en 2023), rentabilidad objetivo (+82,2% de crecimiento), monetarios (+99%) y garantizados (+14%). Creemos que, en algún momento, parte de esa gran liquidez que hay en el mercado acabará drenándose a la renta variable (la historia y las estadísticas así lo demuestran) y trasladándose, en un primer momento, a empresas con una buena rentabilidad con dividendo (paso lógico del inversor conservador que vuelva a la bolsa). Por cierto, y abrimos un paréntesis, tan solo un 0,9% del patrimonio en fondos de inversión en España está invertido en renta variable nacional. Triste y relevador dato.
Por último, unos datos para la reflexión:
- Desde el año 1926, el 32% de la rentabilidad total del Standard & Poor’s 500 ha venido vía dividendo, cifra nada desdeñable y que se dispara por encima del 50% en épocas de inestabilidad bursátil (insistimos en la excelente combinación de riesgo y rentabilidad de este tipo de fondos).
- Momentum: en las últimas tres décadas, las empresas de dividendo han mejorado en un 22,5% la rentabilidad del Standard & Poor’s 500 en los siguientes 12 meses a la última subida de tipos por parte de la Fed y recuerden que, a partir de ahora, empresas como Meta se ha unido a la moda del dividendo.
Tribuna de Alfonso de Gregorio, director de Inversiones en Finaccess Value